El 16 de febrero de 1981, Arne Cheyenne Johnson fue a comer a un bar de Connecticut junto con su hermana, Wanda; su prometida, Debbie Glatzel; la prima de su novia, Mary, y el jefe de su novia, Alan Bono, quien comenzó a beber en exceso.
Luego de la comida, ya fuera del restaurante, Bono, de 40 años, quería obligar a Mary, de 9 años, a que se quedara con él; Johnson enfureció y sacó una navaja de 13 centímetros y lo apuñaló en más de 20 ocasiones (varias de ellas cerca del pecho). Horas más tarde, el hombre falleció.
El caso conmocionó al pequeño pueblo donde ocurrieron los hechos, pues nunca antes había pasado algo similar. Era el primer asesinato en sus 193 años de historia.
Johnson, de 19 años, fue detenido por la policía a dos millas de los hechos; no obstante, el joven se declaró inocente y su defensa alegó ante las autoridades que se encontraba poseído por el diablo.
Sin embargo, el 24 de noviembre de 1981, el joven fue condenado por homicidio en primer grado; pero solo cumplió cinco años de la condena, la cual podía ser de hasta 20 años.
Esto será parte de lo que se puede presenciar en Juicio al diablo, un documental de una hora y 20 minutos que se encuentra disponible en Netflix desde este miércoles 18 de octubre.
La producción, dirigida por Chris Holt, describe y recrea cómo ocurrieron los hechos. Además, cuenta con testimonios sobre una supuesta posesión diabólica y un escalofriante asesinato, así como imágenes y audios reales ocurridos en aquella ocasión (incluido el de un exorcismo).
“El abogado de Johnson, Martin Minella, se vio obligado a utilizar la posesión demoníaca como coartada en el juicio, por primera vez en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, el juez de primera instancia rechazó la posesión demoníaca como una defensa aceptable, por lo que Minella pasó a alegar defensa propia”, dijo Holt en el podcast de Netflix You Can’t Make This Up, de Apple.
Si bien esta historia no es nueva y, de hecho, ha sido llevada al cine y a la televisión en varios ocasiones, esta es la primera vez que muchos de los sujetos directamente involucrados cuentan sus historias.
Un niño poseído
La familia Glatzel aseguraba que Johnson había sido obligado a asesinar a Bono por un demonio que, desde 1980, poseía a David Glatze, un niño de 11 años.
Todo comenzó mientras David barría el piso de la habitación del segundo piso del apartamento al que Debbie y Arne se habían mudado. El niño dijo que sintió una presencia extraña. Días después, el niño comenzó a experimentar incidentes en casa, lo que llevó a algunos miembros de la familia Glatzel a creer que estaba poseído por el diablo y trataron de conseguirle un exorcismo, pero no era un proceso tan sencillo.
“Cada año, cientos de exorcistas son entrenados en la Ciudad del Vaticano, y hay cientos de exorcistas en Estados Unidos. (La Iglesia Católica) cree que estas cosas existen: creen en la existencia del mal y de la posesión demoníaca. El problema es que le da muy mala prensa a la Iglesia, por lo que les gusta investigarlo lo más a fondo posible; recorriendo todos los caminos”, comentó Holt en el podcast de Netflix.
David fue examinado por un psiquiatra en ese momento y no había señales de nada fuera de lo común. Finalmente, la Iglesia envió a un cardenal a la casa de Glatzel para investigar. Además, la familia había recurrido a los demonólogos e investigadores paranormales Ed y Lorraine Warren, conocidos por su investigación sobre la aparición en Amityville, Long Island, varios años antes.
Según detalla el director del documental, cuando procedían a realizar el exorcismo, el niño comenzó a agitarse salvajemente y a gritar blasfemias. Fue entonces cuando Arne decidió intervenir. Durante el proceso, el demonio finalmente salió del cuerpo de David, pero supuestamente habría poseído el cuerpo de Johnson, quien meses más tarde asesinó a Bono.
“Arne se preocupó increíblemente por David; dijo que se puso azul y se estaba ahogando. Fue en ese momento que Arne agarró a David y supuestamente le dijo: ‘Deja al niño en paz. Vamos, llévame, llévame’. Lo que sucedió después fue algo llamado transmigración, donde, supuestamente, la entidad maligna puede dejar a la persona poseída y entrar en cualquier número de personas involucradas en el exorcismo. Podría ser el sacerdote, podría ser un miembro de la familia. Es simplemente a quien realmente decide aferrarse. Y como Arne había desafiado al demonio, fue por Arne”, explica Holt.
Y aunque para algunos parezca una historia falsa, Holt asegura que para poder llevar a cabo la producción se sentó a conversar “con David, Arne, Alan y Carl durante horas y sus historias nunca cambiaron”.
“Creo que me estaban diciendo la verdad, pero son sus interpretaciones de la verdad y no un hecho concreto. Pero ellos creyeron, y yo creí, que lo que decían es verdad”, finalizó el director Holt.