Con una vida tan pública, tan expuesta al escrutinio mediático durante tantos años, de David Beckham creíamos saberlo todo. Sin embargo, el más emblemático y famoso de los futbolistas que han vestido la camisa de Inglaterra aún tenía mucho por contar y no se guardó nada en Beckham, la serie documental de cuatro episodios que tomó por asalto Netflix.
Con una honestidad inusual en producciones sobre la vida de celebridades, los Beckham abren literalmente las puertas de su casa para mostrar su hoy, alternado con las memorias del ayer, de una época en la que David era una superestrella del fútbol y Victoria una superestrella del pop. El cómo su relación ha sobrevivido a la fama y las presiones externas es parte importantísima del documental, en el que también participan casi todas las personas que han sido influyentes en la vida del exfutbolista inglés, convertido ahora en exitoso hombre de negocios y líder del proyecto futbolero que tiene, finalmente, a Estados Unidos sumergido de cabeza en el mal llamado soccer: el Inter de Miami.
Sea que llegamos a la serie porque amamos el fútbol y sus intrigas o bien porque lo que nos atrae es la cultura pop y sus intrigas (o ambos), Beckham es imperdible, en la que todos los involucrados hablan con tal franqueza que casi se siente como una sesión de terapia para gente muy, muy famosa.
Estas son 10 de las jugadas más notables de la producción, la cual es dirigida por el cineasta y actor estadounidense Fisher Stevens, a quien quizás mejor ubiquemos como Hugo, el servil encargado de comunicaciones de la aclamada serie Succession.
Y bueno, spoilers...
1. Golazo
Por más que se le recuerde como rostro y modelo de marcas de lujo, David Beckham fue por encima de todo un extraordinario futbolista, un legítimo crack al que siempre fue un gusto ver en la cancha. Sus golazos de tiro libre, sus pases de asistencia precisos que ya eran el 80% del gol, su testarudez para no dar una bola por perdida... todo eso queda bien documentado en la serie, en la que se repasan muchas de las jugadas de fantasía que el rubio protagonizó en canchas de toda Europa.
Además, Beckham tiene amigos igual de famosos que él, por lo que el reparto de entrevistados casi que parece un álbum Panini de 1998: Éric Cantona, Roberto Carlos, Ronaldo (el que no juega de vivo), Rio Ferdinand, Paul Scholes, Paul Ince, Roy Keane, Luís Figo, Diego Simeone, Landon Donovan, Míchel Salgado y Ole Gunnar Solskjaer, así como los entrenadores y dirigentes que trabajaron con Becks (sir Alex Ferguson, Florentino Pérez, Fabio Capello, Carlos Queiroz, Tim Leiweke).
Puntos extra a la participación de Gary Neville, compinche de Beckham tanto en el United como en la Selección inglesa y uno de sus mejores amigos, quien con dosis de adecuada ironía aterriza algunos de los episodios más estrafalarios que le tocó atestiguar de su compadre. Además, tampoco podemos quejarnos de las apariciones breves pero bienvenidas de personajes como Peter Hook (Joy Division/New Order), Anna Wintour (¿quién mejor que la editora de Vogue para hablar de los Beckham y la moda?) y la siempre espectacular Mel C, la deportista entre las Spice Girls.
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2. Tarjeta roja
El período más dramático en la carrera de Beckham se dio durante y después del Mundial de Francia 1998. Astro absoluto del equipo inglés, David no las tenía todas con el seleccionador Glenn Hoddle, quien incluso dejó en la banca al ídolo en dos juegos de la fase de grupos. Sin embargo, Beckham tuvo su revancha cuando ingresó de cambio en el segundo partido y se echó el equipo al hombro, siendo fundamental en la clasificación a octavos de final.
Y llegó Argentina....
Pocos duelos generan tanta atención y tensión en el fútbol internacional como un Argentina-Inglaterra, no solo por tratarse de un choque de gigantes, sino también por un peso político que se arrastra desde la guerra de las Malvinas. Y en Francia 98, Argentina le llevaba la medida a Beckham, sabiendo que sin él, su equipo se caería.
El Cholo Simeone fue el encargado de taladrarlo, de ir poco a poco empujándolo, pateándolo, provocándolo. Y Beckham, conocido por ser un jugador usualmente limpio, finalmente no aguantó y reventó en el peor momento: Simeone le cometió la enésima falta y David, en el suelo, frustrado le lanzó una patadita que parecía más berrinche que agresión. Simeone no lo pensó para tirarse al suelo y el árbitro, a poca distancia, no titubeó: tarjeta roja para Becks. Inglaterra sufrió el resto del juego sin su referente y Argentina se impuso en penales.
Simeone, actual entrenador del Atlético de Madrid, ahora admite que la falta no era para tanto y que la provocación de su parte hacia Beckham fue efectiva. Pero nada de eso importó: David cargó con la culpa de la eliminación inglesa en el Mundial y por meses fue víctima de un acoso violento en su país por parte de la prensa y aficionados. Insultos, escupitajos, amenazas de muerte, agresiones a su familia... La lista de ataques fue extensa y extenuante. En medio de aquel caos, Beckham aguantó, nunca contestó, no golpeó a ninguno de los hooligans que le gritaban cosas horribles a su esposa, no increpó a ninguno de los que le sugerían quitarse la vida. Fue un infierno que sufrió en silencio, a un altísimo costo para su salud mental.
3. Tiro de esquina
Es indiscutible: la final más electrizante que ha visto la Champions League europea se dio el 26 de mayo de 1999, cuando el Manchester United y el Bayern Munich se enfrentaron por la “orejona” en Barcelona. El equipo inglés llegaba con la presión de solo haber ganado la competición una vez, en 1968, y con el reto de completar un triplete soñado, tras imponerse semanas antes en la Premier League y la FA Cup.
El partido fue dominado por los alemanes, quienes se fueron arriba desde el minuto 6, con gol de Mario Basler. El United batalló cuesta arriba pero nada parecía salirle bien, tanto así que la afición del Bayern empezó a celebrar antes de tiempo, pues ya tenía el trofeo en la bolsa. Incluso las autoridades de la UEFA decoraron la copa con los colores del cuadro alemán, a medida que el 1-0 se hacía enorme, y el astro Lothar Matthaus salió unos minutos antes del pitazo final de cambio, cuando su faena parecía completa.
En tiempo de reposición, Beckham cobró un tiro de esquina, el último intento desesperado por lograr el empate y alargar el partido a tiempos extra. Y ahí es donde entra el recuerdo de todas las veces que su padre, Ted, lo hacía practicar los tiros de esquina una y otra vez, hasta el cansancio. “Al final del juego, un tiro de esquina puede definir al campeón”, le sentenciaba su papá al joven David, quien volvía a la esquina a seguir practicando.
El resto de la historia es gloria futbolera: el tiro de esquina de Beckham propició el empate, por medio del pie salvador de Sheringham, al minuto 91. Locura total pero el cuento no termina ahí, pues otro tiro de esquina para el Manchester, al minuto 93, llevó al ídolo de nuevo al corner y, otra vez, todos aquellos años de práctica bajo la mirada severa de su padre se tradujeron en oro, cuando su centro encontró la cabeza prodigiosa de Sheringham, quien la pasó para que Solskjær la hundiera en el marco de un Bayern destrozado. En cuestión de dos minutos, el “ganador” lloraba y el “perdedor” reía.
4. Gol de camerino
Alex Ferguson siempre resultó una rareza en el mundo de los entrenadores de fútbol: al frente del Manchester United gozó de una estabilidad en el banquillo que suena utópica para cualquiera de sus colegas en el campeonato costarricense. Distinguido, educado, el título de caballero que le confirió la corona británica lo puso por encima de todos los demás profes: su nombre por siempre llevará el “sir” como marca personal.
Y fue sir Alex quien formó a Beckham en el equipo rojo, quien lo firmó e hizo debutar siendo aún un adolescente. Fue sir Alex quien lo protegió después del Mundial de 1998, quien le dio la batuta del United y quien propició que David alcanzara la fama y la gloria. Para todos los efectos, Ferguson fue el papá futbolístico del astro rubio.
Tanto el jugador como el entrenador hablan con honestidad sobre su relación en el documental, de lo bueno y lo malo. Ambos abordan, desde sus perspectivas, las fricciones que se empezaron a generar cuando el perfil mediático de Beckham se elevó, fuese por su relación con Victoria o por sus millonarios contratos de publicidad. Cuando el jugador se rapó su emblemática cabellera dorada, el entrenador ardió en cólera, lo mismo que cuando se escapaba de Manchester para ir a ver a su amada Spice Girl donde fuese.
Y la ruptura de su relación se aborda con dolorosa franqueza. Se reconstruye el episodio del zapato, en el que un exabrupto del ecuánime entrenador terminó con una agresión involuntaria hacia su pupilo, y eso deparó en que el coach decidiera la salida de Beckham del único club en el que había jugado: le partió el corazón.
Hoy parece haber paz entre ellos y el cariño se nota legítimo. Sir Alex marcó el inicio y final de la etapa Manchester United de David Beckham, y tanto lo que se dijeron como lo que callaron importa.
5. Jugada de fantasía
La etapa Real Madrid de David fue extraña, rimbombante, escandalosa e inolvidable. El presidente del club blanco, Florentino Pérez, ensambló a los Avengers muchos años antes de que Marvel lo lograra en el cine, juntando en una misma alineación a Figo, Zidane, Ronaldo, Roberto Carlos, Raúl y Beckham. Y si bien el inglés fue el último de esos astros en sumarse al equipo, en el 2003, su fichaje resultó por mucho el más impactante, al menos desde la parte del negocio: el Madrid experimentó por primera vez lo que era tener a un rockstar en sus filas, convirtiéndose su marca en un producto planetario y triplicando sus ingresos comerciales.
Todo esto vino de la mano de un período complicado y doloroso para la familia Beckham: el acoso de los medios españoles fue espantoso y cruel; él pasó mucho tiempo solo en Madrid mientras Victoria lidiaba con los niños en Inglaterra; los chismes iban y venían, y el rubio encontró mucha tentación en las noches de alegre departir con algunos de sus compañeros de nómina (tremendos, los brasileños).
En lo deportivo, el paso de Beckham por el Madrid no fue particularmente notable (aunque salió campeón de La Liga en su último año) y siempre se supo que respondió a razones extrafutbolísticas (el colmo del absurdo es que lo llevaron aún sabiendo que jugaba la misma posición que Figo). En lo personal, aquel período fue oscuro.
6. ¿Hubo falta?
En el 2004, mientras David vivía en Madrid, la prensa inglesa soltó la bomba de que el futbolista supuestamente le había sido infiel a Victoria. El documental aborda ese episodio, que tanto él como Victoria admiten significó el trance más complejo y doloroso de su relación.
El exfutbolista negó tanto en aquel momento como ahora la veracidad de esas informaciones. Eso sí, los esposos Beckham se cuidan en la serie de no mencionar a la otra supuesta protagonista de la historia: Rebecca Loos, una modelo española de origen holandés que trabajó como asistente de David cuando él estuvo en la capital española, sirviéndole como traductora. Ella vendió su historia al escandaloso medio News of the World y proclamó que había mantenido un breve romance con el jugador.
No sería la última vez que se hablaría de infidelidades del futbolista, quien siempre ha negado esos señalamientos. A la luz del documental, el nombre de Rebecca Loos ha vuelto a primer plano, pero ella prefiere mantenerse al margen, en su tranquila vida como esposa, madre e instructora de yoga en una remota localidad de Noruega.
7. Trabonazo
Beckham dejó, en medio de tremenda polémica, al Madrid para mudarse en el 2007 a Estados Unidos, donde fichó por una millonada con Los Ángeles Galaxy. Para los que somos de la Concacaf, el Galaxy es un equipo importante, si se quiere poderoso para los estándares del área, pero para David aquello fue como haberse ido a jugar a la Segunda División: el equipo no estaba a su altura y en el documental no hay empacho en mostrar a los futbolistas angelinos casi como amateurs.
En paralelo, Victoria estaba feliz por haber dejado atrás el infierno de Madrid y se sintió bienvenida en Hollywood, donde el mediático matrimonio sintió el alivio de no ser los más famosos de la ciudad, en vista de que la atención que sí recibían sus nuevas amistades, estrellas con nombres como Tom Cruise y Will Smith. Los niños estaban muy hallados y parecía que la etapa americana iba para largo.
Sin embargo, David no estaba satisfecho, futbolísticamente hablando y pronto se fue a préstamo a Italia para jugar con el AC Milán, uno de los mejores equipos de Europa. “Darle vuelta” al Galaxy no le hizo nada de gracia a Landon Donovan, el ídolo local, quien no lo pensó para decir lo obvio en una entrevista: Beckham no tenía compromiso y estaba sobrepagado para lo que poco que aportaba.
Lo que sucedió cuando David regresó a Los Ángeles es una de las las grandes revelaciones del documental: el entrenador sentó a ambas estrellas a dialogar y si bien Landon esperaba que Beckham lo mandara por un tubo, el inglés dijo que todo quedaba atrás y se comprometió a ser parte del equipo. Y vaya que cumplió, incluso alcanzando el campeonato de la MLS.
En aquel momento se creyó que la llegada de Beckham sería la que convertiría al fútbol en un deporte masivo en Estados Unidos, lo cual no ocurrió... hasta el 2023: hoy Beckham efectivamente es uno de los grandes impulsores de que el fútbol finalmente llene estadios en el país del norte, gracias a su proyecto al frente del Inter de Miami y su vital intervención para firmar a un tal Lionel Messi. Gracias, David.
8. Pase de taquito
El documental sorprende con los que vienen a ser, quizás, los aspectos menos gloriosos de David Beckham, sus cualidades más mundanas, comunes, humanas. Nos damos gusto descubriendo que David es un eficiente productor de miel, un aficionado absoluto de la parrilla que suele dedicar todo el domingo a asar manjares para su familia y un ordenador compulsivo que no puede ver una taza sucia ni un paño mal acomodado, que en su closet la ropa está impecablemente ordenada por colores y que, al inicio de la semana, alista de una vez todas las mudadas para los siete días.
Aprendemos que Beckham era de los que se echaba el salario encima y que en sus primeros años con el Manchester gastó mucha plata en tonteras; que su mamá, Sandra, aún lo defiende como una leona, y que su padre, Ted, fue el que le inculcó la disciplina, no siempre con los métodos más amables. Y, en la nota curiosa, es raro que en el documental no se menciona ni figuran las dos hermanas de Beckham, Lynne y Joanne, a pesar de que es sabido que mantienen una relación muy cordial.
9. De chilena
Beckham hace un recorrido pormenorizado por el ídolo, más allá de las canchas, como protagonista de publicidad y patrocinios. David no fue el primer futbolista en ser fichado por grandes marcas comerciales, pero sí el primero en parecerse a los modelos de las campañas. Sí, David Beckham ha sido, es y seguirá siendo absurdamente guapo y la mejor manera de explicarlo la da uno de los periodistas entrevistados en la serie, quien dijo que para Florentino Pérez, quien es un amante del arte, contratar al inglés en el Real Madrid era como conseguir el equivalente futbolístico del David, de Miguel Ángel.
David fue un fenómeno planetario, alguien conocido por todos, más allá de sus afinidades futboleras. Un casi ángel de cabellera envidiable, ideal de la belleza caucásica con una sonrisa de un millón de dólares que, tras de todo, era espectacular en lo que hacía. Idealizado por las mujeres y aspiracional para los hombres, Beckham impuso modas, compuso y descompuso tendencias, y mezcló como nunca antes al deporte con la moda y la cultura pop. Lo cual nos lleva a...
10. Jugadora más valiosa
El Beckham del título desde luego que se debe a él, pero también responde a ella. Victoria Addams, Victoria Beckham, Posh Spice: llámenla como quieran, que la esposa de David es tan protagonista como él de esta historia.
Nadie en su sano juicio hubiese apostado por un “y vivieron felices para siempre” de dos ídolos juveniles enamorados y aquí estamos, más de 20 años después, viéndolos como una rareza entre las celebridades, funcionando como un matrimonio estable y que se complementa en sus respectivas facetas, criando cuatro hijos que, como el mismo David admite en la serie, podrían ser unos mocosos malcriados (como los hijos de muchos famosos) pero no, todos son muchachos decentes que aman a sus padres y no les dan dolores de cabeza.
A Victoria, el fútbol no le llamó nunca la atención y ella es honesta al decirlo. Pero no por eso dejó de apoyar a su pareja en su carrera deportiva, incluso mudándose de un país a otro a medida que David cambiaba de camisetas. Fue ella la que soportó el peso del hogar y buena parte de la crianza de los hijos pequeños cuando él se mudó a Madrid, y nunca les recriminó en público a los medios que la acosaron por años en búsqueda de escándalos.
Ella fue la brújula para que David pudiera navegar el mundo publicitario y de la moda, siendo quien definió, para bien y para mal, muchos de los estilos que su enamorado lució a lo largo de los años. Además, fue Posh la que lo sostuvo cuando toda Inglaterra le dio la espalda y quien le brindó refugio lejos de los gritos de las graderías.
En Say You’ll Be There, uno de sus mayores éxitos, las Spice Girls dicen: “I’m giving you everything, all that joy can bring, this I swear. And all that I want from you is a promise: you will be there”, que traducido más o menos sería “Te estoy dando todo, toda la alegría que puede traer, esto te lo juro. Y todo lo que quiero de ti es una promesa: que estarás allí”. Pues bien, Victoria le ha dado todo a David y él ha cumplido la promesa: ha estado ahí.
Su juego aún está muy lejos del pitazo final.