La publicidad de viajes y vacaciones usualmente nos muestran a turistas que, cargados de arrojo y sonrisas perfectas, se lanzan a explorar los destinos más exóticos, dispuestos a quemar suela con tal de no perderse de nada, llenar sus teléfonos de fotos instagrameables y colmar el álbum de la memoria, pues bien dicen los coachs de vida que al final solo nos llevamos las experiencias, ¿cierto?
Si de eso se trata ser turista, entonces Eugene Levy debe ser uno de los peores.
A sus 76 años, este querido y consagrado actor y productor canadiense puede darse el lujo de no sentirse aventurero. Sus lentes redondos, pelo engominado, hablar pausado y aires de nerd lo han convertido en uno de los referentes de la comedia hollywoodense, lo cual no deja de ser irónico pues el mismo Levy ve dificultad para encontrarse la gracia.
En Latinoamérica se le asocia más con la saga de comedia adolescente American Pie, en la que interpretó al sufrido padre de Jim. Sin embargo, sería injusto reducir a Levy a su rol más mediático, pues su hoja de vida incluye el haber sido parte vital de uno de los grandes programas de comedia de todos los tiempos, el legendario show canadiense de sketch SCTV, y más recientemente por la sociedad con su hijo, Dan Levy, que deparó en Schitt’s Creek, una de las series cómicas más aclamadas de la última década y que le valió a Eugene el Emmy al mejor actor de comedia, en el 2020.
Por todo lo anterior, Levy se toma las cosas con calma y cuando se le habla de vacaciones piensa en relajación absoluta, siendo su mayor actividad física el levantar un dedo para llamar al mesero y que le traiga otro coctel. No es el tipo de turista que busque la vida al aire libre, las experiencias extremas o viajar miles de kilómetros en pos de lo exótico. No, gracias.
Así se lo hizo saber a los productores de Apple TV+, cuando tiempo atrás lo buscaron para ser parte de un nuevo programa sobre turismo. Tan bueno resultó Levy en descalificarse para el trabajo que terminó convenciéndolos que justamente eso era lo que se necesitaba: historias de viajes de parte de un turista reticente.
El resultado es The Reluctant Traveler, serie de ocho episodios que ya se puede ver en el servicio de streamig de la manzana. La serie llevó a Levy a destinos que no estaban en sus aspiraciones vacacionales habituales, como Costa Rica, Finlandia, Italia, Japón, Maldivas, Portugal, Sudáfrica y el desierto de Estados Unidos.
Y si bien el actor (quien además de conducir el programa, también es su productor ejecutivo) abandona por completo su zona de confort para explorar estos paradisiácos destinos, tampoco puede decir que la pasó particularmente mal: en todos los países que visitó, Levy se hospedó en espectaculares hoteles de lujo y experimentó vivencias que no siempre están al alcance del turista mochilero.
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En el caso particular del capítulo dedicado a Costa Rica, Levy se mantuvo en La Fortuna de San Carlos, donde durmió en el Nayara Tented Camp, el aclamado centro de hospedaje sostenible que se ha hecho habitual en los listados de “Los mejores” de los medios especializados en turismo. Ahí, el costo de una noche para dos personas ronda los $1200 (¢650.000) y los huéspedes duermen en “tiendas” de lujo, en medio de los árboles, mientras gozan de vistas impresionantes del volcán Arenal, piscinas privadas de aguas termales y todo tipo de indulgencias que el dinero puede comprar.
Además, durante su estancia en suelo tico, el canadiense compartió comida con una familia costarricense; exploró contra su buen juicio la vida nocturna del bosque lluvioso y venció un miedo a las alturas en un oscilante puente colgante. De esto y más, Levy habló con ‘La Nación’, vía Zoom.
– Antes de este show, ¿cuál era su vacación ideal?
Antes del show, mi ideal de vacaciones era una piscina, una piña colada, tal vez una ronda de golf y dónde ir para cenar un buen trozo de carne. Era relajación, no tener que pensar mucho.
– Cuando Apple lo buscó para hacer este show, hubo un esfuerzo de su parte para convencerlos que usted no era la persona correcta para ese trabajo. ¿Por qué insistieron después de esa primera reunión?
Bueno, porque después de la reunión, cuando les dije que no era la persona ideal, traté de hacer la conversación lo más ligera posible y todo lo que decía provocaba risas al otro lado de la línea telefónica, lo cual me pareció bien porque estaba dejando claro mi punto. Todo estaba en un nivel agradable. Después de esa llamada se dieron cuenta de que de eso se trataba el show, pues originalmente no era el Reluctant Traveler, sino solo un programa sobre hoteles y viajar alrededor del mundo, creo que se llamaba Room with a View.
“Y después de la conversación, donde les digo que no soy yo, se ríen, se reúnen y me llamen de vuelta para decirme que ese es el show, que tenemos que incorporar al viajante que no ama viajar, y cuando me lo plantearon de ese modo, lo entendí. Si puedo ser yo mismo, no pretender ser un viajero experimentado, lo cual no soy y no tenía sentido, entonces sí, veo de dónde saldrá el humor si solo soy yo mismo.
– ¿Había estado antes en Costa Rica? ¿Qué imagen se llevó de nuestro país?
No, ni en Costa Rica, ni en Centroamérica. Es un país hermoso y lo que me llevé es la gente que conocí. Es un país amante de la paz, la gente fue cálida, la familia con la que compartí era adorable. Es un país hermoso. El bosque lluvioso es hermoso pero igual preferiría no estar en él. No soy alguien muy dado a la vida silvestre. Hay otros aspectos del país que no pude experimentar pues solo estuve ahí por cuatro días, entonces no pude ir a la costa pero lo que hice lo disfruté. Fue una locación muy confortable, no tanto caminar en el bosque lluvioso, pero todo lo demás sí lo fue.
– Después de su visita, si alguien le pregunta el significado de ‘Pura vida’, ¿qué respondería?
Creo que ‘Pura vida’ es sobre la gente. Es familia y amigos, y hacer eso la prioridad en tu vida.
– La gente lo conoce por su exitosa carrera en comedia. ¿Se considera una persona graciosa?
No, no me veo como alguien gracioso. A lo mejor puede serlo a veces pero no me considero como un comediante y me preocupa cuando me presentan como tal, porque no lo soy. Soy una persona muy rígida en la vida real, soy como un enigma, en el sentido que he pasado toda mi carrera en comedia pero obtengo mis risas a través de los personajes que interpreto. Si no estoy en personaje, no me considero gracioso. Por eso, cuando este programa salió, una de las razones que más tuve que pensar, además de no ser un entusiasta de los viajes, es que no me considero divertido pero sé que otra gente ve en mí un humor que yo no veo. A lo mejor me ven gracioso porque soy una persona cordial pero no me considero divertido.
“Tengo amigos en el negocio que sí son divertidos y me gusta estar con ellos. En mi caso, si puedo, prefiero brincar dentro de un personaje, pues cuando estoy por mi cuenta solo hago lo mejor que puedo”.