La historia comienza con una familia vacacionando en Long Island, en el estado de Nueva York. Las vacaciones se ven interrumpidas por otra familia que llega, trayendo noticias de un misterioso apagón.
A medida que pasan las horas, se dan cuenta de que la situación es más grave y ambas familias deben decidir cuál es la mejor manera de sobrevivir a lo que se les presenta como un colapso del mundo tal cual lo conocemos.
La película, que cuenta con Barack y Michelle Obama como productores ejecutivos, está basada en Leave the World Behind (Dejar el mundo atrás), novela homónima de 2020 de Rumaan Alam, que se convirtió en best seller.
Rumaan Alam, nacido en Estados unidos e hijo de inmigrantes de Bangladesh, publicó esta, su tercera novela, en 2020 –en plena pandemia–, fue aclamado por la crítica y el libro fue finalista del Premio Nacional del Libro de Ficción.
La adaptación, estrenada esta semana en la plataforma de Netflix, es protagonizada (y producida) por Julia Roberts, dirigida por Sam Esmail (creador, guionista y director de la aclamada serie Mr. Robot) y con la participación de Mahershala Ali, Ethan Hawke y Kevin Bacon.
Conversamos con Julia Roberts:
- Al terminar de filmar ‘Dejar el mundo atrás’, ¿qué se le quedó fijado en la mente?
– Es una película que te pone a pensar en muchas cosas, pero creo que una de las cosas principales sobre las que me hizo reflexionar es en por qué insistimos en pensar que podemos evaluar, juzgar o asumir la verdad de una persona desde la distancia, sin realmente conocerla. Creo que eso se quedó conmigo. Y sé que no es un tema que me da vueltas solo a mí, creo que es una especie de ponderación mundial y general.
- ¿Cómo fue su primer encuentro con el libro?
–Sam Esmail, el director, fue el primero en leer el libro. Luego me llamó, me lo envió… y así comenzó todo este viaje”.
– ¿Y qué pensó cuando le enviaron el libreto?
“Al principio me ofendí (risas). Pensé, ¿por qué quieren que interprete a Amanda? Pero, más allá de los chistes, debo decirte que fue realmente aterrador”.
– ¿Por qué?
– Para contextualizar hay que entender que estábamos en pandemia, encerrados sin entender mucho qué estaba pasando y existían todos estos miedos innombrables. La historia me pareció extremadamente espeluznante y muy interesante.
– ¿Y cuál fue su visión como actriz?
– Como artista es muy llamativo examinar de una manera creativa todos estos sentimientos dramáticos, realmente fuertes, que todos estábamos experimentando durante la pandemia. En medio de una situación muy complicada, recibir ese libreto para mí fue realmente estimulante”.
– ¿Qué aprendió de Amanda, su personaje?
– Para empezar, por supuesto que hay cosas buenas en todos... Pero, además, que ninguna de esas cosas por las que, en términos generales, podemos sentir que alguna persona sea “menos buena” vienen de la nada. Cuando alguien parece “menos bueno” no es porque sí. Siempre hay una historia. Todas esas cosas que nos hacen “menos buenos” vienen de algún lado.
“Quizás provienen de algún tipo de miedo o de algún tipo de confusión, o algún tipo de ira... están ahí por una razón. La idea es, justamente, tratar de ver esas cosas e intentar superarlas, con la idea de llegar al otro lado y ser un mejor ser humano en el planeta. Y es una realidad para mucha gente, por eso el personaje de Amanda puede resultar difícil de digerir...Sí, y creo que sentí empatía por su lucha interna, por su situación”.
También este medio conversó con Rumaan Alam, escritor de la novela.
- Después de años, un libro suyo se convierte en película, con Julia Roberts, Ethan Hawke y Mahershala Ali. ¿Cómo lo asume?
– Sigo sorprendido (risas), pero me siento realmente feliz. Ningún escritor puede dar por sentado que tendrá un lector, y tener un lector es un regalo extraordinario porque la moneda de la lectura no es el dinero, sino el tiempo. Por eso hay algo muy sagrado en dedicar tu atención y tu tiempo a un libro o una película. Tener un libro que pareció encontrar una audiencia es muy significativo para mí, y que haya encontrado una audiencia en Sam Esmail, como director que quería hacer algo con él, es muy significativo para mí”.
- ¿Qué tiene ‘Dejar el mundo atrás’ que causó este impacto?
– Este libro salió en 2020. Fue un momento muy difícil en la vida en todo el mundo y creo que la gente estaba buscando una manera de entender el mundo a través del arte. Alguna vez entrevisté a una curadora del MET, y me dijo que después del 11 de setiembre las visitas al museo se dispararon... pienso que es porque en momentos de verdadera dificultad la gente recurre al arte. Así que creo que la única explicación el libro parecía hacerse eco de lo que le estaba sucediendo a la gente en ese momento.
- ¿La película es lo que imaginó mientras escribía el libro?
– No, no lo es. Porque lo que estaba pasando en mi cabeza y lo que pasa en la cabeza de cada lector es una experiencia privada e íntima. No puedo ir a casa con el lector y preguntarle si la casa que está imaginando es parecida a la que imagino yo. Como escritor, tengo las palabras que tengo para ayudar a dar forma a esa experiencia, pero esa experiencia sucede dentro de tu mente. Y eso es lo que me encanta de los libros. Si tú y yo leemos el mismo libro, tendremos perspectivas muy distintas sobre él.
- ¿Cómo describiría la película?
– Una cosa que debo decir sobre esta película, que es muy importante y puede que mucha gente pase por alto, es que es una película muy divertida. Creo que es provocativa. Creo que logra plantear preguntas difíciles y luego no responderlas. Y ese es el tipo de postura provocativa para una gran obra de arte como esta, con grandiosas estrellas de cine.
“Además, es inmersiva. Te atrae y te mantiene tan cerca que casi no te das cuenta de que han pasado más de dos horas. La película te arrastra a esa situación, a ese mundo. Incluso yo, sentado entre el público, habiendo escrito el libro y conociendo este material al derecho y al revés, me sentí un espectador más, inmerso en la historia. Y eso es maravilloso”.
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