Es necesario un breve preámbulo para enmarcar El Conde en el contexto de la obra de su autor. Es éste el décimo largometraje de Pablo Larraín, eximio cineasta chileno: uno de los realizadores en el panorama actual del cine latinoamericano.
Desde Tony Manero (2008) hasta Neruda (2016), pasando por No (2012), todas las películas de Larraín son muy diferentes entre sí. Aunque muchas de ellas cuestionan, directamente o indirectamente, la controvertida historia reciente del pueblo chileno.
Conmemoración atrevida... y genial
Producida por Netflix y estrenada en esa plataforma digital el 15 de setiembre de 2023, El Conde representa una forma atrevida y, a su manera, genial de conmemorar el 50 aniversario del Golpe de Estado en Chile.
La historia de ese país sudamericano cambió brutalmente en setiembre de 1973, con el ataque militar al Palacio de Gobierno, la muerte del presidente Salvador Allende y el ascenso al poder del general Augusto Pinochet.
Ese fue el inicio de un cruel y sangriento régimen totalitario, apoyado por grandes naciones occidentales y basado en la represión, la tortura y el asesinato masivo.
La idea de convertir a Pinochet en una caricatura grotesca, un vampiro de 250 años que hoy en día sigue vivo y al acecho, es un pretexto brillante para desarrollar una poderosa metáfora histórica, con formato de sátira política.
El vampiro Pinochet
Tras fingir su muerte en 2006, el vampiro Pinochet (Jaime Vadell) ha permanecido en la sombra, apartado de todo. Él quiere dejarse morir de hambre, pues no soporta vivir en un mundo que desprecia sus logros y lo considera un criminal.
Lo visitan sus cinco hijos, todos buscando su parte de una herencia millonaria. También una joven contadora llamada Carmencita (Paula Luchsinger), quien, a la vez, es una monja católica intencionada en exorcizar al exdictador.
Filmada en su sugestivo blanco y negro, la película combina magistralmente apuntes irónicos sobre el trágico pasado de Chile. Tiene referencias punzantes al presente; ratificando en un final sarcástico el concepto de la persistencia del mal, que se resiste a desaparecer de la faz de la Tierra.
Realización extravagante
La voz femenina de una narradora hablando en inglés es un detalle singular, destinado a tener una explicación hilarante: un giro sorpresivo que no se vale revelar y que expande el alcance satírico de la obra.
Es este uno de los muchos aciertos de El Conde, realización extravagante y un tanto irregular que pudo ser más concisa y contundente. También pudo abarcar más objetivos en su afán de denuncia.
Aun así, lo que sale en pantalla - la atmósfera siniestra, los chistes corrosivos y los detalles truculentos - es más que suficiente para impactar la conciencia.
Monstruo simbólico
Esta no es cualquier película de vampiros. La imagen del monstruo con capa y uniforme, sobrevolando las calles de Santiago, es un símbolo muy eficaz que deja huella en la memoria.
De igual manera, no se puede olvidar otra ingeniosa alegoría visual, poética y a la vez inquietante, de una criatura pura aprendiendo a volar por primera vez, tras haber sido contagiada por la corrupción.
Las actuaciones sobresalen en su totalidad. En el inspirado elenco, cabe señalar Alfredo Castro como Fyodor, perverso mayordomo de origen ruso, experto en tortura y en la preparación de cocteles a base de corazones humanos.
Debido a su naturaleza desafiante, la película de Pedro Larraín está destinada a generar sentimientos encontrados de atracción y repulsión.
Para algunos, la mezcla de terror macabro y humor negro, podría ser indigesta. Para otros, resultará deliciosamente divertida. De todas formas, El Conde es una propuesta original y valiosa, de lo mejor que ha producido Netflix en 2023.
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El Conde
Dirección: Pablo Larraín.
Reparto: Jaime Vadell, Gloria Munchmeyer, Alfredo Castro, Paula Luchsinger.
Duración: 110 minutos.
Origen: Chile 2023.
Género: Comedia-Terror.
Calificación: 8.