Ni el más escéptico consumidor de televisión se ha atrevido a augurar el fin de los tiempos del formato de reality show.
Pasan las décadas y las nuevas propuestas televisivas y digitales no han logrado detener la herencia de mirar en un televisor a gente real que, aparentemente, hace cosas reales para cambiar su vida, a costo de los insultos que sean necesarios.
Hace nueve años comenzó un fenómeno televisivo que logró refrescar un poco el ambiente del reality: ya no se trataba de personas cantando, bailando, cocinando y mostrando cualquier talento creativo o artístico, sino que la televisión comenzó a ofrecer un programa donde la expresión oral y el plan de negocios son todo lo que importa.
Shark Tank es el show de Sony en el que una serie de concursantes ponen a prueba sus emprendimientos ante los administradores de negocios, inversionistas y economistas más exitosos del mundo.
La dinámica es sencilla: cada participante cuenta con un tiempo establecido para demostrar qué hace especial su proyecto, y cómo hasta el más canalla de los inversionistas podría dejar de fruncir el ceño con tal de obtener bastante dinero a cambio.
En temporadas anteriores, los proyectos ganadores han sido variados: desde construir una plataforma que acoja a cantidades superlativas de niños callejeros, hasta empresas de consumo orgánico para personas que tienen padecimientos especiales en su salud.
Tanto ha sido su éxito que países como México han realizado adaptaciones del formato estadounidense. Este año, el turno le corresponde a Colombia, país que se colocó con el tercer mejor registro de emprendedores en el mundo.
Véalo. Viernes 23 de febrero en Sony. 7:00 p.m.