Nadie se lo imaginaba. La primera vez que Teleguía escribió de Stranger Things fue un texto menor, una pequeña nota sobre una serie de ciencia ficción que Netflix estrenaba con un elenco lleno de niños y una sorpresiva aparición de Wynona Ryder.
Nadie se lo imaginaba, posiblemente ni siquiera los hermanos Duffer (Matt y Ross), los creadores de la serie. Pero Stranger Things se volvió la producción más compartida, celebrada y comentada del 2016 (no se puede decir que es la más vista porque Netflix no revela sus cifras, pero bien puede serlo).
¿Cómo no? Esa mezcla de lo viejo y lo nuevo, esas ideas frescas de cómo podían verse, sentirse y oírse los thrillers de los ochentas fueron lo que llevaron a Stranger Things a la gloria.
A solo días del estreno de su nueva temporada –el 27 de octubre–, recordamos que una de las series más importantes de la década luchó para llegar a la pantalla chica y repasamos lo que sabemos hasta ahora de la segunda temporada.
La ciudad de Hawkins, Indiana, no volverá a ser la misma y todo parece indicar que este año el fenómeno será más grande. Por suerte Mike, Lucas, Dustin, Eleven y Will están listos para lo que venga; aunque no necesariamente lo vivirán juntos.
Como los grandes
Stranger no es una parodia o un homenaje a los años 80: son los nuevos años ochenta, como los recordaremos de ahora en adelante. Suena exagerado, claro, pero después de ver los créditos iniciales de la serie, esa mezcla perfecta entre simpleza y lujo en la música y la imagen, es evidente que los gemelos Duffer hicieron todo muy en serio.
Ellos se dieron a conocer con el filme apocalíptico Hidden , protagonizado por Alexander Skarsgård. Los hermanos se refieren a esta producción como su primer fracaso y quizá todo se habría sentido como un desperdicio sino fuera porque atrajeron la atención correcta.
M. Night Shyamalan, director de El sexto sentido, Signos y La aldea, los contrató como escritores para su serie Wayward Pines.
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Empoderados con la experiencia, los hermanos Duffer se plantearon hacer una serie que fuera “como si Spielberg dirigiera una historia de Stephen King”. No hay un segundo de la primera temporada de Stranger Things en el que esa descripción no tenga sentido.
Tiene el encanto Steven Spielberg, esa facilidad para enamorarnos de todos los personajes y a la vez, no desaprovecha una oportunidad para ponernos al borde del asiento.
Los hermanos Duffer entonces se plantearon hacer una serie que mezclara todo lo que les gustaba de los años ochenta. Para ofrecer a ejecutivos la serie, los Duffer combinaron música de John Carpenter con algunas secuencias de E.T.
Según Bussiness Insider unas 20 cadenas rechazaron el piloto de la serie y fue finalmente en Netflix en donde los hermanos encontraron casa. 24 horas después de mostrar su guion, estaban firmando un contrato para grabar ocho episodios.
Lo viejo y lo nuevo
Quizá lo que mejor ha hecho Stranger Things ha sido tomar prestado de los lugares adecuados.
Además de usar como referencia las producciones de Spielberg, King y Carpenter, reunieron también referencias de Sam Raimi, Brian de Palma y George Lucas.
Buscaron al creador de los logos de Alien y Los intocables para crear el suyo propio. También encontraron a Michael Stein y Kyle Dixon del grupo Survive, músicos jóvenes obsesionados con los sintetizadores análogos que se usaban en los ochentas y que recuerdan a las películas de Carpenter.
Los mejores préstamos son las situaciones en la serie. Por ejemplo, las películas de terror de la época siempre contaban con una o dos escenas de desnudos justo antes de alguna hecho sangriento; algo así como cuando Nancy Wheeler, despojada de su blusa, besaba apasionadamente al más guapo del colegio mientras su amiga Barb estaba siendo abducida por un monstruo de otra dimensión.
Así, Stranger Things se encarga de reimaginar los ochentas, en una época en la que los videoclips, las series y las películas están atascados en una ola de nostalgia. Pero a diferencia de muchos de estos, Stranger Things no parodia o imita, sino que remezcla lo viejo y lo moderno para dar un producto sin igual.
Para aumentar la ilusión, reunieron un elenco de actores desconocidos, niños, adolescentes y algunas caras más familiares entre los adultos. Llamaron a los veteranos Matthew Modine, David Harbour y le dieron un regreso a Wynona Ryder, algo que por sí solo ya merecía la atención del público.
Según distintas entrevistas los creadores de la serie discutieron durante varias semanas el título junto a Ted Sarandos, jefe de programación de Netflix. Finalmente se decidieron por Stranger Things, que sonaba bastante similar a la novela Needful Things (1991) de Stephen King.
Para los hermanos Duffer no fue fácil vender esta idea, pero una vez que salió al mundo, tomó menos de una semana para que llamaran su serie una de las mejores del año.
La página web Rotten Tomatoes, que reúne reseñas de distintos medios le dio a la primera temporada de Stranger Things un 96 de 100, al promediar las calificaciones de distintos críticos.
¿Y ahora?
Por supuesto que la fama de la serie se tradujo en una sed de más. Todos los chicos visitaron el set de Jimmy Fallon y mostraron que el carisma se les salía por los poros; el perfil de Instagram del joven actor Gaten Matarazzo se volvió una parada obligatoria para seguir la vida de los chicos en sesiones de fotos o haciendo actividades más comunes como viajar en auto o comer un helado. De pronto esas cuatro caras estaban en todo lugar.
La llegada del primer tráiler plantó un nuevo panorama: la cara más ignorada del programa, la de Noah Schnapp (Will Buyers en la serie), fue la protagonista del adelanto. El recuerdo inmediato fue el del último episodio de la primera temporada, en donde se ve que aunque Will regresó al sótano a jugar Dungeons & Dragons con sus amigos, no es el mismo.
A partir del tráiler entendimos que ahora Will tiene una conexión ineludible con “The upside down”, el otro plano de la realidad en el que estuvo atrapado y en el que ahora está metida nuestra querida Eleven.
El segundo adelanto confirmó que en esta ocasión, las aventuras estarían un poco más divididas. Eleven trabaja por su lado, Will se entiende directamente con su mamá (Wynona Ryder) y los chicos tienen su propia misión con una nueva amiga, Max, que será presentada desde el primer episodio (titulado MadMax , para no variar las referencias ochenteras). Será interpretada por la actriz Sadie Sink, de 15 años.
Esta nueva personaje viene de California y no cumple los roles que tenían las niñas de su época, una adición perfecta al grupo de chicos que ya están al tanto de todas las actividades paranormales en Hawkins.
La serie tendrá otro actor conocido entre los adultos, Sean Astin, conocido por el papel de Sam Gamgee en El señor de los anillos. En , él interpretará a un farmaceuta que tiene un interés amoroso por la mamá de Will. Su presencia es también un guiño a los ochentas: Astin fue parte del elenco del clásico filme The Goonies (1985).
Los hermanos Duffer están contando con que esta segunda temporada sea más grande y más impactante. “No quiero decirle temporada dos, sino pensar que es la secuela de mi película”, dijo Ross Duffer a Vulture.
“Si tienes una película exitosa, la secuela siempre es más grande. Creemos que vamos a hacer cuatro temporadas y terminar, justo para cuando nuestro elenco de preadolescentes estén listos para ir a la universidad”, agregó Ross.
Pase lo que pase esta temporada, los Duffer están listos para dejar huella “Queremos seguir elevando el género y a nuestros personajes”, dijo Matt Ross. “No habrá más chiquillos andando en bicicleta”.