Brindis iban y brindis venían, y aunque el ‘chinchín’ de los vasos al chocar nunca sonó porque todos eran plásticos, eso nunca importó; el propósito era brindar por el dolor de un amor tóxico o quizá por el recuerdo de un romance fallido. No había mejor momento ni lugar para hacerlo, pues el Grupo Firme y su “ay chiquitita” estaban allí para amenizar la noche.
El caso es que el Estadio Nacional, en La Sabana, se convirtió en una fiesta de música regional mexicana, ese género que nació hace muchos años, pero que ha vivido una reivindicación en los últimos tiempos gracias a artistas como los originarios de Tijuana, quienes con su juventud y alegría le dieron un nuevo aire a los sonidos gruperos, a las rancheras y a los corridos.
Gracias a fusiones con el género urbano, el éxito del Grupo Firme y otras bandas similares ha sido rotundo. Solo por poner un ejemplo, este sábado, en La Sabana, los mexicanos sorprendieron con mix muy particular: La Tusa, de Karol G; con Mis ojos lloran por ti, de Big Boy, con la tuba y el acordeón llevando el patrón del tumpa tumpa.
Pero más allá de la propuesta musical, el concierto que dieron los mexicanos en nuestro país fue pura algarabía. Los tragos de whisky, de ron, tequila o cerveza, no faltaron entre el ameno público y tampoco en el escenario, lo que importaba era dedicar las canciones de amor y desamor con la garganta caliente y el corazón contento.
Los músicos, desde que subieron a escena, se apuntaron a la fiesta. Entretener a los miles de fanáticos que se juntaron para verlos y cantar con ellos, fue su mayor misión.
Los hermanos Eduin y Johnny Caz, así como sus compañeros de banda, se echaron a la bolsa a sus seguidores, no solo gracias a sus canciones, sino también por carisma que emanaban desde la tarima. Se nota que los artistas gozan al máximo lo que hacen. Cada nota, cada letra y cada sonido fueron interpretados con un entusiasmo arrollador.
El público, al menos en la zona frente a la tarima, se subía a las sillas para ver mejor. Unos bailaban solos, otros con sus parejas y algunos por ahí, tal vez más atrevidos y con el valor de unos traguitos, lo hacían con algún desconocido que, minutos después, se convirtió en un amigo o una amiga de la pachanga. Sueltos o apretaditos, con el particular movimiento del pasito duranguense, no había una coreografía específica, porque cuando se baila con ganas ‘lo que importa es el sabor y el movimiento’.
Muchísima música
Los de Grupo Firme subieron al escenario a eso de las 7 p. m. Antes que ellos, desde las 5 p. m., la música ya estaba sonando en la tarima gracias a las bandas Siempre Firme y La Ventaja, quienes fueron las encargadas de calentar el ambiente previo.
El fiestón que armó Firme estuvo amenizado por temas como Juro por Dios, Me pierde por wey, En tu perra vida y El tóxico. Un momento lleno de color y alegría llegó cuando en La iguana, el cantante Johnny Caz protagonizó una coreografía acompañado por bailarines típicos mexicanos, demostrando que su talento no está solo en su voz.
Más adelante, la banda se cambió el look de traje entero blanco con tonos lilas y lentejuelas por unas camisetas alusivas a su visita a nuestro país. En un lado tenía los colores de nuestra bandera y el escudo de Costa Rica y en el otro los de México. Eduin tomó el escudo tico y lo besó como muestra de agradecimiento. Después de este gesto, cantó Tronando ligas y Fuera de servicio.
El show fue intenso. Canción tras canción no hubo chance de bajar la adrenalina y, todo lo contrario, más bien los ánimos se calentaban todavía más. Los gritos y propuestas indecorosas acompañaban los coros de piezas como El Wero, La pantera y El roto.
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Durante todo el espectáculo, uno de los rituales en el escenario fue el momento del “shot”. Cada cierto tiempo, la banda le pedía al público que coreara “shot, shot”; para así ellos, como si fuera una orden, se posaran a los pies de Eduin para recibir de su líder la dosis correspondiente de lo que parecía whisky. Como era de esperarse, el público tico imitaba diligentemente a sus ídolos.
En una parte del show, los de Firme invitaron a sus hermanos de Siempre Firme para que tocaran una pieza muy movida, que el grupo de baile acompañó con un poderoso zapateo mexicano.
Para el cierre de esta edición, la banda ya había interpretado más de una hora y media de música y la fiesta seguía como si apenas hubiera empezado. Luego de otro cambio de ropa, los artistas modelaron diseños de marcas famosas como Versace, que hacían juego con el bling bling urbano y los sombreros vaqueros.
Con las románticas Cada vez te extraño más y Hasta la miel amarga llegó más potencia a un espectáculo en el que no faltaron los piropos para la belleza femenina tica, pero en el que también hubo espacio para alabar a los “barbones”. Johnny, quien es homosexual, dijo que él seguía disfrutando de la belleza masculina en el estadio. El público aplaudió el mensaje de inclusión y aceptación.
A media jornada y a falta del esperado cierre, es claro que en el Estadio Nacional Grupo Firme demostró su poderío. La pasión que desatan en una audiencia de edades tan variadas, es una confirmación de que el género regional mexicano está más vivo que nunca.