Joaquin Yglesias, Arnoldo Castillo y Rodolfo González tienen claro cómo echarse al público al bolsillo. Sus potentes voces, la escenografía y las canciones que interpretan hacen que todo a su alrededor sea especial. Así tal cual fue su concierto, que la noche de este sábado 19 de agosto tuvo como escenario el Teatro Popular Melico Salazar.
Los Tenores arrancaron su show puntual, a las 8 p. m. En ese instante los intérpretes aparecieron en el centro del escenario para comenzar su repertorio. Castillo agradeció al público que abarrotó el teatro y que aplaudió, sin cesar, cada uno de sus temas.
Una de las primeras canciones del repertorio fue Madre, tema compuesto por su padre, Rodrigo Castillo, años atrás. Este era un homenaje para todas esas mamás que llegaron a presenciar el espectáculo.
El escenario daba una sensación de calidez difícil de explicar. En el centro había un sillón amarillo, con almohadones negros y blancos con escarcha. La decoración se complementaba con dos mesitas colocadas a ambos lados del sillón y, sobre cada una ellas, había una lámpara. Al fondo, sobre una pequeña tarima, estaba la orquesta, cuyos integrantes deleitaban al público y disfrutaban el show por igual.
Los siguientes temas del repertorio fueron Mediterráneo, original de Joan Manuel Serrat; y Grande Amore, de Il Volo. De seguido, los intérpretes unieron su voz en El valle y el volcán, como un homenaje a quien vendría a continuación.
Por muchas razones, este show era especial, pero la principal era que Los Tenores traían como invitado especial a Jairo, un consagrado de la música romántica de Latinoamérica.
De hecho, tras una media hora de show, el trío costarricense había desaparecido del escenario para dar paso al cantante argentino, quien fue ovacionado de pie con aplausos y gritos. El intérprete sonrió y agradeció el cariño recibido.
El intérprete, de 74 años, elegante y vestido completamente de negro, inició su espectáculo con el tema Por si tú quieres saber; y luego continuó con la balada Me basta con saber.
El siguiente tema del repertorio fue Tristezas, el cual fue uno de los más esperados por el público y, por ende, uno de los más coreados y aplaudidos de la velada.
“Estamos en Costa Rica…”, dijo como si estuviera cumpliendo un sueño, incrédulo, como si no pudiera creerlo.
Y añadió: “Le decía a mis nietos mayores: no sé qué van a hacer este fin de semana, pero yo me voy a Costa Rica. Les agradezco tanto cariño y fidelidad. Les aseguro que es recíproco. Yo siempre quiero volver a acá para seguir viéndonos”.
Yo te invito bailarina, Los enamorados y Si vuelves será cansancio siguieron en el espectáculo del cantante argentino, quien por momentos le pedía al público que lo acompañara.
Y es que hay que decirlo. Este era un público diferente, uno que prefería deleitarse con la voz de su ídolo en lugar de cantar con él. Prestaban atención a cada anécdota que contaba y le aplaudían cada vez que terminaba de cantar uno de sus temas.
Una de las sorpresas del show llegó cuando Jairo llamó a su hijo, Yaco González, con la única intención de que cantara con él. Juntos unieron sus voces para interpretar un tema en francés, en el que incluso demostraron su habilidad para el baile.
“Tengo una suerte de tener una familia de artistas”, dijo el orgulloso cantante, quien posteriormente demostró su habilidad en los timbales, nuevamente junto a su hijo.
Morir enamorado, uno de los grandes éxitos del intérprete argentino, siguió en el repertorio. Mientras él cantaba, el público movía sus brazos de un lado al otro, como una confirmación de que el público estaba esperando el tema.
Tu alma golondrina fue una de las más aplaudidas por la audiencia, quien homenajeó de pie a Jairo. Acto seguido cantó El valle y el volcán y los celulares en pleno salieron de los bolsillos para grabar el tema. Indiscutiblemente, fue la canción más coreado de la velada.
La canción, para tristeza de sus fans, fue un anuncio de que el concierto estaba pronto en llegar a su final; pero, antes del desenlace, el cantante invitó a Joaquín, Rodolfo y Arnoldo al escenario para cantar juntos Era otro cielo y Amigos míos me enamoré.
Luego, los cuatro se tomaron un selfi con el público y finalizaron el repertorio con el éxito Nuestro amor será un himno.
Tras concluir el show, Jairo y Los Teloneros saludaron efusivamente a los espectadores. Les agradecieron mientras los telones caían lentamente, desapareciendo detrás de las grandes cortinas rojas.