Alguna vez a lo mejor usted se ha preguntado: “¿Cuántas papas fritas podré comerme en una sentada?”.
Bueno, la verdad yo nunca lo había pensado, pero quise probar mi nivel de aguante participando en un reto que tiene el restaurante L’Patate desde que abrió sus puertas, en setiembre del año pasado.
Este restaurante se ubica en el puro centro de Cartago, en el Mercado Gastronómico Casa Antigua y su especialidad son platillos hechos con papas fritas y papa asada. El menú puede consultarlo de forma digital.
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Entre sus opciones tienen más de 15 combinaciones diferentes y hay uno platillo que lo pone a probar su capacidad para ver si logra comerse más de 2 kilos de comida. Menuda tarea.
Se llama el reto “Papa L’Patate” y el objetivo es dejar el plato limpio, en un plazo de 30 minutos. Si se manda los 2 kilos en ese tiempo, su cuenta y la de cada uno de sus acompañantes es gratis.
Si se queda en el camino, al final del reto tendrá que cancelar ₡10 mil, que es lo que le cuesta el platillo y sumarse a las más de 100 personas que lo intentaron sin éxito. El reto se hace de lunes a jueves, porque los fines de semana hay mucha demanda de clientes.
Vamos a probar
El reto lo descubrí en redes sociales hace unas semanas y en cuanto lo vi me comuniqué con Jean Carlo Hay, un muchacho de 27 años que estudió administración y tiene un talento impresionante para los negocios.
De una coordinamos para visitarlos el martes anterior. Ese día si acaso almorcé, porque cuando vi el video noté que era muchísima la cantidad de comida y quería lograrlo, así que me fui con toda la actitud para las Provincia de las Brumas.
Al llegar a Casa Antigua busqué L’Patate. Es el segundo local que tiene este centro gastronómico. De entrada usted tiene la sensación de visitar una casita de la Costa Rica de antaño, porque mantiene sus pisos originales y sus paredes de madera.
Jean Carlo me esperaba con su mamá, doña Xinia Madrigal, quien es la que pone el sabor en cada platillo.
Horario: L’Patate abre de domingo a jueves, de 12 p.m. a 9 p.m. y viernes y sábado de 12 p.m. a 10 p.m. Se ubica frente al Instituto Cosvic, en el puro centro de la Vieja Metrópoli y se puede pagar con efectivo, tarjeta o SINPE móvil.
Esta profesora pensionada se encarga de la cocina y tiene unas manos benditas, pues la comida tiene un sabor único, manteniendo un estilo casero.
Jean Carlo contó que montó su negocio luego de que la pandemia lo dejara sin trabajo.
“Decidí probar suerte e irme a Estados Unidos. Allá trabajé en un hotel, comencé trabajando como jardinero y luego llegué a la cocina y conocí a un huésped que me ofreció trabajar con él. Él tiene un negocio de papas y alitas y yo le sugerí por qué no se le ponía carne a las papas, pero me dijo que no pegaría, por lo que me vine para acá y me traje la idea.
“Todo lo que me gané trabajando allá fue lo que usé de base para montar el negocio y poco a poco vamos creciendo y a la gente le gusta mucho”, destacó.
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Luego de que conversamos un poco, doña Xinia se dispuso a cocinar lo que sería uno de los platillos más monstruosos que he visto en mi vida.
El “Papa L’Patate” tiene, además de muchas papas fritas, plátano maduro, tocineta, chimichurri, carne mechada y molida, pollo, frijoles molidos, tostadas de pan, salsas y aguacate.
Al llevarlo a la mesa, mi objetivo de querer devorarme todo lo que había en el plato cambiaba cada minuto, porque era evidente que me costaría acabarlo. Sin embargo, me senté en la galleta de que quería finalizar el reto.
A la par mía estaban Luis Ramírez, Juan Manuel Cordero, Julio Altamirano y Josué Berrocal, un grupo de compañeros de trabajo de una empresa llamada Cooper Standart, quienes llegaron a pedir el plato, pero para compartir y no creían en mis capacidades para comerme todo.
Entre risas, estos muchachos contaron que entre dos compañeros internaron comerse un plato de “Papa L’Patate” cada uno, pero no pudieron, porque para ellos era demasiado. De hecho se llevaron parte del plato para llevar y creían que yo, a lo mucho me comería solo el aguacate.
“Vinimos a medir el plato y ver si lo podíamos comer compartido, pero qué va, es demasiada comida, no creo que una sola persona se pueda comer tanto”, contaron entre risas.
Ahora sí. Con todo listo esperé que me pusieran el cronómetro y comencé a comer. El “Papa L’Patate” es una mezcla interesante de ingredientes. La papa tiene buen sabor y poco a poco fui probando cada uno de los acompañamientos.
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Me encontré con el platanito maduro, la tocineta, la carne bien cocinada y jugosa, además de el chimichurri. Pasaba el tiempo y yo intentaba comer todo lo que pudiera, pero era obvio que las papitas iban creando una sensación de llenura en mi estómago y sinceramente ya empecé a dudar que lo lograría.
Faltando 10 minutos para terminar, llegó doña Xinia para ver cómo estaba todo y le dije a ella y a mis compañeros (fotógrafo y chofer) Rafael Pacheco y Rándall Madrigal: “Me rindo. Ya no puedo comer más. Vengan coman conmigo”.
Les dije que el plato tenía una calificación de 10, pero no podía con tanto. Les pedí, para que no se enfriara, que me acompañaran a comer y así fue. Sin embargo, no logramos dejar el plato limpio. Al final me traje papitas para almorzar al día siguiente.
Fui la persona 109 en intentarlo y, al igual que los demás, no concluí la tarea con éxito.
La clave del éxito
L’Patate es una opción para quienes probar las papas fritas de una forma diferente.
Existen distintas combinaciones y hasta hay un platillo que se llama “Ponte creativo”, en donde puede hacer distintas combinaciones entre una lista de casi 100 productos, para que arme sus papitas al gusto.
Además tienen la Ochomogo, uno de los platos más buscados y que tiene carne mechada, pollo, queso cheddar, frijoles molidos y aguacate.
“Costa Rica tiene una gastronomía muy rica y poco a poco pensamos en ponerle cosas diferentes a las papas, picante, mariscos, las tradicionales salchipapas no puede faltar y otras. Hay combinaciones que fueron pensadas desde el inicio y otras que sobre la marcha van saliendo, conforme escuchamos a los clientes”, comentó.