Repletos de mascaradas, cimarronas y particularmente vejigas de cerdos infladas con aire, la comunidad de Barva de Heredia volverá a celebrar a San Bartolomé, su patrón.
A partir de este viernes 18 y hasta el 24 de agosto, el pueblo llenará las calles del cantón con los gigantes bailarines; cuyas máscaras de payasos, calacas, brujas y personajes de Disney se lucen como nunca.
Se calcula que unos 30 mascarareros preparan entre 1.000 y 1.500 máscaras para que las personas salgan a bailar y celebrar.
Pero además de las mascaradas, tampoco faltará el juego de las vejigas de cerdo. Se trata de una tradición que no se puede romper.
En esa comunidad herediana, las vejigas de cerdo se manipulan como si fuera una masa, luego se les introduce agua con presión para estirarlas y finalmente se inflan con aire. Sin embargo, lo más particular es que los barveños las inflan como si fueran un globo de látex, de boca a boca y con pajilla.
Así lo explicó Gabriel Chaves, organizador de las fiestas, y quien ha participado en los festejos patronales desde hace siete años.
Chaves agregó que la celebración se prepara durante todo el año y se intensifica en los últimos cuatro meses, justamente a partir de semana santa.
“El pueblo es el encargado de la fiesta. Al punto que se dice que en cada casa de Barva hay una mascarada y los niños piden una máscara como regalo de navidad o cumpleaños”, agregó Chaves.
Según Danny Lara, mascararero de Barva, la preparación de una sola máscara puede durar desde dos días hasta más de un mes, dependiendo de la calidad, material y detalles de la máscara.
Asimismo, indico que las máscaras frecuentemente se realizan con fibra de vidrio y solo en pocas ocasiones con papel maché, ya que actualmente solo dos mascareros de la zona las realizan con este material.
Lara explicó que las mascaradas tradicionales de Costa Rica nacieron por la iglesia católica de Europa, quienes vieron a las máscaras como el impulso para convocar a las personas a celebrar el viacrucis y acompañar las imágenes de los santos.
En Costa Rica comenzaron con los pasacalles por la Virgen de los Ángeles, en Cartago, y otros patronos en el centro de San José. A partir de ahí existe una leyenda popular sobre el primer mascarero, Lito Valerín, quien encontró algunas máscaras en la Basílica y creyó que la Virgen le envió una señal para sacarlas del sitio.
Desde entonces, Valerín comenzó sus propias mascaradas y recorridos, que se extendieron hasta Barva de Heredia.
Chaves añadió que la primera fiesta patronal de Barva tuvo solo tres máscaras: La Muerte, El Diablo y El Viejillo de la Vejiga. En aquel entonces, el juego consistía en que las personas corrían huyendo de El Viejillo para no salir marcados, como si fuera “la anda”.
Sin embargo, con el paso del tiempo, el juego se transformó. Actualmente, el triunfo de las celebraciones se lo lleva la persona que obtenga más golpes de las vejigas.
Esta celebración comunal se sostiene con la venta de dedicados, los cuales consisten en un pago aproximado de ₡30.000 para que las cimarronas y las mascaradas visiten casas o edificios en específico. Así se marca el recorrido y el paso de la música por el cantón.
Además, las personas alquilan una máscara con vestido por ₡3.500 al día, así como también compran vejigas por ₡1.500. Usualmente, cada payaso carga mínimo con 4 vejigas.