¿Sabía usted que la basílica de los Ángeles tiene un restaurante? Se llama la Cocina del Santuario y es muy buscado tanto por devotos como por quienes buscan disfrutar del auténtico sabor tico.
Al visitarlo, le aseguro que quedará muy contento con sus deliciosos platillos y con la satisfacción de que está contribuyendo a ayudar a muchas personas.
Nos dirigimos a Cartago para descubrir cómo nació este bonito proyecto y su fin solidario, que beneficia a tantas personas. Tuvimos la oportunidad de conversar con Kenneth Vargas, el administrador del restaurante, quien amablemente nos compartió los detalles de esta iniciativa.
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“Iniciamos para la Novena de hace tres años, que fue la apertura. El proyecto tomó de seis a ocho meses en lo que es la remodelación”, nos contó Kenneth.
Vargas nos explicó que el actual restaurante era una bodega, pero tanto él como el rector de la basílica, el padre Miguel Adrián Rivera, vieron en ese espacio una oportunidad de negocio. Hace aproximadamente ocho años, ya había funcionado un restaurante allí, por lo que el padre decidió reabrirlo.
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“Desde el primer día, el padre dijo: ‘Yo abro un restaurante y quiero que las utilidades sean para ayudar a las obras sociales de la basílica de los Ángeles’, y desde ese día eso es lo que hacemos. Nosotros damos comestibles a alrededor de 100 familias todos los meses; la Pastoral Social de la basílica se encarga de eso, además se ayuda a las personas que llegan a la casa cural”, mencionó Kenneth.
El lugar cuenta con una decoración rústica y acogedora, y el personal es muy atento y amigable, así que mi experiencia en este lugar fue muy agradable. Además, el irresistible aroma a comida casera llenaba el ambiente, así como la buena música.
Muchas personas estaban haciendo fila y esperando su turno para disfrutar de los casados, que se veían realmente tentadores. También había otras increíbles opciones como gallo pinto, tamales, arroz con leche, pancito casero, cajetas, y mucho más. Ahí usted puede desayunar, almorzar y hasta tomarse un cafecito, tienen el sello costarricense muy marcado.
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“Apuntamos a ofrecer comida típica al 100%, desde casados, olla de carne, pozol y empanadas, que son muy famosas, hasta tortillas con queso. Hay platos que son muy representativos y ese es el enfoque que le dimos”, mencionó Vargas.
Vargas señaló que la idea del proyecto es que las personas puedan disfrutar de sus sabores y a un precio justo para atraer a todos con su cuchara.
Tuve la oportunidad de ingresar a la cocina y Anderson Brenes, el chef, nos explicó cómo logra mantener ese toquecito tico que tanto nos gusta y comentó que se basan en recetas saludables sin exceso de sal, pensando también en la alimentación de los adultos mayores, y muy importante, tomando en cuenta las recetas de Tiquicia.
Kenneth comentó que el objetivo de este proyecto es que además de ayudar a otros, las personas disfruten de buena comida a un precio justo. Los fines de semana, el restaurante se llena aún más y, en ocasiones, hay marimba y música en vivo, dependiendo de las actividades del año.
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Probé un delicioso casado de pollo con papas salteadas, ensalada verde y maduros, y estaba exquisito. También disfruté del refresco de cas que me ofrecieron. El costo de este platillo es de 3.950 colones, pero hay muchas otras opciones deliciosas para todos los gustos.
El menú incluye alternativas como la sopa de albóndigas por 3.000 colones, al igual que el pozol, y ambos vienen con una porción de arroz y refresco. La olla de carne está disponible por solo 3.950 colones, también con arroz y refresco.
Las opciones varían según el día, así que al llegar podrá descubrir las delicias gastronómicas de ese momento. El restaurante abre de martes a viernes de 9 a.m., a 5 p.m., y los fines de semana de 8 a.m., a 5 p.m.
Así que si usted es devoto y anda por la basílica, aproveche y se da la vuelta; y si no es devoto, pero disfruta de la gastronomía del país, este es un excelente lugar para deleitarse con los platillos de este restaurante y su ambiente inigualable.