Las ganas de emprender una nueva aventura llevó a doña Alba Gómez a prepararse para el ascenso al cerro Chirripó y luego de algunos meses, el 22 de julio logró llegar a la cumbre de la montaña más alta del país.
Doña Alba es vecina de Turrubares y tiene 76 añitos, con lo que demostró que la edad es solo un número y esto no le impidió escalar los 3.820 metros del Chirripó.
Esta señora, ama de casa y madre de 5 hijos y abuela de 4 nietos, fue al cerro acompañada de su hijo Fabián, quien la apoyó en todo momento y con quién se preparó para completar tremendo recorrido.
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“Siempre me mantengo muy activa y con cosas que uno debe hacer, arriesgarse. Siempre me gusta ver qué puedo hacer diferente y mi hijo ya había ido en dos ocasiones, pero antes había hecho el ascenso por San Gerardo y Herradura, así que esta vez decidió irse por San Jerónimo”, comentó.
Doña Alba tiene una finca en su casa, todos los días se dedica a cuidarla y administrarla. Vive una vida de campo, alejada totalmente del ruido de la ciudad y cuida de gallinas, patitos y otros animales. Además, nos contó que nació y creció en Santa Cruz de Guanacaste y hace años se fue a vivir a San José.
¿Cómo nació todo?
Doña Alba le comentó a Tiempo Libre que camina por salud y por lo general recorría unos 600 metros, en los alrededores de su casa, pero un día se le metió la espinita de querer hacer trayectos más largos.
“Cuando me decidí hacer otro tipo de caminata fui a Monteverde con mis hijos y también hice un recorrido a Pico Blanco y ahí me di cuenta de que si quería llegar al Chirripó me debía preparar un poco más y recuerdo que mi hijo estableció una fecha y a partir de ahí comencé a prepararme.
“La reservación se hizo con tres meses de anticipación, entonces fui al cerro Turrubares, que es muy alto y se recorren 16 kilómetros; también fui a La Potenciana, en Puriscal. También fui al cerro de La Muerte y ya luego todo fue mental, porque si una persona tiene un pensamiento negativo no va a ninguna parte y hay que tener la mente abierta y disfrutarlo”, comentó.
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¡Sí se puede!
Doña Alba y compañía salieron el martes 20 de junio rumbo a la cima de Costa Rica. Recordó que el camino no fue tan difícil e iba tranquila, no sentía pánico de no lograrlo y a lo largo del camino la frase “sí se puede” era la que le daba vueltas por la cabeza.
“Sinceramente no hice cambios en mi dieta y la hidratación mientras se camina es muy importante. Nos llevaron a un lugar para dormir, ahí mismo dejamos las maletas y comenzamos a caminar a eso de las 4 de la mañana del miércoles, ahí fue donde hicimos los primeros 14,5 kilómetros y pasamos por el valle de Los Leones, conforme uno va caminando uno resalta la belleza del lugar.
“Mi hijo no me dejó sola y hay cuestas que son muy duras, pero no me eché para atrás. Al día siguiente salimos a las 6 de la mañana y llegamos a la cima a las 9 a.m. Al inicio me costó por el tema del aire, porque Turrubares es una región que está a 313 metros sobre el nivel del mar, pero no puedo describir la experiencia”, afirmó.
El llegar a la cima fue un momento único para doña Alba.
“Sentí una alegría enorme, porque logré hacer algo que tal vez muchos desean hacer y no pueden lograr. Sé que lo que hice quedará para la historia y se lo puedo contar con orgullo a mis nietos.
“Con la recuperación me fue muy bien, no sentí dolor en las piernas y cuando llegué al albergue de una vez me bañé y eso me ayudó a recuperarme”, expresó
-¿Volvería a subir el Chirripó?
“Lo pensaría un poco porque al inicio sí me preocupó el tema del aire, pero tener esa vista es espectacular. La verdad no me arrepiento, porque es una aventura única y lo disfruté mucho, ese tipo de experiencias hay que vivirlas”.