Domenico Dolce y Stefano Gabbana además de ser minuciosos y creativos con sus cotizados productos, son muy “buena gente”, como decimos los costarricenses. La modelo tica, Adriana Mora fue quien comprobó el buen trato y gran cordialidad de la pareja de diseñadores; ella compartió con ellos a finales de febrero, cuando fue parte de la pasarela de la marca Dolce & Gabbana, en la Semana de la Moda en Milán, Italia.
Un mes y pocos días después, Adriana está en un escenario distinto: una de las salas para reuniones y entrevistas de la redacción de La Nación . Acompañada por su mamá, Dyalah Chinchilla, escucha las preguntas que le hago acerca de su vida y de lo que significa ser una modelo de su talla, de los castings en los que participa, de sus mejores momentos y de las penurias que, como la mayoría de nuevas modelos, enfrenta.
Ese día su look fue básico, cómodo: un jeans , una camiseta y un par de combat boots (botas); no andaba ni zapatos altos ni tampoco el gran abrigo de piel Dolce & Gabbana. Sin embargo, se veía alucinante.
1,80 de estatura, 165 libras, cabello negro natural, rostro blanco con apenas una pincelada de maquillaje, deslumbrantes ojos celestes y una sencillez que impacta. Adriana Mora nació en Guadalupe, San José y no parece que tuviera varios años viviendo en Manhattan, el centro de la ciudad de Nueva York: en Costa Rica ella es una tica más.
Sueño. Desde pequeña sabía que quería ser modelo. Su mamá siempre la ha acompañado en este camino; ella la llevó a un casting y por algún tiempo hizo catálogos para la marca Avon, donde era modelo de brillos labiales y pijamas. Su sueño apenas comenzaba.
Varias veces su compañera infalible la llevó a hacer filas por horas para robarse la tapa de Tú . La revista elegía a una chica para que fuera la portada, pero Adriana nunca fue seleccionada y más de una vez lloró de impotencia.
El tiempo transcurría y mientras las burlas de compañeros de estudios atacaban su altura y delgadez, Adriana se enfocaba en buscar nuevas oportunidades en el modelaje. La mejor amiga de su mamá la ayudó a contactarse con la organización del San José Fashion Week y fue admitida a los 16 años. Cuando caminó por las pasarelas josefinas sintió realización y también, deseos de más.
El fotógrafo Rob Schwartz vio a Adriana y en ella también observó su capacidad para sobresalir en el campo de la alta moda y la moda comercial. Hicieron fotos y él dijo que las enviaría a Nueva York; la respuesta no tardó y varias agencias se interesaron en la chica alta y delgada. Eligieron la agencia Wilhelmina Models.
Adriana se instaló en Nueva York con apenas 17 años, recién recibía su título de bachillerato del Liceo de San Antonio de Coronado y no sabía hablar inglés.
Al principio iba y venía, luego se quedó por tres meses en la ciudad estadounidense, posteriormente los retos y oportunidades aumentaron.
“Yo estuve en Nueva York tres veces: la primera por un mes, luego tres meses, luego otra vez; después me mandaron dos meses a Tokio y después a Pekín otros dos meses. Uno tiene que viajar mucho. Yo ni siquiera hablaba inglés, los primeros seis meses nada.
”Aprendí inglés en Tokio porque o hablaba japonés o hablaba inglés. Ahí conocí a mi mejor amiga Issa Lish, quien es una top ahora, ella tiene hasta portadas de Vogue . Ella es mexicana y japonesa, entonces hablaba español conmigo”, contó
En el lustro transcurrido, Adriana ha participado en cuatro de los Fashion Week más prestigiosos del orbe de la moda: Milán, París, Tokio y Nueva York. En ese tiempo también le ha quedado claro que, para alcanzar el éxito, el camino no siempre es fácil.
Para ser parte del Fashion Week de Nueva York hay que moverse con presteza.
“Nueva York Fashion Week la he hecho tres veces. Son 15 castings por día en dos semanas, y uno corre y corre y corre para al final quedarse solo con 5 shows, porque hay mucha competencia. Mi mamá es mi apoyo, yo la llamo y ella me dice que aguante y aguante. Uno se vuelve loco al ver a tantos modelos en el casting ; a veces son cientos y es muy frustrante ver tanta competencia, pero cuando uno se lo queda (la participación) es gratificante ver que de todos yo me lo quedé”, contó.
Cuando le pregunto con cuál de los diseñadores es más difícil hacer el casting y por qué razón, Adriana contesta de inmediato: “¡Calvin Klein!”.
“Es muy complejo hacer el casting para Calvin Klein. Hay que esperar siete horas sentada con demasiados modelos, uno llega y se tiene que quitar el maquillaje, ponerse un vestidito y esperar siete horas; además, a ese se puede ir solamente si a uno lo piden a la agencia... ¡es muy difícil!
”Por el momento no me han dejado, hice una cosilla ahí pero muy pequeña, cuesta un mundo quedarse el show , las que caminan las pasarelas son las que hacen las campañas y todo. La verdad cuesta bastante, entonces hay que seguir y seguir y seguir”, cuenta.
Entre tanta celeridad para participar en importantes pasarelas y las largas horas de selección, ¿cuándo comen?
“Cuando hacemos los castings hay que aprender a andar algo en el bolso, porque son horas de horas esperando. Cuando ya nos eligen para el show es distinto, nos dan de comer lo que queramos y si queremos nos hacen hasta masajes. Es un proceso”, reconoce con madurez.
Adriana mantiene una dieta normal y asegura ser poco rigurosa con su alimentación. El ejercicio se le torna un martirio, aunque lo practica con un objetivo en mente: “A nosotras no nos pesan, nos toman medidas. A mí no me dejan ni bajar ni subir, no hago mucho ejercicio, casi ni me esfuerzo con eso (risas). A veces entro al gimnasio porque quiero sacar rabo, pero solo con ejercicio porque no me dejan hacerme nada”, contó.
Las carreras y los esfuerzos diarios para ser admitido en un casting no es lo más pesado de esta profesión. Para Mora, la soledad es un factor que predomina en el oficio.
Aunque las agencias a las que pertenece no dan vacaciones, durante varios días de mayo logro escaparse al país. Ambas partes llegan a un acuerdo para no hacer contratos ni trabajar por ciertos periodos.
“Con eso uno se arriesga a perder trabajos importantes. En diciembre vine y me tuve que ir a París: yo ni sabía cómo decirle a mi mamá, me daba pesar dejarla pero me fui cinco días y volví. Aunque he hecho varios shows en París todavía no puedo hacerlos todos porque cuesta un mundo, pero me invitan a asistir a los shows para verlos, como los de marcas como Céline y Dior que son tan grandes; de hecho, quiero participar en esos shows pero para eso tengo que tener agencia en París. Muchas de las fotos de mi Instagram son de street style (moda de la calle): cuando invitan a modelos a ir los paparazi nos siguen y nos toman”, contó.
Dolce & Gabbana. Mientras Domenico y Stefano se cercioraban de los últimos detalles en el backstage , Adriana sintió emoción. Dice que no hubo miedo, solo un poco de nervios que, al final, fueron apaciguados por la felicidad que significaba caminar por esa pasarela.
Irónicamente, para participar en el show de Dolce & Gabbana en Milán, Adriana no tuvo que hacer pruebas. La marca la pidió a su agencia .
“De todos los años que he estado (en el modelaje) el de Dolce & Gabbana fue hasta ahorita, todo ha sido un proceso. Hice el show y además un editorial para Vogue Tokio, que no ha salido aún. Ahí voy agarrándome con Dolce & Gabbana.
”En esta experiencia todo fue chivísima, mi agente de Nueva York me dijo que me querían y yo le dije que si era para solo verme y él me dijo que no, que ya estaba confirmada y yo no me la creía. Me dijeron una semana antes y fue de lo más chiva, me llevaron a Milán en primera clase y el hotel chivísima. Todo esto le abre a uno puertas para más trabajos”; dijo.
Adriana no asegura nada, ella prefiere que todo se vaya dando; sin embargo, considera que quizá en la próxima Semana de la Moda en Milán vuelva a participar con la marca.
Otra de sus participaciones más grandes fue en una campaña para la marca Hugo Boss; en ambos trabajos ha aparecido de la mano de su novio, el influencer de origen haitiano y francés Luka Sabbat.
“Luka hizo la campaña para Dolce & Gabbana, él también salió en el show . Como los organizadores sabían que éramos novios nos pidieron que la camináramos juntos.
Los abrigos que usamos los hicieron especiales para nosotros porque tenemos una foto que sale de París donde nos dieron abrigos de piel para andar en la calle (hacer street style ), Dolce & Gabbana los vio y les gustó, todo fue chivísima.
Domenico y Stefano fueron superlindos con nosotros, muy buena gente, al final del show hicieron una fiesta grandísima, nos vistieron a todos. Esa ha sido la experiencia más top que he tenido”, reveló.
Pasos propios. Luka es un modelo sobresaliente en Estados Unidos; generalmente, aparece en las notas de espectáculos junto a personalidades como las Kardashian. Él ha realizado trabajos con marcas como Calvin Klein.
Adriana admite que su novio, –desde hace dos años–, la aconseja y que si por él fuera la ayudaría a participar en muchos shows e importantes campañas, pero entonces, “¿de qué valdría todo lo que he hecho”, dice la modelo tica.
“Él me ayuda y me jala, me lleva a donde toda esta gente y así es como las cosas han ido creciendo más. Él a veces trata de ayudarme pero le digo que mejor no, porque si él pudiera me mete fácil y ya, pero no, yo quisiera hacerlo por mí misma. Él me aconseja mucho. Es superhumilde. No se trata solo de la ayuda de él, de que llegue y me ponga en lugares, yo no he trabajado tanto para solamente llegar y que me vean así”, dice.
La modelo Bella Hadid es su amiga cercana y es normal que salgan a cenar en compañía de Kendall Jenner; sin embargo, no quiere hacer eco de eso.
“Ellas son mis amigas, para qué guindarme de la fama de ellas. Yo quiero hacer las cosas por mí”, dice con seguridad, reafirmando con sus palabras esa sencillez que de primera entrada salta a la vista.
Aspiración. Con 22 años Adriana considera que tal vez a los 27 ya no esté caminando por las destacadas pasarelas, reitera que en ese ámbito todo se mueve con gran rapidez, aunque nunca se sabe. La actuación es un mundo que quiere descubrir.
Una de sus aspiraciones a corto plazo es crear un negocio relacionado con gastronomía en el país. Algo en lo que pueda trabajar, por supuesto, al lado de su mamá, su gran compañía y consejera a distancia.
Probabilidades de hacer algo con la marca juvenil de Victoria’s Secret, Pink es algo cercano, también será imagen de una fragancia parisina de la que por ahora no puede revelar el nombre.
“Quiero hacer cosas con las marcas Céline, Chanel y una portada para Vogue. También voy a probar con Victoria’s Secret porque me gustaría hacer el show ”, dice.
Adriana sueña –y se esfuerza– por trabajar con las prominentes marcas, aunque con su manera de vestir no busque ser tan ostentosa.
“No soy como de usar muchas marcas, a veces sí, pero no es que yo diga que si algo no es de marca no me lo voy a poner, prefiero algo más a mi estilo.
Yo soy más de tenis y pantalones no tan pegados, soy más a lo sencillo y creo que eso me ha ayudado en los castings , porque generalmente todas se visten igual y si uno es diferente eso ayuda muchísimo, así es más fácil que lo recuerden”, finalizó.