Pop, rock y, sobre todo, romance: ningún género limita la capacidad de Camila para plasmar sus experiencias personales a través de la música y lograr que su público se sienta identificado. Su concierto en Costa Rica fue una prueba irrefutable de ello.
La noche de este domingo 2 de marzo, el compositor Mario Domm interpretó una canción que apenas había escrito esta semana. Estaba tan fresca que se apoyó con una hoja de letras impresas, también proyectadas en las pantallas de Parque Viva para el público.
Entusiasmados, los asistentes corearon Obviamente, una canción que transmite el dolor de un corazón roto.
“¿Por qué tu amor, si es imposible, siempre vuelve? Obviamente, secretamente, sigo firme por ti, esperando. Si me ves temblando, es porque obviamente aún te sigo amando”, cantó Domm, tras recibir numerosos pulgares hacia arriba como muestra de aprobación.
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Bajo esta atmósfera, los enamorados, los desenamorados y hasta quienes no pensaban en ese sentimiento: cada persona en el concierto de Camila en Costa Rica se sintió aludida. Sin necesidad de pedir al público que bailara, cantara o aplaudiera, la banda logró capturar por completo a los asistentes.
Con las voces de Mario Domm y Samo, respaldadas por la guitarra de Pablo Hurtado, no hubo instante en que bajaron los teléfonos de sus seguidores. ¿Y cómo no? Si apenas la segunda canción de la velada fue Mientes, quizá uno de sus éxitos más icónicos; entre gritos y coros, se convirtió en un presagio de lo que estaba por venir.
Ni siquiera una leve falla en el micrófono de Mario Domm detuvo la magia del momento. Durante unos breves instantes del tema Fugitivos, el cantante se vio obligado a improvisar y qué mejor que hacerlo con su amigo Samo, con quien compartió el mismo micrófono. Fue gracias al profesionalismo que los ha caracterizado por más de dos décadas que el incidente no pasó a mayores; al contrario, lo sobrellevaron entre risas y abrazos.
“¡Costa Rica, estamos de vuelta, estamos de regreso" (...). Que la música nos siga juntando”, expresó Samo, quien lucía un vibrante traje rojo y lentes de sol.
En sintonía con el atuendo de Samo, minutos después llegó el turno de Bésame, uno de los momentos más épicos de la noche, ya que el escenario se inundó con luces de un intenso rojo pasión.
Al mismo nivel de furor, otro de los picos más altos del concierto no estuvo relacionado con la música, sino con la personalidad de los artistas. De manera inesperada, Domm solicitó un favor al público: que alguien le prestara un cinturón, ya que sus pantalones comenzaban a caerse. Bastaron solo unos segundos para que alguien se lo quitara y lo arrojara al escenario.
“Solo en Costa Rica pasan estas cosas”, añadió Samo, quien se mantuvo en constante diálogo con el público. En respuesta, no faltaron algunos gritos guanacastecos entre cada canción.
La conversación también fue fluida con Pablo, quien generalmente se reserva a su rol como guitarrista.
“Es un sueño estar de vuelta aquí en Costa Rica después de casi 20 años de carrera. Se dice fácil, pero hemos pasado por muchas cosas (...). No pensábamos que íbamos a poder tener esta gira. Me llena el alma verlos cantar y conectar con ustedes a través de la música”, expresó.
Para este punto, nunca pasó por la mente de los asistentes que otros eventos de talla mundial se estaban llevando a cabo simultáneamente. La entrega de los premios Óscar, por ejemplo, pasó a un segundo plano: lo más relevante era disfrutar con los tres mexicanos.
Evidencia de ello fue el coro de cientos de personas cantando Perdón y Aléjate de mí al final de la noche, canciones que se encargaron de levantar y hacer cantar a todos los presentes. Así evocaron la nostalgia de los años 2000, época en la que su popularidad se catapultó al punto de convertirse en una de las bandas románticas más célebres de la región.
Antes de despedirse del escenario, durante el penúltimo tema de la noche –De qué me sirve la vida–, Samo dedicó la canción a las personas que atraviesan momentos oscuros y tristes, afirmando que “la vida vale mucho por noches como estas”.
Para cerrar, interpretaron Todo cambió. Aunque su letra “eres el amor de mi vida” está dirigida a una persona, los artistas dejaron claro que, en ese instante, su amor era por Costa Rica.