Un festival de cine funciona como un pequeño universo. Durante un periodo de tiempo y en locaciones que se vuelven como un hogar, la existencia de miles de personas gravita alrededor de las más variadas expresiones de la imagen en movimiento. Sin discriminación alguna, filmes de renombre internacional y refrescantes miradas locales coexisten en un mismo ecosistema, donde dialogan y se enriquecen entre sí.
El Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC), que se efectuará del 28 de marzo al 6 de abril, representa la única vitrina de este tipo que existe en el país y, en su retorno (no hubo edición en 2018), su selección de filmes se compromete con una visión que favorece las narrativas humanistas y las estéticas arriesgadas.
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En esta edición habrá 66 películas provenientes de 48 países que se ofrecerán en 15 sedes en San José, Pérez Zeledón, Cartago, San Ramón, Grecia, Jacó, San Carlos y Liberia. Dentro de los títulos con más amplio bagaje está Dogman (2018) del italiano Matteo Garrone, la cual ganó el premio a mejor actor en el Festival de Cannes, Capernaum (2018) de Nadine Labaki,nominada al Óscar a mejor película extranjera, y Pájaros de Verano (2018), nueva obra del dúo colombiano de Cristina Gallego (ahora en co-dirección) y Ciro Guerra, creadores de la aclamada El abrazo de la serpiente (2015).
El gran cartel con el que llegan estos largometrajes sin duda atraerá a los cinéfilos informados. No obstante, dentro de la programación también destacan propuestas que, con menor bullicio alrededor, marcaron de igual (o mayor) manera el acontecer fílmico reciente.
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Long Day’s Journey into Night (China, 2018)
Luego de sorprender con su envolvente y enigmático debut en Kaili Blues (uno de los grandes descubrimientos del CRFIC 2016), el cineasta chino Bi Gan consagró su nombre en la escena internacional con Long Day’s Journey into Night (2018). La película utiliza una poética propuesta formal y una deslumbrante estética inspirada en el film noir para relatar el onírico regreso de un hombre a su pueblo natal en busca de la mujer que nunca fue capaz de olvidar. Esto, sumado al muy comentado plano secuencia de 50 minutos dentro del metraje, hace que la cinta de Bi Gan se proyecte como una de las experiencias sensoriales inolvidables del festival.
Your Face (Taiwán, 2018)
El nuevo filme del legendario director taiwanés Tsai Ming-liang también utiliza el tiempo y la experimentación formal para darles vuelta a las convenciones de un tipo de cine. Usualmente, las entrevistas a modo de “cabeza parlante” son vistas como un lugar común del documental; sin embargo, para el maestro asiático tal recurso representa una nueva oportunidad para la exploración humana. Al borrar cualquier tipo de contexto o narrativa de sus retratos de rostros anónimos, Ming-liang se centra exclusivamente en exaltar la expresividad que brindan los pequeños gestos y el bagaje histórico que cuenta cada uno de nuestros poros. Para quienes gustan de las expresiones más experimentales del sétimo arte, este contemplativo hito de la no-ficción sin duda brindará una saludable dosis de vanguardismo.
El silencio es un cuerpo que cae (Argentina, 2017)
Esta película ve a la realizadora argentina Agustina Comedi recontextualizar el material de archivo como un diario íntimo. Tradicionalmente utilizado para visualizar lo relatado, Comedi más bien dialoga con él desde sus múltiples indagaciones. Las imágenes del pasado son utilizadas, entonces, para comprender mejor una empatía muy presente hacia la figura de su difunto padre, quien, antes de concebirla, vivió la peligrosa realidad de ser un hombre homosexual en la Argentina de los años 80. Aclamada como uno de los debuts más sorprendentes de los últimos años, El silencio es un cuerpo que cae es un gran caso a favor de la tesis de “lo personal es político”.
Temblores (Guatemala, 2019)
El director Jayro Bustamante, conocido por Ixcanul (2015), gira su mirada hacia el tormento que debe vivir un miembro de una iglesia ultraconservadora al enamorarse de otro hombre. A través de la perspicaz mirada del director, la terapia de conversión que debe vivir el protagonista hace de su identidad un campo de batalla.
Cómprame un revolver (México, 2018)
Materializa un mundo posapocalíptico que, en palabras del director Julio Hernández-Cordón, “mezcla Las aventuras de Huckleberry Finn (1884) con Mad Max (1979)”. La crudeza de los ambientes contraculturales (como el skate y los bikers) que Hernández-Cordón ha explorado en Te prometo anarquía (2015) y Atrás hay relámpagos (2017) llegan a su conclusión natural en este coming-of-age. La cinta relata un entorno en el cual el dominio del narcotráfico y la escasez de mujeres obliga a una niña a combatir las estructuras de poder, mientras apenas comienza a conocerse.
Tarde para morir joven (Chile, 2018)
El filme de Dominga Sotomayor utiliza la temática de autodescubrimiento para plantear un potente paralelismo entre las incertidumbres y anhelos de un grupo de jóvenes y un Chile en transición a la democracia. La desbordante calidez y puntual sensibilidad pop con la que la chilena construye el largometraje lo destaca como un vivido testamento a la adolescencia.
La casa lobo (Chile, 2018)
La animación de horror chilena sumerge al espectador en un mundo de pesadilla, que se inspira en la historia de los tres cerditos para retratar la macabra realidad que fue Colonia Dignidad, centro de detención y tortura administrado por un exmilitar nazi en los tiempos de Pinochet. Sus efectos artesanales y espeluznante diseño sonoro prometen hacer palpable el miedo vivido por quienes visitaron esa infame locación.
I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians (Rumania, 2018)
Traduce su indignación ante atrocidades históricas en una corrosiva comedia negra. El filme del rumano Radu Jude toma su título de una frase dicha en el Consejo de Ministros de su país en 1941, antes de que el gobierno ejecutara una limpieza étnica durante la Segunda Guerra Mundial. A partir de estas palabras, el director y su protagonista, joven artista militante, buscan reinterpretar la masacre y cuestionar fuertemente desde donde se escribe la historia oficial.
What You Gonna Do When the World’s on Fire? (Estados Unidos, 2018)
Enfocado una vez más en una población marginalizada dentro de la ruralidad estadounidense, el documentalista italiano Roberto Minervini vislumbra la potencia lírica que tienen las expresiones cotidianas de una comunidad negra en el sur estadounidense. Situado en el convulso verano del 2017, cuando la brutalidad policial y los asesinatos raciales en esta zona conmocionaron al mundo, el largometraje sirve como un retrato íntimo y matizado de la experiencia afroamericana y su lucha por justicia en un contexto históricamente adverso.
Island of the Hungry Ghosts (Australia, 2018)
La cineasta australiana Gabrielle Brady apela a la poética al intercalar su documentación de un centro de detención para migrantes en Australia con una imaginativa representación visual del entorno selvático que los rodea. De manera lúcida, la película calca con impresionismo y gran sensibilidad la contradicción entre el flujo libre de la naturaleza y el encerramiento de seres humanos.
Aparte de los títulos mencionados, se destaca la retrospectiva a la directora de fotografía uruguaya María Secco, quien con la agudeza de su lente ha impregnado su mirada en cintas como Agua fría de mar (2009) y Restos de viento (2017).
Asimismo, quienes tengan interés en ver el avance de la cinematografía local, la competencia costarricense estrenará en el país notables propuestas como El despertar de las hormigas (2019), Callos (2018) y Dos Fridas (2018), y además tendrá en competencia a El camino de la negrita (2019), Queremos tanto a Bruno (2018), El baile de la gacela (2018) y Cascos Indomables (2018). El futuro del audiovisual tico también estará presente en los dos bloques de la competencia nacional de cortometraje.