Hizo del erotismo su arte, la provocación fue su sello y los nuevos talentos de la gran pantalla sus mejores aliados a la hora de hacer películas. Con su muerte, el director Juan José Bigas Luna ha dejado un vacío en la industria cinematográfica en español, pero su legado en el sétimo arte y descubrimientos mantendrá vivo su recuerdo.
Bigas Luna murió ayer . Sumó 67 calendarios antes de que el cáncer lo venciera en su casa en La Riera de Gaiá (Tarragona), tierra que cuidó y cultivó en los últimos años junto a su esposa.
Nacido en Sarriá (Barcelona), en 1967, comenzó estudios universitarios de economía, pero fue expulsado de la escuela antes de terminarlos. En 1969, creó, junto al diseñador Carles Riart, el Estudio Gris dedicado al diseño industrial y de interiores. En estas mismas fechas, se dedicó a pintar y, a través de los lentes de distintas cámaras, comenzó a ver la vida... su vida.
Este fotógrafo profesional pasó por la moda y la publicidad antes de recalar en el cine.
Quienes lo conocían, no dudan en destacar que vivió para los placeres de la tierra y su cine fue una extensión de esos placeres.
Sus primeros pasos en la realización audiovisual los dio entre 1974 y 1977, años en que rodó numerosos cortos y documentales, tales como Con soltura y Cóctel internacional .
“Sin duda, la actividad del director catalán Bigas Luna se enmarca en los años de la transición española, tras la muerte del dictador Franco y la consolidación de la democracia”, destaca Carolina Sanabria, profesora catedrática en la Universidad de Costa Rica, donde imparte cursos de cine y literatura, entre otros, y autora del libro Bigas Luna. El ojo voraz (2010).
“Asociado con el erotismo desde el principio de su carrera, cuando filmó la intrascendente Tatuaje (1977), basada en la novela homónima de Vázquez Montalbán, el prestigio autoral de Bigas Luna se logró con producciones como Bilbao (1978) y Caniche (1979), de ribetes existencialistas e intimistas”, acotó Sanabria.
Además, agregó: “Contó el renombrado estudioso historiador de cine Román Gubern una anécdota al respecto. Cuando en 1979 llevó a sus estudiantes de la University of Southern California al cine Maryland de Barcelona, donde se acababa de estrenar Caniche , muchos salieron frustrados de por qué los había llevado a ver una película pornográfica”, agregó.
Jamón jamón (1992), La teta y la luna (1994), La camarera del Titanic (1997) y Yo soy la Juani (2006) son buena prueba de esas ganas de Bigas Luna de vivirlo, probarlo y conocerlo todo.
Hacedor de estrellas. Bigas Luna dirigió 17 películas en su carrera.
Fue un gran descubridor de talentos. Su ojo experto y visionario sacó del anonimato a Javier Bardem y Penélope Cruz en Jamón jamón .
Bardem fue protagonista también de otros filmes como La teta y la luna o Huevos de oro (1993), cinta en la que cual Bigas Luna dio una importante oportunidad a Benicio del Toro, que actuó junto a Maribel Verdú.
En su larga lista de descubrimientos hay que mencionar también a Ariadna Gil, que tuvo su primer papel en el cine en la película Lola (1985) y a Jordi Mollá, que compartió cartel en Jamón jamón con Bardem y Penelópe Cruz.
La famosa actriz trabajó con Bigas Luna en Volavérunt (1999) junto a Aitana Sánchez Gijón, protagonista de La camarera del Titanic , rodada por el fallecido director en 1997.
Bigas Luna supo elegir entre 3.000 aspirantes a Verónica Echegui, protagonista de Yo soy la Juani . Por aquel papel, la actriz fue candidata a los premios Goya a la mejor actriz revelación.
“Los que entendemos que la gente aporta su personalidad al cine tenemos que entender que su obra era muy mediterránea, con un estilo personal inconfundible”, afirmó Eduardo Trías, director del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva (sur de España) en declaraciones a EFE. A su vez, Trías calificó a Bigas Luna como un “director de referencia” .
Tras su muerte, muchos de estas personalidades del medio cinematográfico expresaron su luto y el valor del consagrado director español por medio de redes sociales o en declaraciones a los medios de comunicación.
Uno de ellos fue el propio Bardem . Bajo el título Papá Bigas , el actor ofreció unas líneas a su descubridor en el sitio web del diario español El Mundo .
“Fue como un padre que me llevó de la mano y al que le debo tantas cosas... Cosas hermosas, buenas, inteligentes... Mi querido Papa Bigas, este plato de hoy me es muy difícil de tragar la verdad, no sé cómo hacerlo. Lo mojaré con todo mi amor, mi respeto, mi admiración y mi eterno agradecimiento por ti. Y te tendré siempre dentro de mi, alimentándome”, aseguró en el texto.
El actor, quien es esposo de Penélope Cruz, se despide con estas frases: “Te quiero mucho. Te agradezco todo. Para siempre, mi Papá Bigas”.
Último proyecto. Pese a estar gravemente enfermo, el director de cine no había dejado de trabajar y estaba a punto de empezar el rodaje de El mecanoscrito del segundo origen , adaptación a la gran pantalla de la novela del escritor Manuel de Pedrolo.
Sin embargo, los intereses del cineasta español no se ceñían solo al cine. Se dedicó en sus últimos años a las delicias de la agricultura ecológica. Hablar de tomates le podía apasionar tanto como cuando lo hacía al tratar de un buen libro o un artista.
En las dos ocasiones que me entrevisté con Bigas para la elaboración del libro ( Bigas Luna. El ojo voraz ), me manifestó su interés por Costa Rica y, en concreto, por un proyecto que no pasó de serlo, sobre la producción de cacao orgánico”, recordó Sanabria.
Otra de las facetas que caracterizó al director fallecido ayer fue su relación con el flamenco. El Festival Internacional del Cante de las Minas le otorgó el Castillete de Oro, máximo galardón del certamen fuera de concurso, por “ su ingente obra cinematográfica, embajadora y difusora de las bondades de la cultura española y, con ella, del arte flamenco ”
El cineasta será sepultado este fin de semana, sin homenaje alguno en cumplimiento de su voluntad, dijeron sus familiares.