La mujer más linda del mundo tuvo una vida de lo más triste. Ese contraste acompaña el mito de la bellísima Marilyn Monroe, cuya imagen se mantiene intacta como una de las figuras más destacadas del siglo XX.
Ese ícono, curiosamente, ha prevalecido por encima de sus talentos como intérprete, los cuales no fueron menores. Sobre esas reflexiones y la tristeza de su vida llega Blonde, producción de Netflix que aterriza este miércoles 28 de setiembre en el catálogo global.
Con expectativas reservadas, la película ya está disponible en la plataforma y tiene el reto de enmarcar a una figura que sobrepasa generaciones. Las vivencias de la diva más gigante finalmente llegan a ser retratadas en el sétimo arte.
Una historia de impacto
De mostrar su vida se encarga Andrew Dominik, cineasta con talento que ha construido hitos modernos como la cinta El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford y Killing Them Softly.
A Dominik ahora le corresponde adaptar la monumental novela de la escritora estadounidense Joyce Carol Oates sobre la vida de la actriz y lo hace con el respaldo de su socio el actor y estrella Brad Pitt, quien es productor ejecutivo; así como de los músicos Nick Cave y Warren Elllis , viejos compinches del director que se encargan de la banda sonora.
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Dominik había estado detrás de la adaptación de la novela de Oates desde, por lo menos, hace unos 10 años. Eso explicaría su fascinación por la historia, la cual lo llevó a producir esta película que se acerca a las tres horas de duración. De hecho, se dice que hubo una versión más larga que tuvo que reducir.
En ese tiempo de metraje, se acumulan la mayor densidad de desgracias posibles sobre la pobre Marilyn, nacida como Norma Jeane y con una infancia terrible. La cronología es conocida: una madre esquizofrénica que la quiso matar; un padre ausentísimo; un tormentoso ascenso en Hollywood; matrimonios frustrantes con el beisbolista Joe Di Maggio y el dramaturgo Arthur Miller; un amorío con el presidente John Fitzgerald Kennedy y su muerte a los 36 años, en 1962, tras una mala noche de barbitúricos y un infructuoso pedido de auxilio.
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En su fugaz carrera como actriz figuran clásicos de Hollywood como Una Eva y dos adanes y La comezón del sétimo año, donde se desenvolvió en grandes papeles de comedia. También hizo películas dramáticas como Almas desesperadas, Almas perdidas, Los inadaptados y Torrente pasional donde demostró todas sus capacidades.
Su paso por estas cintas viene con la actuación de Ana de Armas, una de las nuevas chineadas de Hollywood. Esta actriz cubana-española fue rechazada en la industria europea y encontró en Hollywood un gran refugio. Después de Blade Runner 2049, donde interpretó a una inteligencia artificial, se supo que tenía un talento único y ha alcanzado papeles relevantes en producciones como la última entrega de James Bond titulada Sin tiempo para morir, así como en el aclamado thriller Knives Out.
A Ana de Armas le toca la difícil tarea de ser una Marilyn cazada por la maquinaria hollywoodense. Allí los hombres son monstruosos, abusadores, extorsionadores, violentos y, según la película, ese era el catálogo en el que la actriz buscaba sustituir la figura de su padre (se refería a todas sus parejas como “daddy”), quien es una presencia fantasmal en la película. Ella fue la víctima de un mundo abusivo.
Cambiando de formato y del color al blanco y negro, Dominik vuelve a demostrar una gran capacidad como director. En Blonde lo ayuda la fotografía de Chayse Irvin en su primer proyecto así de grande y al que aporta una paleta que sabe ser a ratos luminosa, pero también onírica y profundamente oscura.
El diseño de producción de Florencia Martin incluye una reconstrucción de época con réplicas de los vestuarios icónicos de la actriz.
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Convertida en una víctima, y llorando en dos tercios de la película, Ana de Armas es una verdadera revelación capaz de mantener intacto el espíritu de esa Norma Jeane escondida detrás de esa construcción que dio en llamarse Marilyn.
El portal Hipertextual es contundente con su crítica hacia la película: “Blonde está basada en el libro homónimo de Joyce Carol Oates y es, en apariencia, ficción. Pero presenta una versión tan cercana a lo que podría haber ocurrido con la vida de Marilyn Monroe que resulta perturbadora”, se lee en su reseña.
Por años, el mundo cinéfilo se ha preguntado cómo fue el entorno que convirtió a Norman en Monroe. ¿Será suficiente su retrato para darnos una idea de quién fue ella y cuáles fueron sus sentimientos durante la fama? La posible respuesta está esperando en Netflix.