
Ustedes la acaban de ver llena de tensión dramática y sin freno alguno en
Ella se llama Emma y encuentra –en Adam– al joven que la puede acompañar dentro de su concepto de vida. Se trata de una amistad sin compromisos, pero con bastante sexo. Es un poco lo que se ve en
El viejo lo encarna Kevin Kline. Se trata de un buen actor, a quien se le siente que disfruta de su personaje. El hijo es el mismo Adam, encarnado por Ashton Kutcher, actor incapaz de diseñar siquiera una sonrisa o un entrecejo creíbles. Natalie Portman nunca debió aceptar tener de coprotagonista a un actor tan malo.
Me imagino que dada la poca capacidad histriónica del joven Kutcher, es que su mejor secuencia es cuando sale prácticamente desnudo, con un pañito en sus genitales nada más. Eso sí, la amiga con quien fui a ver esta película me hizo la observación de que este actor tiene las nalgas muy flojas. No sucede así con la señora Portman, quien se muestra absolutamente apoderada de su personaje, con su tono agridulce –ya lo dije–, sea fuera o dentro de las cobijas.
Es interesante lo que puede lograr una buena actuación. Natalie Portman le da a esta comedia erótico-sentimental un buen aire de elegancia, que el director Reitman sabe aprovechar ofreciéndole planos distintos de manera gustosa. De ella, como Emma, viene incluso el brío del filme que –gracias a un buen montaje– le da personalidad y ritmo a la película.
Entre sentimientos de libertad sexual, amor, desamor y nuevamente amor, esta comedia sabe divertir como farsa. Y no hay nada convencional con la trama, porque con solo la idea de que es mejor una relación de pareja basada en el sexo y ver qué sucede después, solo esto, hace de
Siento que se trata de un largometraje por recomendar, por su sexo sainetero, porque logra divertir al ser entretenida, porque se atreve a pensar de otra manera (la mujer es la que tiene carácter, ya lo verán) y porque ahí está Natalie Portman, llena de versatilidad actoral.