Los Ángeles. EFE y AFP. Sesenta y cinco años después de que Walt Disney estrenara Cenicienta y la convirtiera en uno de sus cuentos hadas más emblemáticos, el mismo estudio renueva ahora a su querida princesa y la hace rodearse de un fantástico elenco.
A partir de hoy, los ticos serán testigos de una versión en carne y hueso de aquella niña esclavizada por su madrastra, que solo vestía harapos y que tras el bendito hechizo de un hada puso a babear a un príncipe.
Kenneth Branagh dirige la modernizada propuesta.
Con algunos retoques respecto a la historia original y un vestuario fabuloso, la tierna Cenicienta recupera para el gran público la esencia de este cuento de amor y esperanza, con toques de humor y destacados efectos animados de la factoría Disney.
La madrastra –interpretada por Cate Blanchett– sigue siendo tan cruel como siempre; el hada madrina –Helena Bonham Carter– transforma una calabaza en una suntuosa carroza de oro; Cenicienta pierde su zapatito de cristal tras bailar con el príncipe y todo termina igual de feliz.
Sin embargo, Branagh se permite algunas concesiones en la trama para conocer un poco más a la protagonista, al igual que hizo Disney el año pasado con Maléfica , la perversa bruja de La bella durmiente.
Así, la película explora el origen de varios de los personajes, que permiten comprender mejor sus vínculos con el pasado y su forma de entender el mundo.
Por ejemplo, en la trama se sabrá qué fue de los padres de Cenicienta y el porqué del resentimiento de la agria madrastra.
La princesa. En la nueva cinta, la actriz Lily James se convierte en Cenicienta, este delicado personaje de tez blanca, cabellos dorados y aspecto virginal, que ha hecho soñar a generaciones de niñas en todo el mundo.
En esta versión de la historia, –inspirada en el cuento que escribió el francés Charles Perrault , en 1697–, Cenicienta usa su bondad como un superpoder, lo que ayuda a reinventar el personaje y así destacar la inteligencia, la sensualidad y la imaginación.
Con esta habilidad, la protagonista aguanta sin quejarse las maldades y burlas de su madrastra y sus hermanas Anastasia (Holliday Grainger) y Drizella (Sophie McShera). Ella cocina, limpia, sirve y duerme en el desván, acompañada siempre por los ratones Gus-Gus y Jack, sus únicos amigos.
La historia, al margen de pequeñas innovaciones, sigue el relato de una hermosa joven que vive feliz, al menos hasta que muere su madre y su padre se casa de nuevo.
Comienza así el tormento de su vida, hasta que todo cambia con la aparición de su hada madrina y de su príncipe azul. Ambos personajes, providencialmente, cumplen la profecía de su madre y el edulcorado mensaje de la cinta: todo puede conseguirse con “valor y amabilidad”.
Richard Madden, quien encarna al príncipe, va un poco más allá y aclara que Cenicienta no es solo para chicas : “El mensaje (de la película) es que Cenicienta es más feliz que la madrastra por su percepción sobre la vida y esto sirve para los niños”.
Con esa fórmula, acicalada por una experiencia visual calificada de “exquisita” por Variety , la crítica ha caído rendida ante la propuesta de Branagh. Son pocos los expertos que la adversan.
“El color, el brillo y un corazón descaradamente romántico explotan en la pantalla de Cenicienta . Una película inspiradora que reviste de cálido sentimiento temas universales como la pérdida, la fortaleza, la experiencia y la madurez”, escribió embelesado David Rooney, de la revista The Hollywood Reporter.
Ropa de ensueño. El vestuario es otro gran protagonista de la nueva Cenicienta . Cada pieza, diseñada por la ganadora del Óscar, Sandy Powell, transmite majestuosidad, ilusión y fascinación, además de proyectar los rasgos de cada personaje.
Resaltando su poder para dominar, Blanchett despliega elegancia con una colección de prendas dignas de la alta costura parisina. Sus hijas, por su parte, proyectan envidia e inseguridad.
Pero es Cenicienta la que impacta. Ella acude al baile con un vestido de fantasía azul y mariposas incrustadas en el escote. En el centro de la pista de baile, la cámara le dedica largos minutos para mostrarlo en todo su esplendor. ¡En esa escena se materializa el sueño!