El documental
El sueco, uno de los sobrevivientes de la bomba que cobró la vida de siete personas, conversó sobre su motivación para crear al documental y encontrar a los responsables de la tragedia.
Estoy probando quién lo hizo. Eran los sandinistas. Agentes del Ministerio del Interior bajo la supervisión de Tomás Borge que era ministro del interior de la época.
Claro. Es como probar la verdad de los hechos y eso me quita muchas culpas porque he dicho la verdad y me ha costado.
Ojalá. La verdad es la base de la justicia, pero yo no he visto mucha eficiencia aquí en el sistema judicial. Es como si hubiera un gran desinterés y una gran pereza. Creo que las víctimas y los familiares de los muertos necesitan algo más porque fue un crimen de lesa humanidad.
Yo no tengo dinero para hacer esto. Creo que sería el Colegio de Periodistas el que debe ayudar a Nelson Murillo, que es una de las víctimas y realmente necesita justicia, con un abogado a que él y nosotros-las otras víctimas- hagamos una denuncia a un tribunal adecuado.
Edén Pastora tiene derecho a decir cualquier cosa, pero no tiene derecho a sin ningún fundamento acusar a otros por asesinatos. Creo que Pastora no sabe más de este atentado que cualquier otra víctima... Yo no tengo ningún miedo.
Fue una experiencia fantástica. La recepción en Nicaragua es el sueño de un cineasta. Había un hambre y sed por conocer la película que llenó las casas y que trasciende este tema de La Penca. Se convirtió en una cinta sobre la falta de justicia, la búsqueda y la necesidad de verdad sobre cualquier caso, porque hay muchos otros casos que no están esclarecidos.
Creo que es un caso mítico en Costa Rica... Tanto para los jóvenes como para los mayores es una lección de la historia, de la existencia, de cómo un sueño se transformó en una pesadilla.
“ Para que no se repita este círculo vicioso es necesario que la gente lo conozca”.
La película se trata de eso. Susan Morgan, una periodista inglesa, y yo vamos juntos buscando la verdad. Ha sido un proceso esclarecedor y liberador para los dos. Tanto Susan como Nelson Murillo ven la película como suya y para mí eso es una gran razón para estar contento. Ha sido algo terapéutico para nosotros que estábamos ahí.
Cada entrevista que doy, cuando recuerdo la entrada a esa pesadilla, es difícil.
Ojalá que sea dentro de un mes. Ahora vivo un proceso héctico, duro y trabajoso. Ojalá que cuando salga de esto tenga algo de paz. No he sentido paz desde el 84.