He aquí la nueva joya de Pixar: Coco (2017), la historia de un niño con sueños de grandeza que muchos ya ven saboreando el Óscar.
En el ring de la taquilla ya el filme animado le dio una lección de poderío a los superhéroes de DC Cómics – superó en su estreno a la Liga de la Justicia (2017)– y sin tener un pelo de villano su protagonista ya está conquistando el mundo.
En su décimo noveno filme de su prolífica historia, Pixar hace un homenaje al folclor de México. La música, el culto a los muertos y el calor de su gente, quedan reflejados en una conmovedora película, donde un chico llamado Miguel luchará por el sueño de ser artista.
Hablamos de Miguel, un paladín a la mexicana. Tan tierno como pulseador.
El largometraje #19 de Pixar Animation Studios, desde que sorprendieron al mundo en 1995 con su adorada Toy Story, presenta como estrella a este chico de 12 años, que tiene su corazón latiendo a mil por la música.
Guitarrista por puro amor, el trigueño de Miguel sueña con seguir los pasos de su ídolo, Ernesto de la Cruz, el músico ranchero más famoso de la historia musical de México.
Pero hay un pequeño y doloroso detalle: en la familia de Miguel la música está terminantemente prohibida. Una ruptura familiar, protagonizada por su tatarabuelo y tatarabuela, es la causante de tan recalcitrante e inentendible ley.
“Cuando Miguel descubre que su familia tiene una conexión con el gran Ernesto de la Cruz, corre a contarlo a los suyos, creyendo que eso le facilitará el camino para ser músico”, cuenta el guionista del filme Matthew Aldrich.
“Pero para su sorpresa, solo empeorará las cosas”, agrega el escritor de la obra.
Es allí donde empieza el drama de Miguel, que con guitarra en mano y tras una inspiración divina comenzará un mágico viaje al pintoresco a la Tierra de los Muertos. Sí, de los muertos.
¿Por qué hay tanta pasión musical en Miguel? ¿Cuál será el gusanillo que corre por sus venas? Los antepasados del chico tienen la esperada respuesta, aunque incluso a ellos costará sacársela.
¡Vaya misión tendrá Miguel! No habrá de otra que jugársela e ir tras los dulces acordes de la verdad.
Sustrato fílmico.
En Coco, la llamada Tierra de los Muertos es un lugar fantástico por donde se mire, tremendamente colorido y encantador. Es la plasmación del imaginario mexicano en todo su esplendor, pues en tierras aztecas, todos los 2 de noviembre, se honra a los que ya no están de una manera especial.
Esqueletos andantes más música folclórica, un mix pocas veces visto en una producción hollywoodense, es el sustrato cultural de la halagada Coco.
“Fastuoso canto de amor al folclor y la cultura popular mexicana”, proclama la revista Fotogramas sobre la cinta.
Con respecto a la música Coco explora casi todos los géneros regionales mexicanos, aunque con clara inclinación a los temas rancheros. De hecho, el personaje de Ernesto de la Cruz parece ser un homenaje a figuras de la estirpe de Pedro Infante o Jorge Negrete.
“Tenemos una familia con una inexplicable negación a la música, pero que vive en un país que está arraigado en ella. Nos encanta la ironía y la cinta es un homenaje a esa belleza cultural” dijo Darla K. Anderson, productora de la cinta.
Pero si el tema de la música es un ingrediente vital dentro del entramado fílmico de Coco, el tema de la familia es una piedra angular.
De hecho, en México, no existiría tal exaltación a los muertos si la familia no fuera vista como algo trascendente. Todo la fiesta del Día de Muertos se basa en la herencia emocional dejada por los seres queridos y la acción viva de los espíritus en el presente de las personas.
“Perdí a mis padres en los últimos 10 años. Mi hermano murió de sida hace 20 y la esposa de mi padre hace dos; así que en nuestras espacios ponemos algunos de sus cuadros, su comida favorita y contamos historias para mantener viva su memoria”, contó John Lasseter, productor y estratega de Pixar al ser consultado en Brasil por las razones que motivaron la realización de Coco.
“Ahora me doy cuenta de qué se trata todo esto. Cuando mis hijos tengan hijos y nosotros, nietos, les vamos a contar las historias de sus bisabuelos y muchas cosas tendrán sentido”, agregó Lasseter.
Partiendo de ese razonamiento Adrián Molina, codirector y coguista del filme, se animó a estructurar una historia sobre como los antepasados nos moldean, a pesar de las relaciones que tuvimos con ellos.
“Eso nos lleva a preguntarnos: si tuvieras la oportunidad de reunirte con tus ancestros, ¿qué cosas reconocerías en ellos que ves en ti?”, dijo Molina, como adelanto de lo que el joven Miguel experimentará.
Timbres conocidos.En la versión en español de Coco, varias de las voces de los personajes son hechas por figuras reconocidas del espectro actoral mexicano.
Por ejemplo Héctor, un muerto buena onda que se hace gran amigo de Miguel, lleva la voz de la estrella de Amores perros, Gael García Bernal.
Para Gael, por cierto, Coco no es solo un homenaje a México sino que contiene un fuerte mensaje político.
“La cinta es para esos chicos que crecen en EE.UU., donde el presidente dice que sus padres son narcotraficantes y criminales”, dijo el actor a EFE.
“La película les ayudará a tener la entereza y la fuerza que necesitan para contraargumentar esa mentira”, añadió.
También nos encontramos con la interpretación de Marco Antonio Solís, como el legendario cantante Ernesto de la Cruz, y la comediante Angélica Vale, como la tatarabuela de Miguel –la Mamá Imelda–.
Y para cerrar el desfile de estrellas, la abuelita de Miguel tiene la voz de Angélica María.
Por el detalle de las voces y la clara alusión a su tierra, no es casualidad que los mexicanos hayan colocado a Coco como la cinta más taquillera de la historia de su país. En suelo azteca, la cinta ha recaudado un total de $45 millones, superando el récord logrado por Los Vengadores en el 2012, $44 millones
A partir de este jueves, Coco se exhibirá en todas las salas de cine de Costa Rica. Es para toda la familia y viene en formato 2D, 3D, Atmos y Imax.