San Francisco (EE.UU.)
Pixar es conocida por sus historias sobre monstruos, insectos y juguetes, pero su próxima película será muy humana: "una carta de amor a México" en tiempos de mucha tensión xenófoba en Estados Unidos.
Con un tema muy mexicano como es el festejo del Día de los Muertos, Coco llegará a los cines estadounidenses unos 12 meses después de la victoria electoral de Donald Trump con un discurso antiinmigración, en el que el ahora presidente electo llamó a los mexicanos violadores y criminales y amenazó con construir un gigantesco muro en la frontera sur.
LEA: Trump reitera su línea dura contra indocumentados tras reunirse con presidente de México
"Estamos creando la película para el mundo y va a ser, esperamos, una gran influencia positiva en el mundo", afirmó el director de Coco, Lee Unkrich, quien ha trabajado en Pixar desde Toy Story en 1995 y luego en sus dos secuelas.
"Pero para México particularmente, estamos tratando de crear de alguna manera una carta de amor para México y espero que la gente lo reciba igual", añadió.
Pixar mostró a periodistas los primeros trabajos de arte para esta película en sus estudios en San Francisco.
Protagonizada por Anthony González, Gael García Bernal y Benjamin Bratt, Coco cuenta la historia de un músico de 12 años que viaja a la Tierra de la Muerte en búsqueda de sus antepasados.
De Graphics Group a Pixar
Será el decimonoveno largometraje de esta exitosa empresa, que suma $11.000 millones en taquilla y 13 premios Óscar desde el estreno de Toy Story, la primera película del mundo hecha en computadora.
La compañía comenzó en 1979 como Graphics Group, la división de computación de Lucasfilm, encargada por George Lucas de desarrollar el sistema de edición de sonido y cine digital, así como mejorar los gráficos en computadora.
John Lasseter, el legendario fundador de la división de producción, llegó en 1983, tres años antes de que el fundador de Apple, Steve Jobs, comprara la empresa y le diera su nombre actual: Pixar.
Después de llevarse aplausos por una serie de cortos pioneros, el estudio puso su atención en largometrajes y fue allí cuando se unió a Disney para producir Toy Story, que se convirtió en la película más taquillera de 1995 con $374 millones en todo el mundo.
"Claro que en ese entonces quedamos muy animados con lo bien que le fue (a la película). Sabía en ese momento que quería continuar siendo parte de Pixar y por suerte ellos querían que continuara ayudándolos", dijo Unkrich a la AFP.
Jobs trasladó la empresa en 2000 a un campus de 8,9 hectáreas en Emeryville, cerca de San Francisco, donde cada detalle fue cuidadosamente diseñado para incentivar la creatividad entre sus 600 trabajadores, una plantilla que desde entonces se ha duplicado.
Los empleados pueden nadar en una piscina de agua salada climatizada, jugar fútbol o voleibol, disfrutar de un picnic en un anfiteatro o reunirse en el edificio principal, diseñado con la misma visión arquitectónica modernista que las tiendas Apple.
Pixar ya había ganado el Óscar a mejor película animada con Buscando a Nemo y Los Increíbles cuando Disney la compró por $7.400 millones en 2006.
Otras estatuillas continuaron con Ratatouille, WALL-E y Up, convirtiendo a Pixar en el nuevo rey del castillo de la animación.
VEA: ‘Intensa-mente’, la joya animada que alarga el reinado de Pixar
Pero no todo ha sido un éxito: Cars 2 fue vista como un error creativo y aplastada por la crítica, mientras que Un gran dinosaurio terminó con una taquilla inferior al presupuesto invertido.
Unkrich recuerda cómo Toy Story 2 entró en crisis cuando el equipo de producción se dio cuenta, ya con la fecha de estreno encima, que la historia no estaba funcionando.
El equipo retomó su senda después de que Jobs, fallecido en 2011, tomó a Unkrich y le dijo que los proyectos de los que estaba más orgulloso eran aquellos en los que "no había suficiente tiempo ni recursos pero de alguna manera la gente se juntaba y conseguía hacer el trabajo".
Coco es parte de la nueva ola de productos originales que Pixar está desarrollando después del reciente anuncio del estudio de no hacer más secuelas después del estreno de Toy Story 4.
"Nunca hay garantías de que el trabajo va a ser aceptado. Tratamos de dar lo mejor en cada película que nos interesa y sólo esperamos que al resto del mundo le guste también", finalizó.
ADEMÁS: ¡Por todo lo alto!, así celebró Chile el primer Óscar de su historia