¿Sabe igual un estreno de Star Wars sin personajes disfrazados? Claro que no. Eso lo pueden contar las decenas de personas que en las últimas horas han subido fotos con un stormtrooper, C3PO o hasta Chewbacca a sus redes sociales.
Este miércoles 13 de diciembre, la fiebre por Los últimos Jedi, el nuevo episodio de la saga galáctica, inició temprano. Las primeras tanda del cine –a las 00:05 a. m., 00:15 a. m. y 00:45 a. m. del jueves– reunieron a unos 300 fiebres de la saga galáctica en Cinépolis de Plaza Lincoln y aún más en otros cines.
Pero este texto no trata de esos que pidieron las fotografías, sino de los 30 fanáticos que recorrieron Cinépolis dentro de los disfraces.
La tradición de vestir una armadura de stormtrooper o vestirse de algún jedi para un estreno empezó unos 12 años atrás, cuando salió al mundo Episodio III: La venganza de los sith. Allí se sembró la semilla para todo lo que ocurrió el miércoles 12 en Plaza Lincoln.
Un equipo de Viva siguió tras bambalinas a los miembros costarricenses de la Legión 501, una organización mundial de fanáticos que se visten los personajes del Imperio. Ellos nos invitaron a seguir su preparación y también a enmascararnos.
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En Plaza Lincoln, a unas cuatro horas del estreno, empezaron a llegar los primeros miembros de la Legión 501. A unas tres horas de ver la película la mayoría se estaban vistiendo en una bodega en Plaza Lincoln.
En el lobby de los cines nos topamos a Alberto Salazar, de la Legión 501. Él no viste ningún traje (ni lo hará hoy) pero se encarga de apoyar en logística para que sus compañeros puedan hacerlo. Sus palabras cuando nos topan son: “ya está listo el tusken”.
Tusken son los moradores de las arenas en Tatooine. Quizá los reconozca por perseguir a Luke Skywalker en el Episodio IV y por ser casi exterminados por Anakin Skywalker en el Episodio II. Ese sería el traje que yo vestiría esa noche.
Tras bambalinas
El proceso de preparación está reservado para los pocos que están aquí. Por disposición de la Legión 501, la gente, –los lectores o las personas que se toman fotos con los personajes– no pueden saber cómo es que se preparan las personas que están atrás de la máscara. Pero como estuvimos ahí, lo contamos.
De la bodega para cambiarse viene saliendo la capitán Phasma, personaje de la nueva saga. Como la visibilidad de su casco es poca, una joven la va guiando a la salida.
Adentro en el camerino están Chewbacca, un guardia Imperial vestido con una tela roja, dos Kylo Ren, todos en distintas partes del proceso. Chewbacca apenas tiene unos zapatos con pelos puestos. Aún sentado se ve como un tipo grande y robusto, es ideal para el papel.
El guarda Imperial ya está todo vestido de rojo y se está calzando unas plataformas para llegar. Los Kylo Ren ya están todos vestidos y yo, bueno, no hallo cómo desvestirme frente a mis compañeros de trabajo.
Eventualmente supero la timidez y en una esquina me pongo una camiseta café y unos pantalones grises. Luego una túnica destartalada, así como botas, guantes, y una corta bufanda. La idea es que no se vea nada de piel, mantener el misterio.
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"La idea es que todos los que estén afuera no vean a un mae vestido de Chewbacca o un trooper, sino que sientan que están frente al personaje real", señaló Luis Carazo. No importa si el fondo de la foto es un mall, claro está. Chewbacca es Chewbacca.
Procesos
En una esquina dos mujeres vestidas todas de negro empiezan ponerse armaduras de stormtrooper, un proceso que toma entre media hora y una hora. La participación femenina en la legión es minoría (y eso hace que el ambiente en el camerino sea muy masculino), pero poco a poco se van integrando más fanáticas, madres e hijas, o amigas del grupo.
Las armaduras, valga decir, son el atuendo más incómodo. Hay mucho velcro debajo de las armaduras y la mayoría son difíciles de calzar por cada persona. De hecho, agacharse con una de ellas es casi imposible, lo que hace del proceso de vestirse siempre acompañado, siempre en grupo.
Ayudando a su hijo a vestirse de C3PO está Luis Carazo, fundador de la Legión 501 en Costa Rica. Luis es fanático a rabiar de Yoda y tiene incluso moldes para hacer las armaduras, exclusivos para el uso de los miembros.
La división tica ya tiene unos 30 miembros y se fundó hace 10 años. Fue un 23 de marzo del 2007. Lo recuerdo porque es mi fecha de cumpleaños y porque ese día Luis me llamó alegre a contarme.
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“Alguien que me ayude con el zíper”, “alguien que me ayude con los zapatos”, “alguien que me ayude con mis cosas”. Las peticiones caen de todos los rincones de la bodega, pero la salida es casi inminente.
Vestido ya como un morador de las arenas empiezo a caminar con la guía de mis compañeros de fotografía (Alejandro) y video (María Luisa).
Para entrar en personaje, Alejandro sugiere que camine más lento. No había dado dos pasos cerca de la entrada al cine cuando dos niños ya estaban posando a mi lado para una foto. Luego una señora. Luego una muchacha. Luego más niños. Parece mentira, pero hasta un personaje menor (y visualmente feo), atrae miradas y peticiones de selfis.
En medio de tantas fotos un jedi se acerca a preguntarme que donde está mi arma y todo parece que la olvidé adentro. Pero la gente es tanta y tan intensa que no puedo dar dos pasos atrás. Nada, que sigan las fotos.
Un tipo se salió del restaurante en el que estaba para pedir una foto. "Vea qué bicho más feo, qué chiva", dijo con entusiasmo.
En algún punto un papá me pide un foto con sus hijos y le dice a sus hijos que digan "whisky" y me carcajeo al darme cuenta de la estupidez que he cometido: todo este rato he sonreído para las fotos debajo de una máscara.
Listos para el estreno
Logré escapar al camerino y regresar por el arma. En ese punto la fila para la foto con Chewbacca es extensa y variada: niños, mamás e hijos, papás con hijos adolescentes, todos saben quién es el wookie más valiente de la galaxia.
Los encargados de Cinépolis están tratando de reunirnos a todos para tomar una foto grupal pero el asunto parece difícil por las filas para tomarse fotos y porque C3PO a penas y puede moverse: esa es la armadura más complicada de cargar. La más caliente de vestir es la de stormtrooper y por supuesto el traje de Chewbacca.
Cuando por fin se logra reunir a todos los disfrazados, la sesión de fotos dura unos 5 minutos que se sienten eternos. Apenas pude tomarme dos fotos más y luego para dentro.
En el camerino me topé a uno de los soldados apenas empezando el proceso de desmontaje. Luego llegaron unos cinco más y luego Chewbacca, los guardias imperiales, todos cansados, pero felices.
Es un momento de celebración. Unas 20 personas hacen fila en el camerino disfrazadas para recibir sus tiquetes de manos de Luis Carazo. Estamos a menos de una hora de ver la película y no hay tiempo que perder. Se van los cascos, las armaduras y las botas. Vienen las gorras y las camisas alusivas a la salga.
Los disfraces volverán a Plaza Lincoln el fin de semana, sábado y domingo, ocasión que aprovecharán para pedir donaciones a la Fundación Abrazos para el Alma. Pero por hoy, el deber ha sido cumplido.
El proceso de vestirse y desvestirse de un personaje es uno que sucede siempre acompañado. Así entre amigos es también como mejor se disfruta de una película, una que hemos esperado en colectivo por tantos meses.
Ya no hay tiempo para teorías ni conversaciones complicadas. Vamos para una sala de cine a compartir angustias. Vamos a ver a los últimos jedi, de primeros.
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