Los Ángeles. No es la primera vez que son representados en el cine, pero este año es diferente: dos películas sobre personas transgénero, hechas o protagonizadas por personas trans, compiten por tocar la gloria de los premios Óscar.
En Una mujer fantástica, película nominada en la rama de mejor película en lengua extranjera, Daniela Vega –mujer transgénero–, interpretó magistralmente a Marina, una joven víctima de los prejuicios de la conservadora sociedad chilena.
En la categoría documental, por su parte, Yance Ford –cineasta transexual–, es finalista por Strong Island, un filme de inspiración biográfica sobre el racismo y las fallas en el sistema judicial.
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“Es una tendencia que se viene viendo desde hace varios años. Después de la serie Transparent o con la portada de la revista Time donde aparece Laverne Cox de Orange Is The New Black. Ahora, simplemente, le tocó al Óscar”, explicó Larry Gross, profesor del departamento de Comunicación de la Universidad de California.
Antes de Una mujer fantástica, otras películas sobre transgéneros o protagonizada por ellos ganaron Óscar. Hablamos de El juego de las lágrimas, que en 1992 ganó la estatuilla a mejor guion, y Los muchachos no lloran, que en 1998 le valió el galardón dorado a Hilary Swank.
También hay que mencionar a El club de los desahuciados (2013), que ganó tres Óscar de la Academia, incluido uno para Jared Leto por su papel de Rayon.
Finalmente La chica danesa (2015), con Eddie Redmayne, se convirtió en una cinta pionera del movimiento.
Cambio de chip
Aunque son varias las producciones que han retrado la temática, resulta ser que todas ellas fueron protagonizadas por intérpretes cisgénero, es decir personas cuya identidad de género y sexo biológico coinciden, y no transgénero.
Y es allí donde este Óscar es diferente, porque no es sólo que estas dos producciones se destaquen y estén nominadas, sino que fueron dirigidas o protagonizadas por gente transgénero y eso se está reconociendo.
“Es un momento sísmico, un pequeño terremoto que espero comience a cambiar este campo totalmente”, dijo Ford.
“Vamos caminando poco a poco. Si llegamos al río podemos cruzar el puente, todavía estamos caminando para eso”, indicó por su parte Vega.
Yance Ford destacó la importancia de que actores transgéneros puedan hacer papeles de ‘trans’, pero enfatizó que su trabajo "trasciende al hecho que somos transgénero".
El documental Strong Island cuenta la historia del asesinato de su hermano por un hombre blanco que escapó de la justicia, mientras la víctima se convertía en el principal sospechoso de su propia muerte, lo que genera un impacto devastador en la familia.
En Una mujer fantástica, Vega encarna a Marina, una mujer como las otras: femenina, frágil, fuerte y digna.
“Marina y yo compartimos que somos ‘trans’, que nos gusta cantar la ópera y los hombres guapos, nada más”, dijo Vega en una reciente entrevista.
“Ella es mucho más elegante que yo, tiene más paciencia, es una mujer mucho más pacífica, yo soy más explosiva, más latina”, agregó.
Ford aplaudió el papel de Vega y la atención que generó con su representación “de una mujer corriente”, cambiando la típica caricaturización del ‘trans’ como la que se esculpió en la cinta Tootsie, con Dustin Hoffman.
Una forma de ver distinta
Larry Gross destacó también que los personajes trans habían sido presentados como personas trastornadas, marginales, depresivas y que series como Transparent o la película Una mujer fantástica cambiaron eso, mostrando personajes más auténticos.
Según Gross, Hollywood tiene tendencia de "colocar una narrativa como vino viejo en una botella nueva", buscando giros ya usados en nuevas tramas.
“Ya lo hicieron antes con los homosexuales, los negros, los judíos...y los trans están de moda ahora", explicó.
Entre los reality shows, por ejemplo, el de la mítica drag queen RuPaul –llamado Drag Race– fue un éxito en Estados Unidos, abordando el tema de forma “extravagante y orgullosa”.
En el cine de Costa Rica
Esta tendencia de mayor representación de esta población incluso llegó a Costa Rica, pues la película Abrázame como antes (2017), de Jurgen Ureña, es protagonizada por un personaje trans.
Abrázame como antes la estelariza Jimena Franco, actriz que ya ha sido galardonada en varios festivales internacionales.
En la cinta, Franco da vida a Verónica, quien se prostituye en las calles de San José. En su jornada nocturna todo transcurre con normalidad, hasta que un día tiene un singular encuentro.
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Verónica se percata de que el carro de unos de sus clientes golpea a un chico de la calle y al verlo malherido decide llevárselo para su casa. El chico se llama Tato (Camilo Regueyra). Es misterioso y busca algo, pero no está claro de qué se trata
De hecho, Franco está nominada como mejor actriz en los Premios iberoamericanos Platino, un certamen donde la presencia trans también se ha hecho notoria. La misma Daniela Vega está postulada en la misma categoría, lo que hace histórica la presencia de esa comunidad en ese espacio.
En los premios Platino, por cierto, existen dos actrices costarricenses disputándose el premio a mejor actriz: Franco y Lilliana Biamonte, por la película Medea.