Lo peor del arte es que, en su nombre, se hagan barbaridades. O sea, lo peor es cuando la barbarie se disfraza de cultura. Así, por ejemplo, que se pase por literatura algo que –con rigor– no va más allá del folletín sensiblero. Lo malo es que la barbarie, siempre en nombre de la cultura, pueda convertir tal libro en éxito comercial.
Paso seguido, el cine, que puede ser arte y puede no serlo, pero que sabe oler por dónde vienen los dólares, toma ese texto y lo lleva a la pantalla sin meterle ningún esfuerzo. Ninguno.
LEA MÁS: Crítica de cine de ‘Corazón borrado’: Oportunidad desperdiciada
Resultado: un pasatiempo que a los críticos también les toca ver para decir lo único que puede decirse: ¡qué película más mala, superficial y sin méritos formales! Ejemplo de ello es lo que ahora está en casi todos los cines del país: After: Aquí empieza todo (2019), delinquida o mal dirigida por Jenny Gage.
Tanta mediocridad se reviste de un término en inglés pomposo: fan fiction; esto es, algo que se escribe cuando se fantasea sobre lo que uno no puede lograr en la realidad. Así, internet es el medio ideal para darle lugar al “soñar despiertos”. De ahí viene After: Aquí empieza todo.
Anna Todd es la responsable de lo escrito (de la “novela”) y Susan McMartin del guion que dirige Jenny Gage. Por supuesto que se trata de un filme romántico pensado para adolescentes, hecho con criterio adolescente y que segrega adolescencia.
La gran pregunta es la siguiente: ¿de verdad son tan tontos los adolescentes que este es el tipo de cine que debemos darles? En Estados Unidos ha sido éxito comercial, con tanto rendimiento amoroso y medio erótico en la trama, ¿entonces?
La trama del filme parte cuando una adolescente llega a la universidad y ahí pierde toda inocencia por enamorarse. Atrás queda la colegiala buena o tontilla, como quieran verlo. Lo cierto es que la trama es superficial, frívola, baladí, vana, estúpida y demás sinónimos. Su narración no solo es cursi o folletinesca, sino también plana y más tonta que las gallinas de noche. No hay nada que elogiarle a su estructura narrativa.
Es buena la actuación de Josephine Langford, pese a su personaje azucarado, y mala la de Hero Fiennes-Tiffin, como el jovencito algo primate que quiere burlarse de la muchachita para, luego, enamorarse de ella.
En su desarrollo, lo que After: Aquí empieza todo tiene es la destrucción de una mínima construcción dramática, producto de sumar bobería tras bobería, de acumular sucesos sin desarrollar ninguno. Todo empeora. Ni siquiera hay complacencia formal e, incluso, como producto erótico es como bañarse en agua bendita.
El filme transcurre como chicle masticado, que para masticar son los chicles, y deviene redundante muy pronto, sin tensión ni pasión, ni en los momentos claves (mal presentados). Es película tan endeble y falsa que me la aguanté hasta lo último solo por deber profesional. Jamás podría recomendarla.
AFTER: AQUÍ EMPIEZA TODO
Título original: After
Estados Unidos, 2019
Género: Melodrama
Director: Jenny Gage
Elenco: Josephine Langford, Hero Fiennes-Tiffin
Duración: 105 minutos
Plataforma: CCM, Cinépolis, Citi, Studio, San Pedro, Cinemark, Nova
Calificación: UNA estrella ( * ) de cinco posibles