Aunque parezca básica, es bien conocida una consigna feminista que resulta válida y es sustancial repetirla ante la terquedad ajena; incluso, es dicha de manera redundante, para que no quepa duda: “mi cuerpo es mío”, para insistir en que los procesos reproductivos, ante todo, deben estar en manos de las mujeres.
Por ahí va la procesión o el centro dramático de la película costarricense, de reciente estreno comercial en el país, titulada El despertar de las hormigas (2019), dirigida con más aciertos que yerros por Antonella Sudasassi. Este filme, con su trama, va planteando un discurso en dicho sentido: “mi cuerpo es mío”.
A la vez, tal alegato es el problema narrativo y ello se siente con facilidad, porque cada parte del filme (sus distintas secuencias) disparan en un solo sentido, de manera subrayada, para llevarnos a la citada consigna, o sea,demostrar su validez. No hay subtramas.
La feminista y reportera española Nuria Varela insiste en que ese concepto resulta una “obviedad”, y coincido con ella. También coincido en que resulta lamentable que dicha noción no sea aún aceptada por la sociedad, por culpa del poder patriarcal. Es una deuda para con las mujeres.
Me pregunto si Antonella Sudasassi, con su filme, quiso sacudir neuronas y abrir nuestra mirada de tal manera, tanto, que el filme se le fue y se va en una sola hilada: la historia de Isa en búsqueda de su propio gesto liberador,o sea, su ruptura con el contexto social luego de localizar su problema medular.
Isa no desea tener más hijos, pero el resto de la gente la presiona para que los tenga. Es cuando el filme encuentra muy buenos momentos (los oníricos, por ejemplo); sin embargo, en otras secuencias, más bien semeja un cuadro descriptivo de estilo neocostumbrista.
El despertar de las hormigas mejora mucho cuando la actriz Daniella Valenciano se apodera de su personaje en sus contradicciones: el sueño no alcanzado (tener una pasamanería), atender a su marido, no ser oída por él, cuidar de sus hijas y hacer a escondidas lo que necesita y quiere hacer (como quien espera una sanción por ello). Muy bien por dicha actriz.
Es muy buena la dirección actoral con las dos niñas, se sabe que no es tarea fácil y la directora Sudasassi la ha cumplido con creces (soporte del filme). Igual, se trabajó muy bien el papel de la música, de las canciones en la banda sonora; aunque la fotografía queda debiendo en creatividad (máxime en las secuencias eróticas).
A la película hay que agradecerle su esfuerzo por no caer en el fatigoso maniqueísmo de “buenos y malos” o de “la buena y el malo”; aunque no logra evitar, en su totalidad, ser filme didáctico para que nos quede claro que las mujeres son esclavas de la maternidad, que la maternidad es una cárcel: el padre es libre, pero la madre no (como lo afirma la médica Nawal El Saadawi).
Es posible que algunos hubiesen preferido un filme más complejo, pero lo cierto es que El despertar de las hormigas es película para confiar y así queda: recomendada.
EL DESPERTAR DE LAS HORMIGAS
Título original: El despertar de las hormigas
Costa Rica, 2019
Género: Drama
Directora: Antonella Sudasassi
Elenco: Daniela Valenciano, Leynar Gómez
Duración: 94 minutos
Cine: Magaly, Nova
Calificación: TRES estrellas ( * * * ) de cinco posibles