El cine de Aki Kaurismäki apuesta en favor de los sectores más desposeídos de la sociedad y, de nuevo, lo hace con su película El otro lado de la esperanza (2017), drama social con tono agridulce, especie de retrato de los inmigrantes que llegan a Europa, cuando en sus países natales la guerra les destroza su presente y su futuro.
El propio Kaurismäki ha evadido los fríos de su gélida Finlandia y vive en Portugal, pero Helsinki sigue siendo su sitio preferido para ubicar las historias que narra. Él comenzó su carrera fílmica junto con su hermano Mika, hasta que en 1983 hizo camino propio al rodar Crimen y castigo, que ubica la famosa novela del ruso Dostoyevski en el Helsinki actual.
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Su filmografía ha recibido distintos premios, aunque don Aki prefiere no ir a retirarlos. Ahora, con El otro lado de la esperanza narra el viaje de Khaled, quien llega a Finlandia como polizonte en un buque. Viene de Siria. Su viaje físico pasa a ser un duro viaje interior, lo que la película muestra con paciencia y sabiduría, con solidaridad y con alguna amargura.
El drama social se establece cuando a Khaled le niegan su solicitud de asilo, por lo que se convierte en un ilegal más en ese terreno finlandés tan frío. También esto le obstaculiza el encontrar a su hermana, única sobreviviente, con él, cuando su aldea y su casa fueron bombardeadas.
Son los momentos más duros del filme y los que expresan mayor solidez, donde Khaled no solo encuentra aliados, gente buena que lo ayuda, sino también adversarios que se conjuntan en grupos neofascistas con instinto criminal ante los inmigrantes. El otro lado de la esperanza materializa aspectos rudos de la realidad, pero igual seduce como película.
En su momento, el filme se parte en dos historias que, igual, saben unirse cuando les corresponde (Kaurismäki es también el guionista). El relato camina con sabiduría humana y con cognición fílmica: no es película para ese público estrangulado por el cine comercial y bullanguero “made in Hollywood”. Esto es definitivo.
La otra historia es la de Wikhström, de 50 años, quien decide cambiar su vida y abrir un restaurante: es el rostro siempre positivo del humanismo solidario. En esta faceta, el papel de la música es importante y, por dicha, las canciones vienen subtituladas (siempre son músicos veteranos o, si se quiere, viejos).
Es una lástima que a nuestro país no haya llegado más cine de Kaurismäki, porque sus estudiosos insisten en que todas sus películas dialogan entre sí. Uno puede agregar que su cine siempre sueña con alguna tierra prometida y esta vez, con El otro lado de la esperanza, el sueño alcanza el grado de utopía, a lo que ayuda el ritmo pausado del filme.
Algunas gentiles secuencias de buen humor han hecho que algunos piensen en este filme como comedia. Insisto en que, más bien, dominan las inflexiones del drama. Sin embargo, se le vea como se le vea, quienes aman el buen cine no deben perderse esta película: ¡aplausos para Kaurismäki!
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Ficha técnica
Título original: Toivon tuolla puolen
País: Finlandia, 2017
Género: Drama
Dirección: Aki Kaurismäki
Elenco: Kati Outinen, Tommi Korpela, Sakari Kuosmanen
Duración: 98 minutos
Cine: Magaly
Calificación: CUATRO estrellas ( * * * * ) de cinco posibles