Una pregunta que se me viene de repente es por qué hay tantas versiones en cine de la novela Mujercitas (publicada en 1868), de la escritora Louisa M. Alcott (estadounidense), comprometida con el movimiento abolicionista y el sufragismo, luchas de importante valor histórico.
La pregunta se me refresca ahora con la presencia en cines de una versión bastante abanicada de la directora Greta Gerwig, para quien tuvimos las mejores palabras con el estreno de su filme Lady Bird (2017). Su versión conserva el título de Mujercitas.
Esta película ha sido un éxito de público. Se me ocurre que su directora ha logrado expresar –de la mejor manera– el genuino carácter de melodrama que subyace bajo un falso drama. Recurro aquí a la frase dicha por el escritor y cineasta David Mamet: “El cine es un medio melodramático en esencia, pues apela a las emociones y las utiliza mediante la representación de lo emocional.”
Otra pregunta que surge con facilidad es la de si hacía falta una nueva versión en cine de esta novela que –incluso– algunos críticos califican como cursi. ¿Será que cada época necesita que el cine exhiba Mujercitas para indagar en la conducta juvenil femenina?
Esa actitud, más sociológica que fílmica, renueva interpretaciones de textos que hoy se consideran clásicos tanto de las letras como del cine. Tal es el caso de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen; de Jane Eyre, de Charlotte Brontë, y de Mujercitas, de Louisa May Alcott.
Lo anterior nos recuerda la frase del historiador cinematográfico francés, Marc Ferro, cuando afirma que lo imaginario tiene tanto valor de historia como la propia Historia. O sea, una película como Mujercitas puede verse como fuente (documentación) histórica y como agente de historia.
Para narrar la fábula de las hermanas March, la directora Greta Gerwig nos da suficiente información y, así, orienta nuestra mirada. Lo hace por la ruta del contrapunto y de cambios en el tiempo narrado, por lo que garantiza la primacía del montaje como principio organizador y estético del filme, esto es de lo que hablaba el ruso Serguéi Eisenstein.
En Mujercitas, la banda sonora y lo visual (fina fotografía) están en función de la lógica narrativa y ayudan a no perderse con las constantes rupturas de la línea temporal del relato (analepsis y prolepsis), aunque es cierto que se abusa de esa retórica.
Las actuaciones del elenco femenino mantienen muy bien esa contradicción entre el sueño romántico frente a una realidad con limitaciones económicas. Greta Gerwig muestra las restricciones de las mujeres tan solo por ser mujeres, como el que sean relegadas al amor o que el matrimonio sea para ellas un desnudo contrato económico.
Mujercitas vale la pena de ser vista, pero verla con inteligencia, para captar sus secuencias transgresoras. No se la pierdan.
MUJERCITAS
Título original: Little Women
Estados Unidos, 2019
Género: Drama
Directora: Greta Gerwig
Elenco: Saoirse Ronan, Timothée Chalamet, Emma Watson
Duración: 135 minutos
Cine: Nova, Cinemark, San Pedro, Cinépolis, Magaly, CCM, Studio
Calificación: CUATRO estrellas ( * * * * ) de cinco posibles