Cine

Crítica de cine de 'Persecución al límite': Paquete erosionado

Hay películas de acción que son eso: solo acción, donde nada sutil o inteligente sucede alrededor.

EscucharEscuchar
La película es mala, pero Anthony Hopkins se luce con su papel de gánster. (ROMALY PARA LN)

El estreno de la película Persecución al límite (2016), dirigida (si cabe la palabra) por el británico Eran Creevy, tiene la particularidad de interrogarnos si de verdad un filme como este necesita de algún guionista, pues aquí aparecen acreditados F. Scott Frazier y el propio director Creevy.

Lo digo porque la historia es tan insulsa, tan plana, tan lineal y tan tonta que pudo ir filmándose sobre la marcha, a lo que saliera. Es de esas películas que solo necesitan de una idea inicial y, tal vez, saber de antemano cómo finalizar la trama.

Aquí se trata de dos jóvenes estadounidenses que se encuentran en Alemania (chico encuentra a chica), se enamoran en un dos por tres y luego ella se enferma. El joven Casey Stein, que así se llama él, había trabajado antes para la mafia y vuelve a lo mismo, esto para conseguir el dinero que le permita salvarle la vida a Juliette (así se llama ella).

De antaño se sabe que nadie se baña dos veces en el mismo río, por lo que la dureza de la mafia es peor que antes y quienes eran colegas, ahora son enemigos. Por eso, el regreso de Casey se complica y queda entre dos fuegos: dos bandas de traficantes de drogas. En el embrollo, hasta la propia Juliette puede morir, pero no por su enfermedad.

En un momento dado, los mafiosos deben perseguir y matar al joven Stein y en eso se va la trama del filme: pura perseguidera. Es la historia del gato y del ratón, como lo vemos siempre con Tom y Jerry por tele, en la programación para niños. Si quieren otro punto de comparación, se puede pensar en Coyote y Correcaminos, con el clásico "bip-bip".

Solo que aquí, en esta película, en lugar del "bip-bip" lo que tenemos es una balacera de los once mil diantres. De todo le disparan a Casey Stein cuando lo persiguen: destruyen todo a su alrededor, pero el muchacho queda sin rasguños.

Igual, le destruyen el auto en que huye, este da vueltas como por cincuenta metros de carretera, el auto estalla y Casey sale nada más que un poco mareado por las volteretas y siempre, ahhhh, increíble, siempre tiene otro auto para seguir huyendo y, cada vez, encuentra un mejor modelo en todo, hasta en estilo.

El final no lo cuento, pero podría contarlo, no creo que nos afecte en nada. Lo que queda en el camino es un paquete erosionado de ideas e imágenes (sus efectos visuales son los mismos de siempre en el cine malo de acción). Algunas composiciones visuales quieren ser originales, pero son innecesarias y sacadas de la manga.

Los movimientos de cámara no aportan ninguna información importante y, lo que es peor en este género, ni siquiera produce emociones especiales ni sensaciones legítimas de acción. Los personajes, muchos de ellos, están ahí sin ninguna coartada y duele ver en un filme tan malo a actores de valía como Anthony Hopkins (quien cumple muy bien su papel) y Ben Kingsley (quien solo hace payasadas).

Nicholas Foult y Felicity Jones pasan por la película, pero la trama no pasa por ellos. Ni fu ni fa que igual puede ser ni fa ni fu. La idea simple del argumento, de que es válido hacer cualquier cosa por amor, se va diluyendo por culpa de las malas actuaciones de tales histriones.

Prácticamente sin clímax, Persecución al límite es película que tiene su límite: es momento de salir de la sala y de pensar en algo más útil, por lo menos mientras llega el momento ingrato de escribir esta crítica.

Título original: Collide

Reino Unido, 2016

Género: Acción

Dirección: Eran Creevy

Elenco: Nicholas Foult, Felicity Jones, Anthony Hopkins, Ben Kingsley

Duración: 99 minutos

Cines: Cinépolis, CCM, Cinemark

Calificación: UNA ESTRELLA ( * ) de cinco posibles

LE RECOMENDAMOS

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.