El cine es predecible y hasta gracioso con sus círculos temáticos, porque de pronto se dan varias películas sobre un asunto equis, luego desaparecen para dar lugar a otro, después otro y así hasta que aparece de nuevo el que estaba antes. En efecto, son temas orbitales.
Por eso, por estos días, la cartelera ha presentado ya varios filmes sobre las relaciones de los padres con sus hijos y de estos con la adicción a las drogas. La de hoy se titula Regresa a mí (2018), dirigida con pulcra y cuidadosa elaboración (valga el pleonasmo) por Peter Hedges.
La historia no es tan sorpresiva, porque su intención –pienso– es alcanzar una romántica glorificación del papel de la madre en una familia tradicional, y lo logra. Así, nos muestra un grupo familiar que regresa a su casa para celebrar la Navidad. En esa familia solo hay un miembro ausente: el hijo mayor, quien se encuentra internado en una clínica.
En esa clínica, el muchacho está siendo tratado por su fuerte adicción a las drogas, las que le han descompuesto su vida cotidiana. De pronto, el joven está ahí, parado frente a la casa. Nadie sabe por qué. Solo la intuición materna hace que la madre entienda que algo no anda bien, aunque se esfuerza por recomponer las piezas.
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Lo que sigue es el sustrato del filme, con un punto de giro interesante donde la película salta del drama cada vez más tenso hacia un estilo dramático con tintes policiales. El director Peter Hedges lo sabe manejar bien, sin que se le rompan los hilos de la trama.
Es cierto que el filme no logra alcanzar límites de excelente, pero hay que alabarle su mesura y su equilibrio emocional para desarrollar su mundo narrado dentro de una verosimilitud acertada.
Ello es importante para las moralejas que pretende dejar la historia. Del hilván de sus secuencias, justamente hiladas, tenemos una película que palpa bien la huella de su mirada sobre un tema tan importante y difícil en la sociedad actual.
Dentro del lenguaje cinematográfico, se debe alabar el papel de servicio a la trama que tienen la música y la fotografía (creo que al montaje se le exige poco por las características del relato); empero, sobre todo, lo que hay que alabarle a este filme son los desempeños de todo el elenco, esto es, la dirección actoral.
Dentro de ese último aspecto, es necesario mencionar el logrado trabajo de Julia Roberts, quien, como madre amantísima, refleja de manera excelente ese sufrimiento amoroso de una mamá ante un hijo adicto a las drogas y rechazado socialmente.
Eso por una parte. Por otra, la también excelente actuación de Lucas Hedges, quien –en la vida real– es hijo del director y quien se luce como el muchacho aprisionado por sus propias contradicciones, por sus sentimientos de culpa, por su lucha para salir de las drogas y, ante todo, por el cruel proceder de quienes fueron sus compinches.
Sobre esos dos bastiones es que Regresa a mí se fortifica: vale la pena ver este filme, como posible advertencia social ante una situación que es temor en muchos hogares y es realidad en otros.
REGRESA A MÍ
Título original: Ben is Back
Estados Unidos, 2018
Género: Drama
Director: Peter Hedges
Elenco: Julia Roberts, Lucas Hedges
Duración: 103 minutos
Cines: San Pedro, Studio, CCM, Nova, Magaly
Calificación: TRES estrellas ( * * * ) de cinco posibles