Crítica de cine: El romance gótico

Del amor al terror, el director Guillermo del Toro retoma el estilo del cine de culto

Hay cine que va a contrapelo de los géneros. En estos momentos, en cartelera, hay un buen ejemplo, como lo es el filme La Cumbre Escarlata (2015), de ese buen director mexicano llamado Guillermo del Toro.

Si a esa película la vemos como cine de terror, debemos aceptar que su historia de amor –que al terror entrelaza– domina muchas de sus imágenes. Lo hace con su especie de amartelamiento, o sea, con su rendimiento amoroso o exceso de galantería.

Igual, si la miramos como melodrama cercano al drama, la constante intromisión de fantasmas de personas asesinadas, en una casona donde se incuban misterios peligrosos, hace que la historia romántica se llene de eslabones propios del terror.

La mezcla de esos espacios se presenta en “La Cumbre Escarlata” de manera muy bien manejada por su director Guillermo del Toro, quien esgrime con arte el concepto de lo oportuno –algo nada fácil en cine– para llevar al espectador por distintas emociones, provocativas en su mayoría.

La película no es melodrama ni es terror. Es ambas cosas. Es sinergia que nos da un “filme-total” de calidad superior a sus partes, gracias a la bien planificada suma de ellas.

Así, vale como entidad narrativa. Esta se apoya en magnífica dirección de arte, donde se pone a prueba el valor del decorado.

Lo irreal no lo es. Tom Hiddleston y Mia Wasikowska encarnan una historia de amor con trance terrorífico, pero quien se luce es la actriz Jessica Chastain (no aparece en la foto). Romaly para La Nacion

Con la presencia de fantasmas, Guillermo del Toro le da potencia a un extraño triángulo amoroso, tan misterioso como cruel, tan cruel como perversamente romántico, tan romántico como enajenado, mezcla de sangre, arcilla y nieve en un caserón sombrío, ambiente siniestro, que habla de lo que no quisiéramos saber.

Mientras tres jóvenes (dos mujeres y un hombre) se adentran en una tormentosa historia de amor y, ante eso, un cuarto joven se ve atrapado por el vértigo de lo inimaginable, los fantasmas trascienden la sensación primera del horror, esa que vivimos como asistentes perplejos, y actúan según sus deseos.

De nuevo, sentimos ese pulso penetrante de Guillermo del Toro por los espectros que llenan su imaginario. Es válido recordar aquí las palabras del narrador en la película El Espinazo del Diablo (2001), del mismo director, cuando dice que un fantasma es un sentimiento suspendido en el tiempo y es como un insecto atrapado en el ámbar. Un fantasma tiene una tarea que cumplir en vida de los demás.

Ese concepto vuelve a estar presente en “La Cumbre Escarlata”. Lo notamos cuando las imágenes pasan por un crimen aterrador o, igual, cuando pasan por el voluble encuentro erótico de amantes distintos. Los “aparecidos” de Guillermo del Toro no son como el fantasma señalado por el escritor James Joyce, como alguien que se ha desvanecido hasta ser impalpable.

La administración narrativa de esta película tiene su eficacia en dicha credibilidad por lo fantasmal. Es ahí donde lo irreal del término fantástico se codea con lo real del drama.

Esto mejor lo sienten los actores con personajes más funestos o trágicos, tal el caso de la siempre excelente Jessica Chastain (admirable) y de Tom Hiddleston.

No sucede igual con Mia Wasikowska y menos con Charlie Hunnam, con personajes diseñados de manera más tradicional. Lo demás está bien resuelto: música, fotografía y montaje son columnas sólidas en el resultado de esta película, tan buena que aquí la damos por recomendada. Gran tributo a los romances con terror gótico.

Título original: Crimson PeakEstados Unidos, 2015Género: TerrorDirección: Guillermo del ToroElenco: Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom HiddlestonDuración: 119 minutosCines: Cinépolis, Citi, Nova, CCM, CinemarkCalificación: ( * * * * )

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