Dicen que cuando algo bueno es breve, resulta doblemente bueno. Lo contrario es lo contrario. Si algo es mediocre y, encima, muy extenso, es mediocre por partida doble.Tal es el caso de la fallida película Inquebrantable (2014), dirigida por Angelina Jolie.
Confieso no haber visto aún la primera película dirigida por la señora Jolie, titulada En tierra de sangre y miel (2011), a la que le han elogiado la manera creíble con que narra una historia de amor en el marco de la guerra de los Balcanes (el guion es de la propia Angelina Jolie).
Curiosamente, ahora, en Inquebrantable , la directora trabaja con una historia real y, sin embargo, la muestra con tal exceso dramático, con tanto subrayado emocional y con tanta saturación de secuencias e imágenes del tipo cliché, que no solo resulta exagerada, sino, lo peor, deviene inverosímil.
El filme es algo así como pegar gritos cuando se puede hablar en voz baja. Lo curioso e inexplicable es que el guion viene firmado por personas hábiles en dicho oficio: los hermanos Coen (Ethan y Joel) y Richard Lagravenese.
En Inquebrantable , sus excesos efectistas (para hacer sufrir al espectador) son por demás machacones o repetitivos, por lo que sus igualadas secuencias cansan, sin disparar nada nuevo en su alargamiento. Cada secuencia compite con la siguiente como el cuello de avestruz con el de una jirafa.
En ese discurrir, los diálogos son semejantes, uno al otro, como dos aceitunas en un “martini”. Solo que las aceitunas tienen sabor y aquí los diálogos son insípidos y sosos: palabras sin contenido.
Las situaciones dramáticas están planteadas y resueltas según cualquier manual sobre cómo narrar en cine y mantenerse ahí chapuceando. Para remachar, los estereotipos saltan como ranas en estanque.
Por supuesto, el argumento permite insistir en ese mesianismo que se asigna la cultura media estadounidense a sí misma y en expresiones del protestantismo dominante en esa misma sociedad. Ergo, la trama parece girar entre el discurso político y el sermón eclesial.
El filme se basa en la novela Unbroken , escrita por Laura Hillenbrand. Describe la historia de Louis Zamperini, de origen italiano, quien con otros dos miembros de su tripulación sobrevivió 47 días en una balsa, después de que su avión cayera al mar durante la II Guerra Mundial.
Zamperini fue rescatado por un barco militar japonés y encerrado en un campo de prisioneros de guerra, cuyo director estableció una relación enfermiza y cruel en contra de Zamperini.
La película nos cuenta la vida de este héroe desde la infancia, sus triunfos como atleta olímpico, sus desgracias en la guerra y su consistencia harto ejemplar como soldado de Estados Unidos ante la extrema crueldad japonesa.
En Inquebrantable , lo narrado es hipérbole constante al mostrar lo bueno y lo malo, blanco y negro, sin grises, con personajes sin análisis interior. Todo ello visto de la
manera más tradicional y con otras fallas aquí antes mencionadas.
Ah, eso sí, su fotografía, ¡caray!, es película aparte: ¡qué buena!, de Roger Deakins, quien sabe superar la mediocridad del filme. Eso, ¡ay!, no lo logra el buen compositor Alexandre Desplat con la música. Filme reciclado y prescindible.