Con algunas excepciones, el cine animado "hollywoodiano" viene a ser la medalla de oro de tan poderosa industria. Distintos títulos lo confirman y se repite ahora con la presencia de Moana: un mar de aventuras, filme con cuatro directores a bordo: John Musker, Ron Clements, Don Hall y Chris Williams.
Primero, hablemos de aquello en lo que resulta más fácil coincidir: en su excepcional, brillante e impecable expresión visual, que nos lleva del buen gusto al gozo estético. Es impresionante, así desde sus mínimos detalles hasta lo que podríamos llamar su gran decorado digital.
La paleta de colores pasa y repasa por la más gustosa imaginación e, igual, se disfruta la textura tanto del paisaje como de los personajes. Este espacio visual es suficiente razón para asistir al cine a ver dicha película, porque hay emotividad, expresividad, pasión, sensibilidad y arte.
En correspondencia a esa magnífica creatividad visual, el diseño de los personajes se da con sumo cuidado. Se trata de que el filme no desentone o se contraríe entre paisaje y personajes. Pese a ser digital, el resultado es tan bueno que uno podría aplicar al elenco el rigor del análisis actoral.
Con dicha excelsitud, Moana: un mar de aventuras echa mano de siete guionistas dirigidos por Jared Bush para narrar una historia acaecida hace miles de años, cuando los marineros se guiaban por las estrellas para descubrir nuevas islas en el Pacífico. El mar era aventura feliz.
De pronto, las sombras comenzaron a imponerse al color de la naturaleza. Ello, por culpa de un semidiós al que se le ocurrió robarle el corazón a Te Fiti, diosa de la vida. Distintos incidentes hacen que quien tenga que ir a resolver el misterio de las fuerzas oscuras sea una jovencita llamada Moana.
Esa es la base del relato: el viaje de Moana con un propósito definido, lo que implica el alejamiento de la joven de la aldea donde es princesa (hija del rey). Es alrededor de ese hecho que se estructura la esfera de acción de la trama. Son las funciones del relato: lo que sucede a cada secuencia.
Así, Moana: un mar de aventuras se comporta como un cuento maravilloso que, con imaginación, se mete en el campo de la etnología (ciencia que estudia los pueblos y sus culturas en todos sus aspectos y relaciones). No es poco. No se trata de un asunto formal del relato. Hay aspectos de contenido importantes, aunque previsibles, como el encontrarse de Moana con ella misma durante su aventura.
Es cierto que al filme le falta más cuento con la evolución de sus personajes y les queda a las canciones y música lo que debió expresarse desde el propio relato. Por ejemplo, el papel de la mujer. Invitamos a asistir a ver este filme animado y a que lo hagan hasta el final de los créditos, por una secuencia última, después de tantas letras.
MOANA: UN MAR DE AVENTURAS
Título original: Moana
Estados Unidos, 2016
Género: Animado
Dirección: John Musker, Ron Clements, Don Hall, Chris Williams
Elenco: Animado
Duración: 113 minutos
Calificación: CUATRO ESTRELLAS de cinco posibles