Vuelve al cine ese tema que ha dado tan buenos filmes, como lo es la comparación de los métodos de la ley con los de los maleantes. Es lo que vemos en la secuela de esa buena película titulada Sicario (2015), con gran dirección del canadiense Denis Villeneuve, y que ahora nos llega con el título de Sicario 2 (2018) y el innecesario subtítulo de Día del soldado.
Esta secuela del filme de Villeneuve viene ahora dirigida por el romano Stefano Sollima, a quien le falta la perspicacia política del primero para mostrar cómo la sociedad se destruye con el crimen intimidatorio y con la respuesta igualmente abusiva de los organismos de la ley. Tema político, sin duda.
En manos del italiano Sollima es más bien una intensa película de acción policial, eso sí, muy bien filmada (con tomas que me dejaron boquiabierto y que ni siquiera deseo saber cómo las lograron para no borrar la magia de su huella en mi mirada). Stefano Sollima también demuestra ser muy buen director de actores, en general, y su apoyo es el gran trabajo del gran Benicio del Toro.
Lo que sucede es que ambos filmes, el primero y esta secuela, tienen el mismo guionista: Taylor Sheridan (el mismo de Comanchería, 2016) y, por lo visto, a él hay que agradecerle los aspectos conceptuales que también se desarrollan en Sicario 2: esa aguda mirada sobre la contradicción presente en la dialéctica de la lucha contra el crimen, donde los opuestos llegan a ser iguales en sus métodos de lucha.
Eso vuelve a ser lo mejor en términos narrativos, a lo que se suman secuencias muy bien imbricadas en el relato, por ejemplo, las de momentos de repentino humanismo en alguno de los personajes, o aquellas otras en que queda claro la hipocresía del gobierno de Estados Unidos para resolver sus problemas en la frontera con México. Aquí se luce el actor Josh Brolin.
De esa manera, aunque el asunto del tráfico de la droga sigue presente (como en el primer filme), Sicario 2, entre su acción febril, busca enfocar el tema de los indocumentados que desean ingresar a Estados Unidos y muestra la pobreza y el dolor que sufren estos inmigrantes, quienes salen de sus países tras un sueño y se encuentran una pesadilla.
Entre tantas balaceras y torturas, aquí es cuando el guionista Sheridan logra darle al relato un repentino y bien calado humanismo y, así, la ficción nos da de cara contra la realidad. Si esto, solo esto (que no es lo único) está bien reforzado con creatividad y agudeza visual por parte del director del filme, al menos para mí la película merece rescatarse y ser recomendada.
No creo que esta secuela sea pensada solo por asuntos de taquilla (cash grab), como la mayoría de ellas. Se le nota el afán crítico sobre un sistema corrupto que, como se dice, primero dispara y nunca pregunta. En efecto, por ahí se enriquece el entramado de la película, con lograda música a su favor de la compositora Hildur Guðnadóttir y la espléndida fotografía de Dariusz Wolski.
SICARIO 2: DÍA DEL SOLDADO
Título original: Sicario: Day of the Soldado
Estados Unidos, 2018
Género: Policial
Dirección: Stefano Sollima
Elenco: Benicio del Toro, Josh Brolin, Matthew Modine
Duración: 122 minutos
Cines: CCM, Cinépolis, Nova, Cinemark, Studio, Citi
Calificación: CUATRO estrellas ( * * * * ) de cinco posibles