En el 2008 supimos de la sensibilidad de la directora de cine y teatro, Ishtar Yasín, con su película El camino. Dicho filme nos presagiaba el arte de una directora que sabe comprometerse con un estilo muy propio para narrar (responsabilidad estética) y con su convicción por lo narrado (responsabilidad ética).
Ahora, Ishtar Yasín regresa con un pausado y poético relato de dos vidas enlazadas una con otra: la de la artista mexicana Frida Kahlo y la de la enfermera costarricense Judith Ferreto, quien la cuidó en los últimos años. Se trata de la película Dos Fridas (2018).
Dicho filme no solo pretende describir una realidad como instancia primaria del conocimiento, porque Ishtar Yasín va más allá y más adentro de una representación de los hechos que unieron a ambas mujeres.
De ahí el estilo de la película: su narrativa íntima, sus momentos más bien alucinados, la mezcla de la realidad física con la realidad como espejismo emocional de la anterior, su pausado acercamiento a los personajes y sus referencias conceptuales. Ello con digno manejo de la música y de la fotografía como ejes evocadores.
Bien sabemos que Frida Kahlo es ícono del arte mexicano. Alrededor de ella, gira un mundo lleno de personajes emblemáticos de la cultura y la historia de la primera mitad del siglo XX. Se conoce la intensa vida de esta mujer, marcada por el arte, amores tormentosos y su militancia revolucionaria.
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A ello se suma un rasgo que sellará su historia y su arte: los terribles dolores físicos y emocionales como consecuencia de la poliomielitis que contrajo a los seis años y un accidente que sufrió durante la adolescencia.
Dos Fridas asume un valioso ángulo diferenciador, centrado en la figura de su enfermera y cuidadora, por lo que tenemos una historia de solidaridad femenina y de un afecto tan profundo que, cuando Judith sufre también un accidente automovilístico, se transforma poco a poco en Frida; de ahí la dualidad.
El escritor sueco, August Strindberg, dice que “El que ve a su doble es que va a morir”. Aunque puede ser un asunto funesto, en esta película el tratamiento de la muerte se da dentro de un mundo onírico donde, con sus recuerdos, Judith reconstruye su propio universo, donde se evoca, por ejemplo, a Carmen Lyra.
Es un ir y venir desde el lecho de muerte de Judith en Costa Rica. Lo es entre el pasado del mundo de Frida (en México) y el presente, donde ese mundo va formando parte del de Judith, hasta ser uno y el mismo.
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El ritmo poético, propio de versos dichos con dicción despaciosa, y la ambientación de oscuridad dan forma a ese tiempo psicológico que intenta transmitir un significado emocional y mágico a las acciones, con un final atrevido.
Este poema cinematográfico no solo mezcla tiempos y realidades, sino que es también un compromiso político, alejado de toda intención panfletaria, donde debemos destacar la intensidad de la actriz María de Medeiros, más no así la Ishtar Yasín, por lo que el filme pierde con su personaje de Frida Kahlo.
Dos Fridas es cine costarricense del que me siento orgulloso al recomendar. Tiene fallas menores, cierto, pero posee virtudes que le dan dignidad artística.
Ficha técnica
Título original: Dos Fridas.
Costa Rica, 2018.
Género: Drama.
Dirección: Ishtar Yasín.
Elenco: María de Medeiros, Ishtar Yasín.
Duración: 92 minutos.
Cines: Cinépolis, Cinemark, Magaly.