Lara Ríos (1934) es una escritora costarricense de literatura infantil. Desde 1976, ha publicado numerosos textos de poesía, narrativa y teatro. A su haber tiene los premios Carmen Lyra (1976) y Aquileo J. Echeverría en la rama de cuento (2002). Pantalones cortos (1982) es la primera novela de una trilogía que completan Verano de colores (1990) y Pantalones largos (1993).
Pantalones cortos, adaptada por Denise Duncan, presenta las andanzas de Arturo Pol, un pequeño de once años que cursa el quinto grado de primaria. La vida familiar, las travesuras en la escuela, sus primeros escarceos románticos y el periodo de vacaciones quedan plasmados en un diario que se convierte en testimonio de un mundo alegre y bondadoso.
La puesta sintetiza una Costa Rica idílica –por momentos, naif– en la que los niños josefinos de clase alta salen a apear guayabas o a cuidar la huerta para luego entretenerse con Netflix. En este forzado cruce de épocas, la obra busca apelar, por igual, a quienes vivieron su infancia durante la segunda mitad del siglo XX y a la niñez de hoy.
Los ecos de antaño abundan en los diálogos. Expresiones tales como “manchado de tizne” (sucio) o “no toque los tomates porque se gelan” (se marchitan) son utilizadas, entre muchas otras, con total naturalidad. De hecho, pareciera que la puesta insiste en estos matices costumbristas o populares que, en un país ideológicamente fragmentado como el nuestro, generan sensaciones de pertenencia y cohesión.
En el ámbito de la plástica, la estrategia principal consiste en oscurecer el fondo y los laterales del escenario para que la luz y la indumentaria focalicen la atención del público en el trabajo de un elenco generoso en su capacidad de juego. Unas cuantas estructuras hicieron las veces de mobiliario y permitieron rápidos ajustes en los cambios de escena. A pesar de los pocos elementos, el espacio siempre estuvo lleno de vitalidad y color.
Aunque la obra se sostiene gracias a la intensidad de sus actores y actrices, algunos pasajes se estancan a raíz de una dramaturgia que abusa de los diálogos informativos. Por ejemplo, en la escena de la clase de religión se ventilan las creencias espirituales de la chiquillada, pero ese pensamiento no se traduce en acciones o conflictos. En otras palabras, no sucede nada relevante en términos dramáticos.
Resultó muy divertida la breve interacción de los personajes y el público. La energía de la sala llegó a tope y corroboró lo exitosas que son esas dinámicas cuando están bien planteadas. Finalmente, la banda sonora arrancó con un par de canciones que nos dejaron conocer el carácter Arturo Pol. Es una lástima que el recurso solo quedara insinuado ya que el resto de la propuesta se basó en música incidental.
Pantalones cortos es un espectáculo de muy buena factura. Sin embargo, más de un diálogo de su dramaturgia pudo haberse quedado en el papel. Lo más interesante del montaje es que fluye en dos vertientes paralelas: por un lado, se vuelve un eficaz entretenimiento infantil y, por el otro, invita a los mayores a evadirse, durante hora y media, hacia una versión mejorada de su propia niñez.
Ficha artística
Dirección: Allan Fabricio Pérez
Dramaturgia: Denise Duncan basada en la obra homónima de Lara Ríos
Elenco: Sebastián Portuguez (Arturo Pol), Erick Córdoba López (Bernardo, Profesor de religión, Abuela de Alberto), Gabriela Alfaro Castillo (Luisa, Profesora de matemáticas, Doña Sonia), Yael Salazar Acuña (Liliana, Niña 1), Madelaine Garita Cambronero (Sol, Niña 2), Catalina Solís Mata (Ana, Marcos, Niño 2), Juan José Arroyo Ugalde (Alberto, Niño 1)
Diseño de escenografía: Carlos Schmidt
Diseño de vestuario: Malory Rojas Grillo
Asistente de vestuario y confección: Sandy Montenegro
Diseño de iluminación: Allan Fabricio Pérez
Diseño de sonido y composición musical: Elena Zúñiga, Fabián Arroyo
Confección de títeres: Lucía González
Peluquería y maquillajes: Daniel González Fernández, Malory Rojas Grillo
Producción: Asociación Cultural Teatro Espressivo
Espacio: Teatro Espressivo
Fecha: 26 de mayo de 2019