Proyectaron los créditos finales en la pantalla del cine, encendieron las luces de la sala y, después de presenciar un musical que estudia con naturalidad múltiples géneros, aparece un breve silencio que es únicamente interrumpido por las reacciones de un público que se niega a enfrentar la conclusión de la, trágica y hermosa, historia de amor narrada en Nace una estrella.
“Estoy roto en partes de mi alma que pensé que el tiempo había sanado”, pensé. De vez en cuando, la vida nos regala una melodía, una imagen o aroma de ese momento en el que sentimos esa romántica y pura sensación de amor abnegado, por primera vez y que, quizás, no regrese más.
Un retrato de dónde se traza y, al mismo tiempo, se borra la línea de la felicidad individual y las metas de una pareja que busca una eternidad entrelazada. Ese es parte del debate que inicia en mi mente.
Volví a ver a las personas que tenía al lado, les había consultado si podía entrevistarlas en video para esta nota, pero algunas de ellas se negaron al reconocer que no querían ser enmarcadas digitalmente con sus rostros tristes después de la interpretación de I’ll Never Love Again (Nunca amaré otra vez), canción con la que cierra este largometraje.
Cuando Warner Bros. Pictures publicó su sinopsis sobre esta nueva versión del drama musical Nace una estrella, estelarizada por Bradley Cooper y Lady Gaga, inició una conversación, tanto en las esferas cinematográfica y musical como entre sus diferentes públicos.
¿Valdría la pena ver una película que ya ha llegado a la gran pantalla en tres oportunidades en los últimos 81 años? ¿Cuál sería el resultado del debut como director de Cooper aún después de haber sido nominado al Óscar en cuatro oportunidades como actor? ¿Puede L. Gaga sostener el rol de protagonista?
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— Matt Jacobs (@tarantallegra) August 31, 2018
Expertos se rinden
Antes de entrar a la sala ya tenía prevista una respuesta a esas incógnitas, en algunos mercados internacionales ya se había estrenado esta obra audiovisual; la crítica de expertos de expertos y audiencias catalogan como “fresco” este título.
La banda sonora está siendo alabada e, incluso, su melodía promocional Shallow, entonada por ambos artistas, aparece en el puesto número 1 de ventas digitales en Billboard esta semana.
Un logro familiar para Stefani Germanotta, nombre de nacimiento de Lady Gaga, quien ya había alcanzado este puesto en cinco oportunidades, siendo Million Reasons (2016) su más reciente pieza reconocida en dicha tabla de resultados, luego de haberla interpretado en el espectáculo de medio tiempo más visto en la historia del Supertazón.
Estaba claro que, al menos en esa canción, el protagonista había encontrado un tono adecuado para armonizar con su compañera de escena; sin embargo, al ser las 8 p. m. del lunes 8 de octubre, las primeras notas de la película hicieron vibrar las butacas costarricenses desde Cinépolis Terramall, por primera vez, gracias a los arpegios eléctricos de la guitarra de Cooper.
Su grave voz inunda la sala para la sorpresa de muchos a través de Jackson Maine, un cantante de música country que se encuentra en el borde de su decadencia.
Es evidente que los labios y respiración van paralelos al audio, las presentaciones fueron grabadas en vivo y, con el avance de cada secuencia, comprendo que las letras y versos expresan lo que se convierte en la manifestación y descubrimiento de una química entre actores que, desde La La Land (2016), no reconocía en algún musical.
Gaga es conocida a nivel mundial como una superestrella musical, nominada al Óscar, ganadora de un Globo de Oro por su rol en American Horror Story: Hotel (2016) y 6 premios Grammy.
Ahora, con esta producción, ella se encuentra bajo el ojo crítico pues Germanotta toma el rol que antes fue interpretado por Barbra Streisand, Judy Garland y Janet Gaynor.
Durante la noche olvidé todo eso, su actuación y estética vulnerable, sin maquillaje, la presenta ante mis ojos como Ally, un talento desconocido que, por azares de la vida, inicia un romance con Jack.
Hay pinceladas de las experiencias de ambas estrellas, su vida cotidiana, ejecutadas con precisión entre sus risas y diálogos, son muy parecidos y, simultáneamente, distintos a sus personajes. Tímidos y valientes, perfectos y con deficiencias. Famosos que mantienen una vida “normal” dentro de su burbuja de ostentación y luces de calcio.
Suena Always Remeber Us This Way (Siempre Nos Recordaré De Esta Manera) y minutos después Is That Alright? (¿Estaría Bien?). Es inevitable imaginar bodas con alguna de ellas como tema principal. Escucho expresiones de ternura dentro de la sala. La muchacha sentada frente a mí coloca su cabeza en el hombro de su acompañante.
Drama musical
Los personajes se embarcan en una gira musical y emocional que trae a discusión temas psicológicos, de salud, amorosos y desafíos que no distinguen de si tenemos un número uno en las radio o si sólo somos parte de un concierto desde la multitud.
Hay momentos donde mi pie se mueve al ritmo del R&B para el que Ally intenta aprender coreografías, a ratos mi cabeza se sacude con la decadente y potente forma en la que Jack decide ordenar sus resonantes 12 notas.
Quizás Cooper, quien se preparó vocalmente por 18 meses para este rol, no tenga un similar nivel de potencia en la voz que Gaga, pero sí cuenta con el mismo sentimiento. Es recíproco, se nota que ella aprendió de él en el ámbito interpretativo frente al lente. De nuevo, la fantasía y la realidad danzan al mismo son.
Un detalle a notar es la incorporación de escenarios reales donde se filmó Nace una estrella. El largometraje tuvo escenas grabadas en festivales reconocidos a nivel mundial donde es imposible obviar la enorme fiesta nocturna que es Coachella, los campos con banderas de Glastonbury e, incluso, los auditorios techados gigantes del Joanne World Tour de Gaga.
La historia me hace debatir cuándo nace una estrella y cuándo empieza a desvanecerse otra. Siento celos, temor y, de pronto, recuerdo cuándo fue la última vez que viví esto en carne propia. Me identifico con ambos personajes en repetidas situaciones. Me hacen sentir lo que quiera que sienta y mi nostalgia se transforma en mi ahora.
Además de interpretar a Ally, Germanotta –quien ganó la atención de la Academia por la canción Til It Happens to You de la película The Hunting Ground– compuso canciones originales para la película. Cooper también formó parte de este proceso.
Más allá del amor que se construye como pilar principal, conocemos a los personajes de Andrew Dice Clay y Sam Elliott, quienes forman parte clave entre la lista de amigos y familiares dentro de la historia coescrita por el director junto a Will Fetters y Eric Roth.
Las personas seguidoras de la cultura pop estadounidense actual sonreirán al ver apariciones cortas de artistas como Halsey y estrellas del reality show RuPaul’s Drag Race: Willam y Shangela.
Se siente un tinte de último acto en Nace una estrella. La música abandona la sala entre tanto y tanto. Las canciones movidas han quedado atrás y solo queda una última balada. Es aquí donde se nota la influencia de su equipo técnico que tiene bajo su faja proyectos como Cisne Negro (2010) y Escándalo Americano (2013).
Los cumplidos
La fotografía y los encuadres se adornan con los colores y la presencia de una figura estelar que entona las notas finales de la historia que, en palabras del dueño de Walt Disney Company, Robert Iger, se ha vuelto un clásico instantáneo.
Otras figuras del espectáculo también se unieron a la hora de dar cumplidos en sus redes sociales, Kim Kardashian fue una de ellas, también Katy Perry, Charli XCX, Cher y muchas otras celebridades más.
Con el alma rota, se queda enmarcado en mi recuerdo el último cuadro de Ally en pantalla. Algún momento lo tendré impreso, con orgullo, a la expectativa de la temporada de premios en la que se vaticinan nominaciones a uno o dos premios Óscar para ambos protagonistas, en galardones de actuación y música original.
El largometraje nos invita a platicar sobre la materialización de las personas, el establecimiento del ser humano como una marca y nos recuerda, de una manera tanto cruel como real, el hecho que debe haber bondad, gentileza y empatía con las personas que nos rodean. Sin importar si son amigos, compañeros de cualquier índole o, de repente, la estrella que se lleva el rol protagónico como el amor de nuestras vidas.
La banda sonora de Nace una estrella es presentada en dos versiones, una con diálogos y otra que prescinde de los mismos. Disponibles en físico y en plataformas digitales. Independientemente de la experiencia en que se decida escuchar, conforme avanza el material, los ojos se cristalizan justo como cuando los teníamos al salir de la sala de cine.
La química entre gestos faciales, movimientos corporales y la voz de Gaga y Cooper son la magia que desconocía y, también, todo lo que necesitaba.