Un año, o mejor dicho, doce lunas, fue el tiempo que permaneció aislada Filia Rosa Uriana, una niña indígena que experimenta su primera menstruación.
El documental colombiano La eterna noche de las doce lunas (2013), recoge con imágenes la tradición de la tribu Wayuu, que obliga a las niñas a permanecer encerradas en la víspera de alcanzar su pubertad.
En este largo periodo de aislamiento, “la pequeña Filia fue sometida a unos rituales indígenas propios de esta cultura. Aprender a ser mujer, en su soledad, es el gran objetivo de este rito ancestral milenario”, dice la sinopsis del largometraje.
La pieza audiovisual, que se estrenó ayer en los cines ticos, muestra el proceso de la joven “mientras se prepara para asumir su papel” en la sociedad adulta.
Para lograr tan íntimas tomas, Priscila Padilla, directora del documental, tuvo que trabajar con un equipo completamente femenino. Es así porque durante los primeros tres días del encierro no puede haber hombres en las inmediaciones.
“Otro requisito era que la película estuviera hablada por completo en wayú. Y por último, revisar el material cada día al final de la grabación. Se convirtió en un ritual. Disponían las sillas, era el cine.”, dijo Padilla al sitio Vive.in
Según el mismo portal, el inicio del ritual consiste en cortar el pelo de la niña. Luego, durante los primeros cinco días, solo puede ingerir una bebida que induce al vómito y cuyo objetivo es limpiar su cuerpo de toda impureza.
“Al caer la noche, mientras yace en su chinchorro (hamaca), la pequeña es expuesta a la luz de la luna para protegerla de enfermedades. Al término del encierro, toda la familia baila al ritmo de los tambores y de las flautas, vestidos de bellos colores”, puntualiza Vive.in.
La cultura indígena Wayuu es conocida y cuestionada por una poderosa razón: las mujeres son las que trabajan y los hombres “no hacen nada”, según lo atestiguó la misma Padilla.
Destacado palmarés. La eterna noche de las doce lunas recibió el Premio Especial India Catalina , del Festival de Cine de Cartagena, y fue declarado el mejor documental en el Festival de Toulouse, en Francia
Además, la película participó en la sección Generation de la última edición del Festival de Cine de Berlín y destacó en otros certámenes como el de Tribeca, en Nueva York.