El escritor Haruki Murakami y el séptimo arte son un maridaje perfecto. La película Drive My Car, de Ryusuke Hamaguchi, es la más reciente comprobación de que las letras del autor japonés son un gran insumo para adaptar a la gran pantalla.
Con cuatro nominaciones a los Premios Óscar y un reconocimiento mundial, Drive My Car quiere repetir el hito de Parasite, la película con la que Bong Joon-Ho no solo sacudió los Premios de la Academia, sino que también le demostró a más de uno que hay que fijarse en cines de otras latitudes para enriquecer el acervo cultural.
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Filme único
Eso sí: aunque la comparación con Parasite es natural por tratarse de cine asiático, Drive My Car sí que tiene su propias particularidades.
Parasite, por su parte, era una cinta “digerible” en tanto su director cuenta historias muy al estilo de occidente: tres actos bien separados. En el caso de Hamaguchi, es un cineasta al que le fascina la cocción lenta y los tiempos pausados.
Esa calma es más que necesaria para la historia que se cuenta: Drive My Car va detrás de los traumas del señor Kafuku, un veterano actor que, tras enviudar, ha perdido el apetito por vivir. Años después de perder a su esposa, la cual le era infiel y Kafuku lo sabía, se encuentra con un nuevo proyecto: montar una obra colosal que le resulta cercana. Allí comienza a arder el fuego interno que, al cabo de un tiempo, acabará por detonar sus más profundos temores y cicatrices.
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Drive My Car es, para quien escribe estas líneas, la mejor de las cintas nominadas al Óscar para esta temporada. No solo es atrapante en su música y actuaciones, sino que también es una gran adaptación.
El cuento en que se basa el filme está incorporado en Hombres sin mujeres, una antología de Murakami en que retrata a una serie de personajes cuyo rompecabezas está incompleto desde la soledad. Si bien es un cuento de alta factura, el cineasta Hamaguchi eleva su potencial y le da su propia visión en un largometraje de tres horas.
En ese tiempo, Hamaguchi aprovecha para esculpir en pantalla la incomunicación de la sociedad contemporánea. En el montaje que realiza el señor Kafuku, hay intérpretes que hablan coreano, japonés, inglés y hasta lenguaje de señas. La obra avanza aún con esas complicaciones, pero los personajes que lo interpretan, irónicamente, se encuentran en una torre de babel en lo referente a sus vidas personales.
Por si fuera poco, Hamaguchi contextualiza el relato desde la Hiroshima contemporánea, una sociedad desvelada por la tragedia nuclear que transmite un halo de pesimismo y desolación en cada encuadre.
Bien lo señala Antonio Ramón Jiménez en su reseña para Espinof: “Aunque Haruki Murakami narra habitualmente desde protagonistas indolentes y apesadumbrados que son incapaces de enfrentarse a los avatares de la vida y el mundo, muchas de sus novelas, atravesadas por el misterio esotérico y nunca con perspectivas completas, encapsulan un espíritu estoico y vitalista que pasa por la aceptación”.
“Y ahí es donde Drive My Car recoge con más ánimo el espíritu del autor, donde Hamaguchi evoca un inesperado optimismo en el que los dolores de sus personajes se curan al abrazarse sobre las tablas, primero de espaldas a quienes les ven y después para nosotros”, agrega el periodista para señalar el núcleo emocional de la historia.
Previo a esta cinta, la obra literaria de Murakami había sido adaptado recientemente el cine. Burning, película del 2018 de Lee Chang-dong, significó uno de los temas de conversación más interesantes de ese año. Inspirada en un cuento de la antología, El elefante desaparece, el cineasta coreano se apegó al material base y aportó su propia imaginería visual, tomando como ‘leitmotiv’ el fuego que da el título a la historia.
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Con Drive My Car puede ser que haya aún más créditos, pues es un texto más corto y muy concentrado en solo un evento particular.
Con el señor Kafuku como eje central, Drive My Car se convierte en una reflexión sobre los temores inconscientes que, muchas veces, se nublan estando al frente del volante de la vida y que solo pueden mirarse desde la paz del asiento del conductor. Ahí, cuando alguien más toma la manivela, es cuando se revelan los secretos que más sepultados se encuentran.
Este filme de Ryusuke Hamaguchi se puede alquilar o comprar desde el sitio oficial de Amazon y llegará a Latinoamérica a través de la plataforma Mubi el 1ro. de abril.