El 18 de julio de 1991, sir Roger Moore llegó a suelo costarricense y muchos se volvieron locos buscando un autógrafo suyo.
Moore, quien víctima de un cáncer murió este martes a sus 89 años, visitó Costa Rica como embajador de las Artes Cinematográficas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). Su objetivo era participar en la cuarta edición de la entrega de premios a la prensa costarricense, que organizaba esa misma institución.
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Llegó a Costa Rica a eso de las 3 p. m. y se hospedó, junto a su hijo Geoffrey, en el Hotel San José Palacio. No se supo nada del actor hasta el 19 de julio, día en que se trasladó al Teatro Melico Salazar para participar en la entrega de galardones.
La periodista Emilia Mora Gamboa, que aquel entonces trabajaba en La Prensa Libre, fue una de las galardonadas de aquella noche y recibió el premio de manos del mismo Moore.
"Hoy me contaron la noticia de su muerte, me dolió mucho. Para mí fue un honor que él me diera el premio en persona", expresó Mora.
"A mí me pareció una persona increíble. Me tomé una foto con él y puedo decir que fue superhumilde y accesible. A pesar de la barrera del idioma él intentó comunicarse conmigo y yo con él. Me encantó conocerlo", agregó la comunicadora.
Pero la presencia de Moore fue aprovechada al máximo por las autoridades gubernamentales. El 20 de julio Moore se entrevistó con el presidente de turno, Rafael Angel Calderón Fournier y, posteriormente, se trasladó a Aguacaliente de Cartago para participar en un acto público junto a la exprimera dama, Gloria Bejarano.
Moore, impecablemente vestido, sin guardaespaldas y rodeado de animosos niños, visitó junto a Bejarano la conocida Ciudad de los Niños. El motivo era la donación de ocho tornos, que el gobierno español facilitó para el taller de mecánica y precisión.
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"Cómo olvidar que conocí a un actor como él. Hoy Rafael me contó la noticia y no lo podía creer", dijo Bejarano.
"Conmigo y con todos, Moore se portó siempre como un caballero, fue muy agradable. Es que era todo un caballero británico, muy atento y especial. Su trato con la gente fue muy afable", agregó.
Cuando Moore visitó el país tenía 64 años. En ese momento, el actor tenía 6 años de haber realizado su última aparición como el agente 007, en A View to a Kill (1985).