Justamente un año atrás, en abril del 2016, La Nación logró contactar a Rafael Rojas, mejor conocido como Rafa Rojas, quien se había convertido en una suerte de leyenda urbana tras retirarse voluntariamente en la cúspide de una carrera a la que casi todos los actores latinos querían llegar: la crema y nata de las novelas mexicanas.
Rojas seguía vigente en la memoria colectiva pero prácticamente nadie sabía qué había sido de él. Hasta que empezó a circular en redes una nota –en portada– de la revista amarillista mexicana TVNotas, que mostraba al supuesto actor sumido en la indigencia.
La matráfula para vender de la citada publicación fue descubierta en un tris y, aunque no era la primera vez que utilizaban información falsa sobre Rafa Rojas –como lo hacen con otros famosos– en este caso, el costarricense atendió la llamada de La Nación (después de no sé cuántos malabares para llegarle al número de teléfono) en el momento correcto: hasta el mismo Rafa, que había leído inmutable durante años noticias falsas de aquel medio, estaba azorado por el calibre del absurdo y falacia de la publicación, así que decidió hacer lo que tanto había retardado simplemente porque hace mucho dejó de importarle el qué dirán: por consideración a sus familiares, amigos y fans, salió a desmentir públicamente su supuesta indigencia y por fin habló de a qué se había dedicado durante los últimos años y de su quehacer actual.
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Ante una de las preguntas más relevantes, acerca de si algún día volvería a la actuación, Rafa contó que durante años casi había descartado esa posibilidad pues disfruta mucho la tranquilidad de su vida actual, sus trabajos –remunerados o no– como colaborar con su pareja Silvia, doctora en sicología en distintos proyectos, hasta cultivar su huerta, leer mucho y ofrecer su conocimiento en el manejo de instrumentos musicales prehispánicos, todo, como se ve, totalmente alejado del mundo del espectáculo.
De hecho, con mucha frecuencia recibía propuestas y libretos que ni siquiera leía. Casi tenía un machote de respuesta, agradeciendo la oportunidad pero contestando que no, según contó.
Hasta que un día encendió el televisor y se quedó absorto en canal Fox, viendo una serie que le encantó. Pronto cayó en cuenta de que se trataba de Sitiados, cuya producción lo había convocado tiempo atrás y que él rechazó, como todas las demás, sin siquiera mirar.
Y sí, se arrepintió porque tras ver la puesta en pantalla, se percató de cuánto le habría gustado participar, entonces decidió que, en adelante, al menos le daría una leída a las propuestas que le llegaran. "Si hay algo que me llame realmente la atención lo tomo, pero tampoco tengo mucho afán. Si pasa pasa y si no, pues aquí sigo tranquilo en lo mío" dijo hace un año.
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Pues resulta que sí pasó: hace un par de meses la cineasta colombiana radicada en Costa Rica, Soley Bernal lo contactó y le habló de un proyecto llamado Despertar, Rafa le pidió el libreto y cuenta que de inmediato le llamó la atención.
"Me gustó, es un drama, es algo diferente, además ya yo tenía planeado estar por estas fechas en el país y entonces todo encajó. En principio mi papel era un coestelar, ya luego me llamó Soley para ofrecerme el protagónico porque el actor que lo iba a hacer originalmente tuvo problemas de agenda, y pues ahí entonces sí me preocupé un poco y le aclaré que yo no estaba galán, que estaba galón", dice muerto de risa, en referencia a su sobrepeso.
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De vuelta al ruedo ¡y en Tiquicia!
Tras consultarlo con los demás productores, Soley le comunicó una semana después que efectivamente era el elegido y entonces, manos a la dieta, pero Rafa aclara: "estoy bajando de peso pero no porque quiera verme bien, es para unos propósitos que tiene la película, no puedo dar mucho detalle, pero se trata de una historia humana, de sentimientos, de valores, del materialismo y lo espiritual", afirmó el actor, quien empezó a grabar formalmente con el resto del elenco este lunes 3 de abril, en la zona de Fraijanes, Alajuela.
Rojas se estrenó en una faceta personal que lo tiene de narices, pues hace cinco meses se convirtió en el abuelo de Celeste, hija de Isla, primogénita del artista. Su nieta y su trabajo en unas fincas familiares en la zona sur, lo habían hecho planear viaje hacia Tiquicia en abril, pero la puesta en marcha de la película adelantó la venida, solo que no de la forma tradicional.
"Me vine por tierra el fin de semana antepasado, me traje mi carro porque el alquiler del Rent a car sale muy caro, en realidad los seguros son muy caros, entonces crucé Centroamérica en dos días, cosa que jamás volveré a hacer. Hace años lo hice 7 u 8 veces, pero nunca con la premura que venía, no sabes, llegué totalmente exhausto, no sabía ya qué hacer para no dormirme al volante, me mordía la lengua, me mojaba la cara, abría la ventana... ya en la frontera con Nicaragua sí tuve que parar y caí dormido siete horas, por cierto, qué sensación más maravillosa es hacer ese periplo y por fin llegar a Costa Rica... siempre es hermoso volver a Costa Rica, pero por tierra se siente diferente, es más intenso, es una sensación hermosa".
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El proceso de pérdida de peso va viento en popa (ha bajado al menos unos 20 centímetros "de ombligo", como dice él), pero lo que más le sorprendió es el cambio radical que le hicieron para encarnar a Ignacio Lemann, su personaje.
"Mira, yo venía con el pelo a mitad de la espalda, la barba larga, me dejé todo a propósito para ver qué les servía, pero me hicieron un cambio total de imagen, me cortaron el pelo, me lo oscurecieron... ¡mis sobrinitos no me reconocieron cuando me vieron!", cuenta entre risas.
De no estar en un escenario. Rafa tenía unos cinco años, cuando participó en una exposición de instrumentos prehispánicos en Xochicalco (Morelos), mientras que su última aparición en una novela fue, calcula, hará unos 8 años, cuando participó en Pasión, una novela de época con Fernando Colunga, y unos años antes había participado en la obra teatral Mujeres fieles, con Silvia Pinal, Julio Alemán y Marta Eugenia Galindo.
Mucho colmillo
¿Qué siente un actor veterano, con más de 30 telenovelas en su hoja de vida, al volver al ruedo tras un período tan prolongado sin pisar un set de filmación?
Rafa reconoce que en un principio, un poquito de nervios. "Pero lo que bien se aprende nunca se olvida, cuando ya sabes qué persoaje vas a hacer lo estudias, tratas de meterlo en tu vida y de meterte tú en la situación que vive... solo te puedo decir que este personaje me ha dado ya más de un dolor de cabeza (risas)... es un drama, para mí el drama es un reto mayor, lleva un montón de trabajo, vamos a grabar un mes completo sin descanso, ni Semana Santa, ni fines de semana... sí es un cambio de rutina algo abrupto pero como te digo, me gustó el papel y estoy muy contento por estar cerca de mi nieta, estar en el país... me hace mucha falta mi pareja, pero nos hablamos todos los días y ahorita viene a pasar conmigo la Semana Santa, así que todo bien".
Algo que lo tiene un poco acongojado es que desde que llegó al país, no le ha contado a ninguno de sus grandes amigos que está aquí. "Tenemos un chat, tengo amigos que son como hermanos, muchos de ellos del Castella, y me muero de la pena porque hemos estado hablando por WhatSapp como siempre, saludo en las mañanas y demás, y me siento mal de no haberles podido contar que estaba en Costa Rica pero era un tema de contrato, ya ahora pues que sepan y a alguna hora nos veremos", afirma desde una de sus guaridas en Costa Rica, el restaurante de sus primos Casa Azul, en San Josecito de San Isidro de Heredia, donde también vive la familia y tiene su propia habitación. "Acá paso atendido como un rey, no sabes... no sabes lo que es son mis tíos, mis primos, ahora llegué y me tenían hasta la cena especial para seguir con la dieta, este lugar es hermoso por todos los costados y aquí me reciben con un amor que me conmueve".
Por cierto, la dieta con la que Rafa ha logrado deshacerse de un buen poco de kilos le ha resultado relativamente fácil en el sentido de que no pasa hambre, pues es la llamada "cetogénica", que más que todo suprime carbohidratos y azúcares... justo la debilidad del actor.
"¿Ves? Es que ahí es donde ya entra la experiencia, ya ahí es donde entras en el papel de actor como lo aprendiste, como lo conocés, simplemente hay que hacerlo porque se requiere para el papel, entonces es una decisión que se toma, no se piensa, solo se hace. No hay tentaciones porque uno se enfoca en el resultado prioritario, el papel para el que fuiste contratado".
Ni tan peleado con la guapura
Aunque insiste que lo suyo no es un tema estético, sí contó --con un aire de satisfacción mal disimulado-- que el domingo se sorprendió cuando logró entrar en un jeans que hasta hace dos meses habría sido misión imposible."Vieras, habíamos hecho ya algún trabajo y con el calor y demás, ya en la noche está uno más hinchado, no como en las mañanas... en eso voy viendo el pantalón que había echado y dije '!puta madre!', esto no me va a quedar, ¿ahora qué hago? Para peores eso que estaba recién lavado entonces es más difícil que le quede a uno, y cuando me lo puse no lo podía creer, !hasta me quedaba flojo!".
La exigencia física y horaria de la película, agrega, más seguir con el programa alimenticio, lo hará seguir en la ruta de perder peso. Basta ingresar a las redes sociales de Rafa para constatar la fidelidad de sus fans en todo el continente, muchos de los cuales, un día sí y otro también, le ruegan que vuelva a la pantalla y alaban sus dotes de buen actor, muchos también, su guapura.
Ahora que se está poniendo en forma, la pregunta es pertinente. ¿Será que después de Despertar les dará gusto a sus fans con hacer algo en televisión?
"Mira, yo vivo muy agradecido por el cariño y la admiración de la gente, pero eso no quiere decir que voy a volver a cualquier novelucha. Vuelvo a lo mismo: si aparece un buen libreto, lo tomo. Por dinero vengo en otra vida, como digo yo, lo mío es hacer lo que me gusta, lo que me llene".
Si bien Rafa Rojas está catalogado como un actor consagrado, sus incursiones en el cine fueron escasas, así que esta experiencia es bastante novedosa y retadora para él. Eso sí, admite que no consume mucho cine, que se dedica más a ver series o documentales, y que de la industria del cine en Costa Rica, sabe muy poco. "Ando un poco perdido, la única película que vi hace un tiempo fue una de unas colegialas, era un tema de adolescentes, me gustó muchísimo, me pareció muy buena". Se refería a Gestación, de Esteban Ramírez y estrenada en 2009.
En entrevistas anteriores con este medio, Rojas confesó que nunca le gustó verse en pantalla, no al menos con el material recién salido del horno. Tras tanto tiempo fuera, le pregunto si ayer no le dio curiosidad por ver algunas de las primeras tomas. Al fin y al cabo, no solo son las primeras escenas tras muchos años, sino que es casi un debut suyo en el cine.
"¿Estás loca? No no, si mis novelas las veía cinco o seis años después, no no, no quiero ver nada, no quiero ver ni fotos, ¡no inventes!", bromea entre risas, y de verdad que se le sale la contentera por lo que está viviendo.
Hablar con Rafa Rojas es un manantial de relajamiento. Él pasó por donde asustan (como casi todos) pero, a prueba y error (de nuevo, como casi todos), aprendió a desprenderse de una de las anclas más feroces del ser humano: el ego desmesurado.
Tuvo suficiente, quizá más que cualquier veinteañero, y aunque no se queja en absoluto de haber surgido entre ese cúmulo de artistas como Thalía, Salma Hayek, Adela Noriega, Eduardo Capetillo y todos aquellos ídolos de los 80, a sus casi 56 años (los cumple el domingo 16 de abril), ni siquiera le pone mente a si tomó la decisión correcta al alejarse del showbiz, el negocio al que miles hacían (y hacen) lo que fuera por llegar.
Hoy se da la licencia de vivir al día, de vivir en paz, de despertarse feliz entre 4 y 5 de la mañana, ver sus huertas y sus sembradíos, desayunar rico con su amada Silvia, pasar el día investigando, dándose el tiempo de siempre para sacar a pasear a Barú, la perra a la que tanto quieren y que, por cierto, se viene para Costa Rica con Silvia en avión en estos días, pues Rafa quiere que su mascota lo acompañe durante estas semanas de trabajo.
Bueno, y por supuesto, desde hace cinco meses Rafa también pasa horas consumido en su teléfono celular viendo fotos y videos en tiempo real de esa chiquita que lo trae de cabeza y cuyo nombre parece honrar la increíble similitud física que comparte con el abuelo: Celeste, el color de los ojos de los dos.