Luego de ser envuelto por la polémica con su libro El código da Vinci , el escritor Dan Brown lanzó un segundo relato protagonizado por el profesor Robert Langdon, especialista en simbología religiosa.
Aunque Brown insistió en que sus historias son simple ficción, los libros fueron tomados como acusaciones contra el Vaticano por la comunidad religiosa.
El director Ron Howard se encargó de llevar al cine ambas obras y, por supuesto, también cargó con las críticas de los católicos.
Ángeles y demonios empieza con el cónclave para elegir al sucesor del Papa que acaba de morir. El filme presenta una conspiración interna del Vaticano, que incluyó homicidios, secuestros y atentados.
El profesor Langdon –interpretado por el actor Tom Hanks– revela que el Pontífice fallecido engendró un hijo con una monja. Al crecer, el muchacho se convirtió en un miembro más de la Iglesia.
Se trata del camarlengo Carlo Ventresca, personaje que, a su vez, fue el encargado de certificar la muerte del Papa. Langdon descubre que el joven, además, resultó ser el asesino del Pontífice.
Al igual que sucedió con el Código da Vinci , la Iglesia católica llamó a boicotear la película, pues esta novela deja caer un mayor peso moral sobre la figura del Papa.
En rueda de prensa, Howard confirmó que el Estado del Vaticano se negó a darle permisos para rodar la cinta en su territorio y que también “presionó a otros organismos para que no les permitieran hacerlo en la ciudad de Roma”.