Sin que sus propios directores lo esperaran, el documental tico El Codo del Diablo atrajo la atención del público y permanecerá en cartelera una semana más.
El largometraje, que explora el asesinato de seis prisioneros políticos en las afueras de Siquirres, se proyecta en Cinépolis Terramall desde el 22 de enero y, hasta ayer, había superado los 1.000 espectadores.
“Pensábamos que iba a estar solo una semana, pero la respuesta del público fue más allá de lo esperado, sobre todo porque no teníamos los medios para hacerle difusión, no podíamos pagarla”, comentó Ernesto Jara, director de esta producción.
El documental, de 75 minutos de duración, mantuvo dos tandas en una sala para 120 personas en su primera semana: la de las 7:30 p. m. se llenó casi todos los días y la de las 9 p. m. tuvo una menor asistencia, aunque también buena tratándose de una producción de este tipo, asegura Jara.
“(La cifra) podrá no sonar demasiado grande, pero el hecho de que un documental se quede más de una semana y llene salas es algo muy positivo. Creo que estamos rompiendo estigmas. Fue un logro ver que la gente vaya a ver un documental”, agregó.
El Codo del Diablo destaca el aspecto humano de las familias que fueron víctimas de violencia política en Costa Rica.
La historia de los seis prisioneros asesinados el 19 de diciembre de 1948 es narrada a través del viaje en solitario de un niño de 12 desde Limón hasta San José en busca de su padre.
“Lo curioso es que es un crimen cometido por militares. Esto demuestra que el proceso de desmilitarización del país fue complejo y que no se dio de la noche a la mañana”, afirma Jara.
En noviembre, el filme cosechó el galardón como mejor documental centroamericano en el Festival Ícaro, en Guatemala.