Dicen que la destrucción también puede ser una forma de creación. Ha sido una frase polémica, incluso mal interpretada, pero el cineasta Alex Garland ha intentado, desde sus primeros escritos, explorar respuestas a esa propuesta.
El problema ha sido que, cada vez que se adentra en esa pesquisa, encuentra más preguntas que soluciones.
La crítica cinematográfica agradece que Garland siga confundido con ese dilema por una simple razón: él seguirá haciendo más películas con el fin de saciar su curiosidad.
Este año, el nominado al Óscar por su cinta debut Ex Machina, trae Annihilation, un filme que se preocupa más por encontrar sensaciones que por ofrecer respuestas (tal cual la vida misma de su autor).
Annihilation cuenta la historia de Lana (interpretada por la oscarizada Natalie Portman) quien, tras encontrar a su esposo (Oscar Isaac) aturdido después de viajar a la enigmática “zona X”, encabeza una expedición en búsqueda de un ajedrez que nunca tuvo piezas.
En dicha zona, las leyes físicas que conocemos son alienígenas. La naturaleza tiene voz propia y quien decide entrar en los confines de esa tierra recibirá una transformación obligada, casi como un castigo por profanar terreno sagrado. Cada persona que visita la “zona X” regresa en un estado físico y psicológico irreconocible, como si hubiesen sido cambiados de piel durante la expedición.
Annihilation no solo se preocupa por cómo se puede crear y regenerar al ser humano, sino también por las repercusiones que ocasiona la renuncia a los recuerdos de quienes entran a la “zona X”, lo cual también significa la renuncia a la existencia misma de los personajes.
Con un elenco completado por Jennifer Jason Leigh, Gina Rodríguez, Tessa Thompson y Tuva Novotny, el esperado filme estará disponible a partir del 12 de marzo en la plataforma Netflix.
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Más allá de la ciencia ficción
Hay libros que tienen fama de inadaptables. Son pocos los escritores que asumen el reto de transfigurar textos atmosféricos y sugestivos en imágenes concretas y en movimiento.
La confianza que le generó a Garland ser nominado a mejor guión original en los premios Óscar del 2016 lo convenció de adaptar la novela homónima de Jeff VanderMeer, escritor considerado como el “emperador de la extraña ficción”.
El libro es un relato de fantasía oscura que pertenece a una trilogía de ciencia ficción. A pesar de que Garland tomó algunas libertades en la segunda mitad de la película, la historia de VanderMeer se conserva en sus inicios.
La idea de realizar una libre adaptación del texto surgió mientras Garland leía la novela en la posproducción de Ex Machina, filme que señaló el debut del cineasta como director, ya que anteriormente había escrito algunos guiones.
Incluso, Garland encontró muchas similitudes con The Beach (1996), la primera novela que escribió cuando solo tenía 26 años.
En The Beach, un grupo de mochileros descubren una utópica e inexplorada playa. Como es de sospechar, la belleza de la costa se convierte, paulatinamente, en una olla de claustrofobia y paranoia.
La premisa de “todo lo bello es enigmático” impulsa a Garland a generar espacios de creación y reconstrucción de conceptos como “origen”, “final” y “destrucción”.
Para su primer guión de cine, Garland escribió 28 Days Later, filme que dirigió el premiado Danny Boyle. La película cuenta la historia de un grupo de activistas que comienzan una pandemia de virus de la rabia, a raíz de la liberación de un chimpancé infectado.
Para esa ocasión, Garland exploró la pregunta: ¿qué pasa si un virus animal no solo transforma a los humanos en bestias salvajes, sino que también les da una nueva existencia?
Al igual que con el guión de 28 Days Later, el cineasta asegura que Annihilation presenta una mutación que no solo es exclusiva para los personajes, sino también para la misma película.
“(El filme) pasa de ser un thriller médico a una película de ciencia ficción alucinógena. Después se convierte en una película de horror corporal, como las de David Cronenberg”, dice el director en una entrevista a Esquire.
Por su parte, Jeff VanderMeer, el escritor del libro Annihilation, confesó que visualizaba escenas de la película mientras Garland estaba en etapa de preproducción.
“La adaptación del libro es más surrealista que la novela. Posee aspectos distintos a la obra original y su fotografía visualmente es increíble, como la dualidad de sentimientos entre lo que entra por los ojos y lo que realmente sucede y se vive. Puedo decirte que es asombrosa, surrealista, extremadamente hermosa, extremadamente horrible. Estábamos tan tensos que nuestros cuerpos se sentían adoloridos”, manifestó el escritor de 49 años.
Una incertidumbre que supera el debut
“No entiendo por qué me dan el dinero para hacer algo así”, dice Alex Garland con preocupación.
Su temor a un fracaso económico ha llevado al cineasta inglés a un pesimismo rotundo, sobre todo por la experiencia que sufrió su colega Dennis Villeneuve el año anterior.
Villeneuve dirigió Blade Runner 2049, secuela del clásico de Ridley Scott de 1982.
El filme de Villeneuve fue aclamado por la crítica pero no recibió el apoyo del público. El largometraje ocasionó pérdidas de más de $80 millones a las empresas coproductoras.
“Posiblemente este será el último blockbuster de cine arte que tendremos en mucho tiempo”, dijo en su momento el cineasta canadiense.
Garland teme correr con la misma suerte.
“Este tipo de películas es algo que un subconjunto de la audiencia disfruta: esa sensación de estar equivocado. Pero la otra parte de la audiencia simplemente se siente mal y quiere saber dónde están y conseguir respuestas, pero no encontrar respuestas es algo importante para esta historia”, confiesa el inglés. “No sé si tendré el chance de hacer otra película como esta”.
Las circunstancias son muy diferentes para esta segunda ocasión de Garland en el banquillo de la dirección.
Para su debut con Ex Machina, el cineasta contó con $15 millones. Para Annihilation, el presupuesto es dos veces y medio más grande.
“Lo extraño es que tuvimos más tiempo y más recursos con Ex Machina que con Annihilation. El asunto es que estamos tratando de hacer algo que es seis o siete veces más complejo, en términos de la escala del elenco y el número de ubicaciones y los requisitos de efectos especiales. Entonces, en un nivel diario, la realidad de hacer Annihilation fue mucho más cine de guerrilla”, afirmó Garland al portal The Ringer.
Cuando el filme se estrenó en Estados Unidos durante febrero, las críticas elogiaron la superación que tuvo Garland.
Por ejemplo, Jonathan Dean, crítico de la revista GQ, aseguró que las intenciones de llevar un proyecto más complejo que el anterior fueron evidentes.
“Annihilation es el filme más inteligente que verás este año. Es una película tan meticulosa y conmovedora que tiene vida propia, porque se trata de la vida misma”, escribió.
Por su parte, el crítico de The Atlantic, Christopher Orr, destacó la película como un reto intelectual para el espectador.
“A pesar de que la película de Garland es decididamente espeluznante y a menudo deslumbrante de ver, es difícil sacudirse la sensación de que, bajo su pátina, es un embrollo intelectual”, escribió en su reseña.
Tras el estreno en Estados Unidos, la expectativa creció. Todo parecía salir bien para Garland hasta que Netflix cambió la historia con un giro inesperado: la compañía de streaming compró los derechos de la película para proyectarla exclusivamente en su plataforma, a partir del 12 de marzo en Latinoamérica y Europa.
Esta es la segunda gran compra que realiza Netflix con el fin de tumbar a la industria cinematográfica en salas de cine.
El 7 de febrero, la plataforma estrenó The Cloverfield Paradox, filme que le costó más de $50 millones y que fue producida por J. J. Abrams con el propósito de exhibirse en la pantalla grande.
En ambos casos, la productora que ha negociado con Netflix ha Paramount Pictures.
La empresa adujo que la negociación fue “un plan de rescate ante la preocupación de que las películas no funcionaran bien en taquilla, o al menos no lo suficientemente bien”.
Alex Garland aseguró que no fue sencillo firmar con Netflix, pues “tenía sentimientos complicados al respecto”.
“Esto se puede ver por dos lados. Por una parte, el mejor drama filmado que he visto en el último año fue The Handmaid’s Tale, una serie que fue hecha para los servicios de streaming. Por lo tanto, es genial y sorprendente que estos servicios le den a la gente el espacio para hacer cosas realmente originales, provocativas y desafiantes”, dijo el cineasta.
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“Pero, por otro lado, el arrepentimiento para mí es que no lo hicimos para la pantalla chica. Lo hicimos para la pantalla grande. Hay un montón de cosas que harías diferente. Literalmente, filmarías de manera diferente, tendrías un proceso diferente. Así que no tiene nada que ver con los servicios de streaming. No tiene nada que ver con la pantalla grande frente a la pantalla pequeña. Tiene que ver con la intención de que si lo haces para cine y no aparece en el cine lo lamentas”, agregó en una entrevista a Metro.
Sin importar en qué tamaño se exhiban sus películas, Garland solo puede prometer algo: seguirá intentando, cueste lo que cueste, hacer el cine que desea, sin pensar en que sus filmes alejen a la mayoría. Él solo busca respuestas, aunque las preguntas siempre resonarán en sus pensamientos.