El nombre Cate Shortland difícilmente le sonará familiar, a menos que usted sea de esos cinéfilos enciclopédicos que consumen cine independiente de todas las latitudes. Sin embargo, a partir de esta semana la directora australiana, de 52 años, pasará a otra liga de reconocimiento, esa a la que entran aquellos a los que Marvel les pone la firma de respaldo.
Shortland fue la seleccionada por Kevin Feige y demás cabezas de Marvel para llevar a los cines una historia de origen que empezó a tomar forma hace más de 10 años, a partir de la primera aparición del personaje de Natasha Romanoff/Black Widow en Iron Man 2 (2010). Encarnada desde entonces por Scarlett Johansson, la Viuda Negra ha sido bastión del Universo Cinematográfico Marvel (MCU) y uno de los personajes femeninos más influyentes del género de superhéroes.
Cofundadora y líder de los Avengers, Natasha siempre estuvo ahí para los demás. Sin embargo, Marvel se tomó demasiado tiempo en brindarle su propio filme en solitario, pues prefirió regalarle a otros personajes la oportunidad de contar con sus películas como estelares antes que a la espía rusa. Adicionalmente (SPOILERS), la historia de Romanoff pareció llegar a su cierre definitivo en Avengers: Endgame; entonces, ¿cómo darle su propia cinta a un personaje cuyo arco narrativo ya está completo?
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Aquí es donde entra Shortland, quien de la mano de Johansson exploró uno de los grandes enigmas del MCU: el pasado de Black Widow. Misteriosa y reservada, Natasha compartió muy pocos detalles de su vida previa a convertirse en Avengers en la veintena de películas ya existentes de Marvel, dejándonos ver apenas pinceladas de sus años formativos, los cuales estuvieron cargados de sufrimiento y arrepentimientos, mismos que justamente inspiraron su redención como Vengadora.
Black Widow llega este 9 de julio a los cines de todo el mundo, siendo la más esperada historia de origen del MCU. Dirigida por Shortland, la película debuta en simultáneo en pantalla grande y en el servicio de streaming Disney+, donde se ofrece bajo la modalidad premier access ($30 adicionales a su membresía regular para darle acceso privilegiado al filme).
Natasha
Black Widow, primer filme en la fase cuatro del MCU, se desarrolla durante el período que Natasha Romanoff fue fugitiva de la justicia, tras los acontecimientos de Capitán América: Civil War (2017) y previo a su reaparición en Avengers: Infinity War (2018).
En esos días de completa soledad y sin el respaldo de los Vengadores, Romanoff revisa, no por gusto, sus raíces y los acontecimientos que la convirtieron en un asesina al servicio de los más oscuros intereses dentro del aparato de la antigua Unión Soviética. Así, la audiencia la acompaña en un esclarecedor viaje al pasado y a su “familia”, conformada por personajes tan complejos y cargados de secretos y remordimientos como ella.
Es en el nuevo filme que conocemos a las figuras “paternas” de su vida: Alexei (David Harbour) y Melina (Rachel Weisz), ambos espías también. También se introduce en el MCU a la “hermana” de Natasha, Yelena (Florence Pugh), quien al igual que ella fue formada como Viuda Negra en el temible programa del Cuarto Rojo. En resumen: una familia donde el amor se entiende y manifiesta de maneras poco convencionales.
Paréntesis subjetivo:
Tras haber visto la película ya, puedo decir (sin adelantar spoilers) que se trata de uno de los filmes más valiosos del MCU y posiblemente la historia de origen mejor contada de la filmografía de Marvel. A pesar de lidiar con temas complejos como el trauma, la explotación infantil y la violencia de género, Black Widow se las arregla para ser a la vez una historia entrañable e incluso amena, que sirve de parodia a las sitcoms idílicas de familias perfectas.
Su protagonista es una heroína sin superpoderes y, por el contrario, llena de falencias y limitaciones. Y eso es algo nuevo en Marvel. Su historia además se cuenta sola, sin necesidad de capitanes, arqueros ni playboys filántropos billonarios: ellos fueron los que en su momento necesitaron de ella.
Black Widow toma lo mejor de muchos géneros cinematográficos y los mezcla con maestría: hay tremendas secuencias de acción; combates pirotécnicos; influencias claras de clásicos del espionaje y el misterio, y a la vez diálogos brillantes que invitan a reírse y reflexionar por igual. Además, el filme es un claro vehículo de empoderamiento femenino que le da un justo despliegue a un personaje como Natasha, que por mucho tiempo fue secundario en la narrativa cinematográfica de Marvel, aún cuando cuenta con méritos que le ponen por encima de muchos de sus contrapartes masculinos.
La deuda con Romanoff y Johansson se salda y con creces.
Fin del comentario...
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La película nos llega mucho más tarde de lo previsto, pues fue pospuesta una y otra vez a causa de la pandemia. Prevista originalmente para mayo del 2020, la cinta cambió de fechas en vista de que Disney no podía dejarla sucumbir en la taquilla diezmada de los meses de cuarentena, tanto por su valor simbólico como también por su alta factura (costó más de $200 millones).
Ese presupuesto descomunal fue confiado por Marvel en las manos de Shortland, cineasta que se había labrado una bien ganada reputación no por megaproducciones, sino por lo contrario: pequeños y aclamados filmes de autora.
Su carrera se inició a mediados de los años 90 con celebrados cortometrajes y dirigiendo episodios de series de televisión australianas. Black Widow viene a ser apenas su cuarta película dirigida y la primera que hace para un estudio hollywoodense, luego de triunfar en el circuito de festivales cinematográficos con sus tres filmes previos: Somersault (2004); Lore (2012), y Berlin Syndrome (2017).
¿Cómo una directora acostumbrada a trabajar con poco puede darle su sello a una película desbordado en sus recursos y expectativas?, ¿cómo contar una historia fresca sobre un personaje del que el público se apropió hace mucho? De esto y más Viva conversó, vía Zoom, con Cate Shortland, como parte de una ronda de preguntas que respondió días atrás para medios centroamericanos.
— Desde que Natasha fue introducida en el MCU, hace 10 años, su pasado ha sido un misterio. Sabíamos que hubo mucho trauma en esos años pero ahora nos enteramos de que también tuvo una especie de familia, con gente que se preocupaba por ella en una particular manera. Hablemos un poco de esa dinámica familiar...
— Es una familia de impostores, y eso era interesante para nosotros. En una manera estamos rompiendo los roles de padre, madre, hermana, hija que hemos visto en las comedias de televisión estadounidenses, revisando esos estereotipos. Pero también vimos a nuestras propias familias, las rupturas, la vergüenza, los patrones que se desarrollan.
Lo interesante en esta particular familia es que los padres son perpetradores, y están en negación. Entonces, cómo se relacionan las hijas con ellos porque se supone que esta es la gente que las amaba. Es en esta película en la que vemos el momento en que Natasha Rommanoff aprende que no puede confiar en nadie, porque toda esa estructura familiar le fue arrebatada.
— Usted tuvo el reto de hacer la primera película de origen en el MCU para un personaje que ya estaba establecido y era bien conocido por el público. ¿Fue esto una dificultad o una ventaja?
— Una vez que entendí que tenía que honrar lo que había venido antes pero que tenía libertad de llevarla en mi propio viaje fue maravilloso. Eso tomó un tiempo pero creo que lo que me liberó es que siempre escribo historias del pasado de mis personajes en cualquier película que hago e hice justo eso con ella (Natasha).
En Londres conversé con una mujer rusa que estaba atendiendo mi mesa y que habló de cómo fue su infancia en la Unión Soviética. Revisé cómo eran las vidas de los niños en Rusia, ella me dio canciones, poemas para que pudiéramos compartirlos con los actores y empezamos a construir esa piel real, igual trabajando con el compositor, Lorne Balfe, con que revisamos la música rusa. Una vez que hicimos eso nos dio una frescura, nos permitió experimentar, crear el filme que queríamos crear, y esa es la alegría de trabajar con Marvel, pues impulsan a los directores a contar la historia que es importante para ellos.
— Black Widow es su primera película en Hollywood. Trabajar con este tipo de presupuesto y recursos es el sueño para muchos cineastas. ¿Qué posibilidades tuvo en este película que no había tenido antes?
— Fue muy divertido, pues, por ejemplo, tienes una pequeña idea, te sientas con un equipo de personas a hablar de esa idea y entonces tienes a cinco personas en la mesa sumando a esa idea, la toman y desarrollan en bocetos que vienen y te enseñan en los que crean estos bellos mundos. Es algo muy adictivo.
Queríamos que la película llevara a la gente en un viaje y creo que es hermoso, especialmente en estos momentos en que todos han pasado por tiempos tan duros, saber que estás creando algo donde la audiencia puede salir de su vida ordinaria y sumergirse. Quiero hacerlo de nuevo: me encantó crear las escenas de pelea; tuvimos gente de efectos especiales en Londres que ha estado haciendo eso por 30 años y que venía a mostrarme distintos tipos de explosiones, fue muy bueno trabajar con este tipo de personas tan específicas en su quehacer.