Esa mirada profunda y voz carrasposa no se pierde. Más de cincuenta películas han trazado el rostro de Ricardo Darín en la historia del cine y, aunque desde los setenta comenzó su carrera en el sétimo arte, los últimos diez años han atestiguado la consolidación del actor argentino de 62 años como la gran figura del cine del país albiceleste.
Que lo digan los tres filmes en que participó y que lograron la candidatura a los premios Óscar (siendo El secreto de sus ojos ganador por mejor película en lengua extranjera). Tanto por su actuación en dicha cinta del 2011, así como por otros inolvidables roles como el “Bombita” de Relatos Salvajes; la presencia de Darín en una cinta es garantía de aplausos para cualquier sala de proyección.
El año pasado, Darín salió de su país para grabar con una de las grandes eminencias del cine independiente mundial como lo es el iraní Asghar Farhadial (ganador del Óscar por partida doble). En la cinta compartió protagonismo con otras grandes figuras iberoamericanas como Javier Bardem y Penélope Cruz y, a pesar de nuevos rumores, confirmó que lo suyo es la industria independiente, alejada de las grandes maquinarias estadounidenses, como las cintas de Hollywood en las que rechazó participar en el pasado.
Ahora Darín regresa a actuar y producir en su país natal, con la ya aclamada La odisea de los giles. La cinta, que se desarrolla durante la crisis financiera argentina del 2001, cuenta la historia de un grupo de vecinos de un pequeño pueblo argentino, quienes se organizan para encontrar alguna manera de enfrentarse a los problemas económicos.
Cuando el gobierno anuncia el conocido "corralito” (medida de restricción para disponer el dinero), los vecinos son estafados y quedan en quiebra. Ante la frustración, diseñarán métodos para conseguir una revancha.
Tanto la crítica como el público ha respaldado esta cinta pues La odisea de los giles es la única cinta argentina en todo el año que ha logrado encabezar la taquilla en su fin de semana de estreno. De hecho, en su primer día fue distribuida en 380 salas y vendió más de 34.000 boletos; para el segundo día, el filme aumentó a 444 salas y vendió más de 54.000 tiquetes.
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Darín, protagonista y productor de esta película con estreno en nuestro país el 24 de octubre, conversó con gentileza y entusiasmo sobre su visión de la industria cinematográfica latinoamericana y cómo coloca La odisea de los giles en este espectro.
–El año pasado se estrenó Todos lo saben, una producción europea. ¿Cómo ha sido regresar a una producción argentina como La odisea de los giles?
–Bueno, fue fantástico porque es una historia que, si bien es cierto es muy argentina, también tiene las características de una historia que resulta universal. Se trata de un grupo de personas que busca una reparación por haber sido injustamente estafados y avasallados por un sistema. Tristemente, este tipo de situaciones suceden en todo el mundo.
"Nosotros apenas leímos la historia entregada por Eduardo Sacheri nos pusimos en marcha automáticamente para conseguir los derechos y para poder llevar al cine una historia tan rica y tan conmovedora como esta. Como productores es un privilegio haber contado con esta historia. Nos hemos dado cuenta de que, tras el paso de la película por distintos lugares del mundo, las audiencias de todos los sitios en que ha sido proyectada han apropiado la historia.
–La película habla de un momento muy importante en Argentina y, curiosamente, usted es el actor argentino más importante. ¿Qué responsabilidad siente al llevar su popularidad y ese paralelismo con la historia de su país?
–Para serte absolutamente sincero el elenco que hemos logrado conformar es sin duda uno de los mayores orgullos como productor. Yo te agradezco lo que me decís, pero, la verdad, es que todos los integrantes de este elenco son grandes actores, con un camino muy frondoso, no solo nacional, sino internacionalmente. Son todos actores muy conocidos en la región y fue un privilegio contar con un elenco tan experimentado y calificado. Esa es la realidad. Tenemos la suerte de contar con estos actores y tener una buena historia entre manos, así las cosas son mucho más fluidas.
“Así que la responsabilidad es compartida y repartida. Yo puedo ser una de las caras visibles para el tránsito de la película a nivel internacional, pero la verdad es que el compromiso y la responsabilidad de esta historia está muy bien repartida. Es una de esas historias en la que cada personaje tiene su propia calificación, profunda, donde todos intervienen mientras juega el partido y lo hacen de manera maravillosa. Aceptando lo que propones, de todo modo quiero aclarar que es una responsabilidad entre todos”.
–Argentina tiene una de las industrias de cine más importantes de Latinoamérica. ¿Le satisface lo que se está realizando en su país?
–Eso depende de cada uno de los integrantes de distintos proyectos. Afortunadamente, nuestro país tiene un rico historial con películas que han tenido un recibimiento muy bueno e importante a través del tiempo, desde hace muchos años. La verdad es que la responsabilidad de una industria cinematográfica, para tener el músculo que tienen las grandes compañías del planeta, recae en la frecuencia. Me parece que estamos supeditados a la inventiva y los presupuestos que tienen quienes crean las ideas que pueden alcanzar la gran pantalla, así como sus contactos.
“En Argentina, durante más de una década, muchas producciones han sido posibles gracias a la colaboración del cine español, o productores franceses. Nunca es fácil producir para ninguna industria latinoamericana. El camino de la generación de proyectos cinematográficos es tarea ardua. Ojalá en el futuro tengamos señales de que la cosa va mejorando. Por eso te soy absolutamente franco: estamos supeditados a tener historias que tengan alta creatividad, de gran inspiración humana, que cuenten nuestros conflictos con o sin humor, pero que le dé un espacio a explorar al ser humano. En el mundo del entretenimiento hay grandes industrias que compran derechos de libros y películas latinoamericanas para adaptarlas. Eso se debe a que el mundo hispanoparlante tiene buenas historias entre manos para contar”.
–¿Qué pensamiento tiene usted sobre el consumo de cine que existe en su país?
–Nosotros navegamos en varias tendencias. Durante décadas hubo muchas personas que decían: “soy argentino y no veo lo nuestro”, como si eso fuese una calificación para ver cine, o como si fuese sentar un declaración de principios. Eso se ha revertido a través del tiempo, gracias a que muchas películas han encontrado un camino poderoso. Actualmente, en Argentina se ve mucho cine argentino. Por suerte la gente apoya mucho cuando encuentra historias valiosas. Lo valoramos mucho y tratamos de construir historias que valgan la pena para que la gente no salga decepcionada.
–Es curioso, porque La odisea de los giles tiene su estreno con Guasón en cartelera y como película más taquillera. De hecho, dos de cada tres personas que fueron al cine en Argentina la semana pasada (la primera semana de octubre, para efectos de la entrevista) eligieron Guasón. ¿Qué criterio tiene al respecto de estrenar su película frente a un gigante comercial, por llamarlo de alguna manera?
–Afortunadamente tuvimos una distancia prudencial que nos permitió hacer un camino honorable antes de Guasón que, por cierto, es una extraordinaria película con una realización increíble. Es perfecto el trabajo de este muchacho Joaquin Phoenix, quien da muestras de su calidad. Creo que es lo más elevado que ha hecho en su historia como actor y se merece todos los reconocimientos. Uno admira también el cine que tiene al frente.
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“Nosotros, con La odisea de los giles, en este momento estamos segundos detrás de Guasón después de ocho semanas de haberse estrenado, lo que habla de la salud del cine argentino dentro de nuestro país”.
–¿Cree que se debe juzgar el consumo de cine que tiene un país? Actualmente se ha desatado una discusión por los comentarios negativos que realizó Martin Scorsese sobre las películas de Marvel Studios...
–No estoy muy al tanto de lo que dijo Scorsese. Seguramente tendrá un criterio fuerte, pues es un hombre con una gran experiencia, y siempre será bueno escucharlo. Lo que creo al respecto es que todas las historias son válidas en cuanto respeten al espectador. Cuando se nota un trabajo lleno de dedicación, inversión, esfuerzo y enfoque, uno entiende que es bueno que exista todo tipo de cine. Una de las cosas que pretendo defender es la libertad que tienen los espectadores de elegir lo que quieran ver, sin importar su país, su pueblo, su cultura... Que el público sea libre.
–No se trata de una competencia...
–Nadie tiene que venir al cine para eso. De la mano de grandes presupuestos y de algunas empresas de mercadeo, existen grandes inversiones en la publicidad de estas películas que hacen que la lucha sea desproporcionada contra nosotros, la pequeña y mediana industria de Latinoamérica. Cuesta mucho competir con grandes presupuestos de promoción, pero ahí andamos. Por eso tenemos que redoblar esfuerzos para que nuestras historias cada vez sean más atractivas.