Como protesta de la comunidad artística afroamericana, en el 2015 y 2016 el hashtag #OscarsSoWhite se hizo viral en Twitter.
Muchos blancos y pocos afroamericanos habían copado las nominaciones y premios de los reconocimientos de la Academia, por lo que el grito era claro: algo tenía que cambiar y planteaban como medida un boicot de la ceremonia.
Al parecer la presión hizo su efecto, por lo que en los Óscar 2017 se realizó la edición con más nominaciones a artistas afroamericanos de la historia.
Por ejemplo, ese año hubo seis nominados afroamericanos en las cuatro categorías interpretativas, uno en la de mejor director y tres cintas cuyas temáticas giran en torno a la discriminación racial optaron a mejor película.
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Las películas fueron Moonlight, cinta que finalmente terminó ganando el Óscar a mejor película del año, Fences y Hidden Figures.
Además, en esa misma edición, nunca tres candidatas afroamericanas había competido en la misma categoría: Viola Davis, Naomie Harris y Octavia Spencer se midieron en la categoría de mejor actriz de reparto, siendo la primera la ganadora del duelo.
Además, en el 2016 Denzel Washington compitió en la categoría de mejor actor y Ruth Negga en la rama de mejor actriz principal. Pero faltaba más, Mahershala Ali se metió en la lucha como mejor actor de reparto por Moonlight, y ganó, mientras que Barry Jenkins estuvo postulado como mejor actor.
Se trató de una edición histórica, fruto de un esfuerzo de la Academia por mejorar la diversidad con medidas varias, entre ellas aumentar el número de mujeres y miembros de minorías étnicas en sus filas. Por ejemplo, de los 683 nuevos incluidos en el 2016, un 46% fueron mujeres y un 41% personas de color.
Desde ese entonces la presencia afroamericana en los premios es más natural, por lo que el #OscarsSoWhite desapareció sin dejar rastro. Prueba de ello es que Mahershala Ali volvió a ganar el Óscar en el 2018, por su trabajo en Green Book.
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Un golpe en Wakanda.
Además, en el 2018 llegó a los Óscar Pantera Negra y con ella la consolidación de la revolución afroamericana en los Óscar.
La cinta de superhéroes de Marvel, dirigida por Ryan Coogler, sorprendió a todos metiéndose en la lucha de mejor película del año –la primer cinta de superhéroes en lograrlo–, más seis nominaciones adicionales.
Al final, con un elenco mayoritariamente afroamericano, ganó el Óscar a mejor banda sonora, mejor vestuario y mejor diseño de producción, mas su mayor triunfo lo logró seduciendo a la crítica y al público de todo el mundo.
La cinta obtuvo 97% de aprobación en el sitio Rotten Tomatoes y su taquilla mundial registro $1.346 millones. Nunca antes, una cinta dirigida por un director negro, había sido tan exitosa.
Si por la víspera se saca el día, la tendencia no cambiará y los artistas afroamericanos seguirán desfilando firmes, y por montón, en la alfombra roja.