Bien se dice que las road movies transfiguran los viajes geográficos en viajes emocionales. En el caso de Ya veremos, no hay una sola ruta que se traza, pero sí un enrevesado camino que dialoga con los sentimientos de un trío muy particular.
Para entenderlos hay que conocer la historia: como si no hubiese sido suficiente con soportar la separación de sus progenitores, Santi deberá someterse a una urgente operación para no perder la vista. Esta noticia, naturalmente, sacude a su padre y madre con fuerza, así que ambos volverán a compartir sus días ante una serie de deseos que ha hecho el propio Santi, lista que los llevará por diferentes sitios de México en busca de satisfacer al enfermo infante.
Este dramático escenario –permeado de comedia– da pie al filme Ya veremos, producción mexicana estrenada el año pasado en suelo azteca y que llegó a salas costarricenses el pasado jueves, con la flamante etiqueta de ser “para toda la familia”. Mauricio Ochmann y Fernanda Castillo conversaron con Viva sobre sus impresiones del largometraje.
El padre
Uno de los protagonistas de la cinta es una cara familiar: Mauricio Ochmann, estrella de teleseries como El señor de los cielos, Marina, Dame chocolate y con apariciones en filmes como Message in a Bottle, A la mala y, más recientemente, Hazlo como hombre.
Ochmann interpreta a Rodrigo, el padre de Santi. Su historia personal –creció con padres adoptivos y no conoció a sus progenitores– le dio un propio matiz para caracterizar a un hombre complejo y que debe poner prioridades en su vida.
Además, sobre su rol como padre en la vida fuera de la pantalla conversó en exclusiva con Viva.
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–Las comedias románticas parecen resistir el paso del tiempo. Desde el siglo pasado se producen y suelen ser muy bien recibidas. Ahora tenemos el caso de Ya veremos. ¿Por qué cree que ocurre este fenómeno?
–La verdad es que decidí hacer Ya veremos desde que leí el guion y me pareció importante para rescatar los valores de familia y las escalas de prioridades en la vida. Me gustó que no fuera una comedia romántica tipica, sino más un dramedy. Sí tiene ese componente del amorcito por ahí que se podría recuperar, pero es más una historia que va de lo que tiene que vivir una familia que ya está dividida,
–Entonces, ¿cómo cree que se posiciona la película dentro de la industria?
–Me pareció una muy buena propuesta. No sé cómo será dentro de la industria costarricense, pero para el cine mexicano fue algo nuevo. Tengo una anécdota. Un productor me dijo que si le iba bien a la película sería increíble porque podríamos arriesgarnos más a hacer este tipo de producciones. Por suerte fue una película taquillera en el 2018 y ahora compartirla fuera de nuestras fronteras es muy satisfactorio. Además, durante el proceso se hizo una relación entrañable con los amigos. Tuvimos mucha química. Es una película con mucho corazón.
Uno de los temas trascendentales en el filme es el amor a los hijos y usted en “la vida real” es papá. ¿Cómo influyó su rol de padre para construir el personaje?
En todo. A mí me llega Ya veremos después de ser papá de una niña que ahora ya tiene 14 años. La verdad es que durante el proceso pensé en muchas de las vivencias que he tenido con mi hija. Sin duda influyeron muchísimo en mi relación con el personaje que interpreta Nano (Emiliano Aramayo, el niño que encarna a Santi).
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También su historia con su madre adoptiva es muy particular. ¿Esa visión de la niñez también influyó para meterse de lleno en el filme?
Todo influye. Ayuda para construir. Mi vida en torno a la relación con mi hija fue lo que más me ayudó. Es un plano profundo de trabajo y fue muy sutil para trabajar con mis compañeros. Existe un pasado que se debe sentir para que el público sienta que en la pantalla somos una familia que lleva muchos años de estar junta.
–También trabajar con niños siempre da una experiencia particular. ¿Cómo fue establecer una relación entrañable con el niño Emiliano Aramayo?
Pues la química fue inmediata. Siempre he creído que cuando de química se trata pues la relación está o no está. Si no está tienes que fabricarla de tal manera para que el espectador entre, pero en mi caso con Nano fue inmediata. Nos conocimos mientras hablaba con el director y, desde ese instante, empezamos a platicar y ayudó a que creciera la confianza entre nosotros. Creo que parecemos una familia que se conoce desde hace mucho, y eso en buena hora se logró gracias a la disposición que tuvo Nano conmigo.
La madre
Fernanda Castillo dice que algún día le gustaría tener un hijo, pero sabe que no está en sus planes en el corto plazo. Aún así, la pantalla grande y su magia le hicieron transformarse en una madre muy especial, que en México se robó algunos corazones.
En la cinta se le ve divorciada, tratando de lidiar con la enfermedad de su hijo y, sobre todo, tratando de estar en buenos términos con el padre de su retoño.
A Castillo se le conoce por la telenovela El señor de los cielos, la película No manches Frida, por aparecer en ocho episodios de Mujer, casos de la vida real y hacer una aparición en Mujeres asesinas. La pantalla la ha visto vestir muchas pieles, pero asegura que nunca había tenido un papel como este.
Castillo, desde México, también conversó con Viva de su experiencia en el filme, además de otros detalles de su carrera y la evolución del cine mexicano.
–Por el adelanto, se entiende que Ya veremos es una película que puede ser conmovedora y dejar un buen mensaje. En Costa Rica se está recomendando para toda la familia , ¿cree usted que grandes y pequeños deberían ver esta cinta?
–Creo que es una película que habla de recuperar la familia, de conectarse con la familia, de escuchar a los más pequeños también, de ponerle atención a cuántos momentos con la gente que amamos dejamos pasar por estar tan envueltos en las cosas que están alrededor en la vida y el trabajo. Como parte de una familia, ya seamos hijo, papá, hermano, o abuelito, todos podemos identificarnos con esa idea de que de repente perdemos de vista a la gente que más queremos. Eso le pasa a estos papás (en la película) y la enfermedad de Santi hace que –de alguna manera– lo volteen a ver y se volteen a ver ellos mismos.
–Usted tiene una carrera amplia en México, con películas y series, ¿había hecho un papel similar a este?
–He hecho personajes de comedia y con diferentes puntos de vista sobre la vida, pero este fue un personaje que se trata de ser mamá y yo no soy mamá en la vida real, todavía, y ahí estaba la dificultad (del personaje) crear este lazo con Nano, el niño que interpretaba a Santi y que uno pudiera ver cómo era esa familia antes que se separara y tuve que ponerme en el lugar de esa madre de un niño de 11 años que está pasando por un momento tan difícil. Debía creerse que yo era la madre de este niño, un personaje que estaba dispuesta a hacer lo que fuera por su hijo.
–¿Cómo estableció esa conexión sin ser mamá en la vida real?
Al principio observé mucho a las madres que veía a mi alrededor. Cuando eres madre tienes un ojo en lo que estás haciendo y otro mirando alrededor a lo que está pasando y se trata mucho de poner tu energía y atención en esa persona sin estar necesariamente encima de ella. Cuando eres mamá siempre hay una parte de tu atención pensando en dónde estará tu hijo, qué está haciendo y de conectar con él. A la hora de planear esa película con Emiliano creo que logramos una química padrísima. Mauricio (Ochmann) y Emiliano (Aramayo, actor que interpreta a Santi) logramos comunicarnos y divertirnos mucho en escena; yo te puedo decir que se creó este lazo no solo en la película, sino en persona; nos volvimos como familia, dentro y fuera de la película.
–Logró buena química con el hijo ficticio. ¿Cómo le fue con el esposo?
–Mauricio es amigo mío hace 15 años. Hemos hecho teatro, cine y televisión juntos, pero esta fue la primera cosa que protagonizamos juntos. Tenemos un camino recorrido de mucha complicidad y de mucha amistad auténtica. Fue padrísimo compartir con él, creo que es un actor generoso, un compañero divertido, entonces fue padrísimo compartir con él y creo que se nota. No imaginábamos que íbamos a tener esa química a la hora de la pantalla, pero fue bien mágico como tanto cariño, complicidad y ganas de hacer las cosas bien, terminó en un buen resultado. Empiezas la película con ellos separados, pero ese trabajo hace que hacia el final de la película ya quieres que se junten.
–¿Qué recibimiento ha tenido la película en México?
–La estrenamos el año pasado y le fue increíble, fue la película más taquillera en México y con el segundo estreno más vendido de todos los tiempos en el país. Recibimos excelentes comentarios y se estrenó en Estados Unidos también, con muy buenos números. La película ha tenido un recorrido muy bonito y que nos llenó de mucha conexión con la gente. Porque la gente quería una buena historia para ver con toda la familia y que papás e hijos puedan sentirse bien y compenetrados con la historia.
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–¿Qué fue lo más bonito que usted escuchó decir de algún crítico o la misma gente sobre la película?
–De las cosas más bonitas que me dijeron fue cuando actrices que son madres me dijeron 'yo te creo que eres mamá, ‘te creo en esa película’, eso con todo lo quisquillosos que podemos ser los actores con el trabajo ajeno. Me dijeron ‘te creo que es tu hijo’, y eso refleja que tuvimos un buen trabajo en equipo. No queríamos que se luciera uno si no que luciera la historia y que se entendiera la historia de cada uno de los personajes y, en general, no de una persona en particular. Lo mejor de esta película fue compartir con mis compañeros y la familia que se creó en el proceso.
–Ya que esta película la hizo compenetrarse con el papel, ¿piensa en ser mamá? ¿Es un anhelo?
–En algún momento de la vida, sí, seguramente. Es más, el personaje que interpreta mi novio en la película, la nueva pareja de Alejandra, es mi novio en la vida real (Erik Hayser). Entonces fue muy bonito compartir con él esto, el trabajo y ojalá, en un tiempo, podamos gozar de ser padres, también.
–¿Le gustaría asentarse en el cine? ¿Tiene otros proyectos en agenda?
–Empecé teatro este año (en la obra En las buenas y en las malas), este año se estrena una película que hice en Chile, y la verdad es que me gusta mucho. Tengo la suerte de poder llevar mi carrera haciendo cine, teatro y televisión al mismo tiempo. El año pasado estrené tres películas y ahora voy de vuelta al teatro.
–¿Le gusta más actuar para teatro, cine o televisión?
–No, disfruto las tres, muchísimo. Creo que se difruta diferente al ser para diferentes públicos. Una obra de teatro, al ser aquí en la Ciudad de México, pues es difícil que se pueda ver en Costa Rica, ¿no? Pero en cambio una película o la televisión sí pueden viajar. Cada uno es un vehículo para llegar a diferentes personas.
–Volviendo a hablar de Ya veremos, ¿tiene alguna anécdota curiosa de la grabación?
–Hay una secuencia en la que debo esquiar en agua y le tengo pánico al agua, no meto mi cabeza al agua ni cuando me estoy bañando. Esta secuencia la iba a hacer un stunt (doble de acción) y a la hora de la hora decidí aprender, para hacer la escena, y la que sale soy yo. Fue muy padre tener tanto a Emiliano como Mauricio echándome porras porque sabían lo difícil que era para mí hacer esa escena.
–En esta época se está viviendo un boom del cine mexicano, sobre todo por la exposición que han tenido varios directores de allá en los premios Óscar. ¿Cree que se han tendido puentes hacia el público de Estados Unidos o a Hollywood?
–Creo que todos como actores queremos llegar a más público, pero mi sueño no es hacer mejores cosas en Hollywood, sino hacer mejores cosas en donde sea que esté y creo que hay muchísima gente que habla español y me encantaría poder contarles historias a ellos, en mi idioma. No estoy peleada con el inglés, pero está en mi sueño poder seguir actuando hasta el día que me muera.
–En una sola frase, dirigida a los costarricenses, cuénteles por qué deberían ver la película...
–Porque es una película donde se van a reír, van a llorar, se van a conmover y probablemente van a salir del cine con semillitas, para volver a ver a esas personas que amamos, con la idea de no dejarse distraer por las cosas de afuera.