“Hice algunas promesas. Es válido y necesario honrarlas. Le prometí a Gigi que esto lo iba a llevar a su fin, que iba a proteger su integridad como persona y su nombre. Para mí eso es lo más importante que cualquier otra cosa, el resto es un costo, pero eso pasa”, dijo David Barboza, el viudo de Gigi, la tica que quiso contar su historia de vida antes de morir. Él ve el documental sobre su esposa como una promesa cumplida.
A partir de este jueves, varias salas de cine de Costa Rica tienen en su cartelera el documental Gigi , dirigido y producido por la tica Erika Bagnarello .
El largometraje refleja una historia cargada de emotividad y abre a la audiencia la intimidad de una familia que vivió intensamente los últimos días de una madre y esposa amorosa; pero también de una mujer valiente y luchadora que quiso que su relato sirviera para dar aliento a otros.
Gihan Khangi Monge se propuso dejar su enfermedad (cáncer colorrectal) a un lado y vivir la vida al máximo. Después de haber probado muchos tratamientos y de que su padecimiento se complicara, ella decidió dejar que la vida siguiera su ciclo. Tras optar por no recibir más medicinas, cumplió sueños y fue feliz.
Gigi murió en el 2015, tenía 38 años. Hoy, más de dos años después de su fallecimiento, su imagen, sonrisa y mensajes de esperanza nos llegan como un balde de agua fría a muchos para decirnos que morir en paz está bien, que morir dignamente no es malo y que, al contrario de lo que muchos pensamos, la muerte puede ser una oportunidad para vivir mejor.
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El primer sueño. En un principio el objetivo de grabar imágenes sobre su última etapa de vida fue para que su pequeña hija Téa no se olvidara de ella; sin embargo, el sueño fue creciendo y, con la complicidad de la directora, el mensaje de Gigi ahora llega a las masas.
“Nació como una inquietud de simplemente dejarle algo a su hija para que la recordara. Por la edad que tenía Téa en ese momento había muchas probabilidades de que se olvidara de su mamá, eso le quitaba el sueño a Gigi. Me decía: ‘Asegurate de que no se olvide de mí’”, recordó el esposo.
Además de los videos, Gigi usó Facebook para contar su historia. La página Gigi LOL: Living Out Loud/ Viviendo en Voz Alta ponía en contacto a la joven mamá con el mundo y ella contaba cómo era su día a día.
Bagnarello ( Primero de enero y Luces de esperanza ) se enteró de la historia de Gigi y se interesó en ella. Se puso en contacto, se ofreció a ser parte de la lista de pendientes que quería cumplir la protagonista.
El primer acercamiento de Bagnarello a Gigi y su familia fue producto de la curiosidad, pero el tiempo, la propia Gigi, David, Téa y su historia se encargaron de que la realizadora pusiera todo su empeño como artista para llevar el relato a mucha gente en un formato de documental.
“El pilar inicial era Téa, pero conforme fue evolucionando el proyecto, Gigi fue encontrando muchas otras razones y mucho más sentido en lo que estaba haciendo. Quería hablarle a la gente que tiene cáncer, compartir su experiencia para que supieran que no estaba mal, que se valía no recibir tratamiento; además, hablarle a los que somos compañeros que no conocemos el cáncer en nuestra carne y contarnos que es más que una enfermedad. El proyecto fue robusteciéndose en el camino y eso tanto a Téa como a mí, aunque parezca mentira, nos ayuda a tener un poquito más de sentido en la vida”, agregó David.
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Erika propuso, Gigi aceptó. La cineasta se hizo parte de la familia, departió con ellos momentos rudos y también los felices. Con su cámara acompañó a los esposos a citas médicas, a festejos, los entrevistó y hasta jugó con Téa.
“Sentí curiosidad. De repente me involucré porque ella me dejó, terminé aprendiendo muchísimo de ella, era como mi maestra y creo que eso se ve reflejado en el documental. Me metí en un proceso en el que cualquier persona hubiera aprendido cosas, pero para mí lo más importante es que comprendí que la actitud de una persona hace la diferencia ante las situaciones difíciles”, explicó Bagnarello sobre su participación en la intimidad del hogar.
La relación que se desarrolló entre ellos cuatro fue uno de los puntos más importantes para que el documental sucediera con éxito. Hubo momentos extremadamente íntimos en los cuales Erika no quería involucrar a la cámara, pero la propia Gigi le dio luz verde para todo.
“Cuando inicié –tal vez por la misma ingenuidad y por no haber hecho antes algo con estas características –me metí de lleno, me relacioné porque existía esa afinidad a nivel de personalidades. Fue bueno porque se nota la confianza que Gigi y su familia me tenían, pero claro que hubo muchos momentos como directora y productora en los cuales me cuestionaba si tenía que filmar algo o no”, contó Bagnarello.
Un resultado. La película se presentó hace dos semanas en el cine Magaly ante invitados especiales, amigos, personas que fueron parte de la obra, familia y prensa.
La producción trató de que el documental no fuera lacrimógeno. La directora trató de hacer una oda a la esperanza y que los espectadores se sientan identificados con la situación de Gigi y de su familia, sin sentir lástima por ellos.
Hay oportunidad para reír, para sentirse agradecido y también para reflexionar. Gigi deja un mensaje inspirador; una lección de vida que, aunque no era el objetivo principal de Erika, sí llega gracias a la visión de su protagonista.
Bagnarello visitó a la familia al menos dos veces por semana durante un par de meses. Gracias a su cámara, a las entrevistas y a algunas imágenes que se grabaron incluso con un teléfono celular, se abren espacios para conocer cómo y cuándo se tomaron importantes decisiones, así como también existe la oportunidad de conocer a fondo los deseos del corazón de Gigi.
La música es un factor sumamente importante de la película. El músico costarricense Federico Miranda puso su marca en el filme, le dio tintes de sentimentalismo, pero no cayó en la tristeza.
“Pensamos a relacionar la música con la personalidad de ella que era dulce, positiva. No queríamos exagerar en los momentos duros, ni tampoco suavizarlos; solo había que ponerle un acompañamiento”, explicó Miranda.
La mezcla de sonido se hizo en el estudio Skywalker Sound, empresa de Lucasfilm. La realización del documental se logró gracias al trabajo en conjunto con Proartes y del Centro de Cine, así como el apoyo de la Distribuidora Romaly.
Gigi y su historia tocarán corazones, de eso no hay duda. A partir de esta semana el público tiene la oportunidad de ver una buena pieza artística que está cargada de amor y esperanza.
Además, como a Gigi le hubiera gustado, su película apoyará a la Fundación Pro Cuidados Paliativos: la taquilla servirá para apoyar la labor que realiza la fundación.